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Investigación, liderada por estudiante del doctorado en Biotecnología de la PUCV, propone alternativa amigable con el medio ambiente y de costo asequible para pequeños y medianos productores. n innovador proyecto para producir biofertilizantes útiles en condiciones habituales y durante olas de calor, desarrolla la estudiante del doctorado en Biotecnología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), Johanna Cortés. Esta iniciativa forma parte de la investigación que realiza el Grupo de Ecología Microbiana de la Rizosfera, a cargo de la investigadora Carolina Yáñez, del Instituto de Biología de dicha institución. Bajo el nombre de “ThermoGro: formulación y validación de un biofertilizante como estrategia biológica para la adaptación agrícola a eventos de alta temperatura” –realizado en el marco del Concurso de Valorización a la Investigación Universitaria (VIU), de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID)–, el proyecto ofrece una alternativa amigable con el medio ambiente y de costo asequible para ser empleado por pequeños y medianos agricultores. Según explica Johanna Cortés, la principal innovación de ThermoGro radica en que es un biofertilizante de amplio rango y con activación térmica, “lo que quiere decir que no solo puede ser utilizado en las temperaturas estándar de la agricultura, sino también durante las temperaturas elevadas que enfrenta esta actividad, dadas las olas de calor cada vez más frecuentes debido al cambio climático. Es decir, se trata de un producto único, capaz de biofertilizar a altas temperaturas”. CLAVES TÉCNICAS Hoy la agricultura chilena enfrenta diversos desafíos críticos, como el aumento de eventos de calor extremo por el cambio climático y la dependencia de fertilizantes químicos que impactan negativamente el medioambiente, como la eutrofización de fuentes hídricas. “Frente a esto -explica Johanna Cortés- los biofertilizantes aparecen como una solución sostenible, ya que utilizan microorganismos vivos que promueven el crecimiento vegetal. Sin embargo, la mayoría de los biofertilizantes actuales dependen de rizobacterias sensibles a condiciones extremas (altas temperaturas, salinidad, sequía), lo que limita su eficacia frente a los nuevos escenarios agroclimáticos”. Esto se debe a que tanto los fertilizantes químicos como los biofertilizantes que ocupan bacterias convencionales, ven disminuidas o pierden por completo sus propiedades promotoras de crecimiento vegetal (PGP) cuando se exponen a temperaturas mayores a 35°C. Ello genera importantes mermas en la producción, que afectan principalmente a pequeños y medianos agricultores. Para hacer frente a estas limitaciones, ThermoGro propone una tecnología basada en un “consorcio bacteriano”, compuesto tanto de bacterias mesófilas (microorganismos que viven a temperaturas moderadas), como termófilas (que prosperan a temperaturas superiores a los 45°C y se encuentran en fuentes termales y respiraderos hidrotermales). Esta combinación inédita -según explica la líder del proyecto-, promueve el crecimiento vegetal en un amplio rango térmico, lo que se traduce en mejores opciones para enfrentar eventos climáticos críticos, como sequías y olas de calor. Respecto de su uso, Johanna Cortés comenta que ThermoGro es un producto de fácil aplicación, que se puede emplear en distintos momentos del crecimiento. “Así lo hemos comprobado durante nuestros ensayos de laboratorio, donde lo hemos aplicado desde la plántula hasta llegar al fruto, vía riego, una vez al mes”, explica. Otra de las preocupaciones del equipo, radica en que este nuevo fertilizante no sea dañino para la salud humana, y que el consorcio de bacterias que contiene. no vayan a ser patógenos para la planta o para el microambiente que contiene a la planta. Respecto de lo ensayos realizados, hasta el momento ThermoGro se ha aplicado en tomates, pensando que es un cultivo de alta demanda comercial, sobre todo en la región de Valparaíso, “pero esperamos que este biofertilizante también se pueda aplicar a otro tipo de cultivos”, comentó la investigadora doctoral. PRÓXIMOS PASOS Una vez finalizada la etapa de estudio de las distintas bacterias que integrarían el consorcio base para este nuevo biofertilizante, comenzará la fase de ensayos en semillas para determinar cuál de todas las combinaciones resulta más eficiente. Para tales efectos, durante los ensayos en invernadero, se ajustarán las dosis y se simularán olas de calor, para estudiar el comportamiento del producto. Finalmente, se realizarán ensayos de campo, en lo cuales se suministrará el producto en cultivos de tomate. Respecto de los plazos estipulados para escalar la producción y comercializar el biofertilizante en el mercado nacional, Johanna Cortés informó que este objetivo se alcanzaría en aproximadamente dos años. “Sin embargo, esperamos llegar antes a los agricultores locales para realizar pruebas, gracias también al apoyo de la Corporación de Desarrollo Social del Sector Rural (CODESSER), y del programa Transforma Gestión Hídrica de Valparaíso, de CORFO, entidades que nos están apoyando en este sentido”. GALERIA
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Gracias a la genómica y la biotecnología, investigadores descubrieron un gen esencial para generar variedades más resistentes al Orobanche, una de las principales amenazas globales para este cultivo. l Orobanche, conocida como la “plaga silenciosa” del tomate, es una maleza parásita que se adhiere a las raíces de la planta, robándole nutrientes esenciales y generando alto riesgo de daño permanente en los cultivos. De hecho, su presencia causa graves pérdidas agrícolas globales que superan los USD 10.000 millones anuales, afectando especialmente a países mediterráneos y latinoamericanos, incluido Chile. Su peligrosidad para la seguridad alimentaria radica en que es extremadamente difícil de erradicar con métodos convencionales, lo que obliga a los agricultores a asumir altos costos productivos y ambientales para su control. Sin embargo, según un estudio publicado en el medio The Innovation, esta situación podría cambiar en el corto plazo, luego de que se descubriera que un transportador de estrigolactona (SL), denominado SlABCG45, media la defensa de la planta contra el Orobanche, sin afectar el rendimiento del cultivo. Este hallazgo, permitió que el equipo a cargo de la investigación demostrara que la eliminación del gen SlABCG45, confiere al tomate una resistencia duradera y de amplio espectro frente a estas malezas parásitas, sin sacrificar el desarrollo de los frutos y aumentando su rendimiento, aun cuando se encuentren en un campo infestado. Al respecto, el Dr. Miguel Ángel Sánchez, director ejecutivo de ChileBio, enfatiza que esta innovación “representa un avance crucial para la agricultura global y, en particular, para países como Chile, donde el tomate es un cultivo estratégico y vulnerable al impacto de estas malezas”. “Gracias a la biotecnología -añade-, hoy es posible proyectar variedades resistentes que mejoren los rendimientos y reduzcan la dependencia de herbicidas.” A nivel global, estas malezas también afectan a otros cultivos de alto valor como girasoles, papas y legumbres, generando pérdidas millonarias a nivel global. Frente a este escenario de alto riesgo, la identificación del gen SlABCG45 y su potencial uso en programas de mejoramiento genético, representan una alternativa concreta para reducir la dependencia de herbicidas y avanzar hacia prácticas agrícolas más sostenibles. Más aún, en un contexto marcado por el cambio climático y la creciente demanda de alimentos, la edición genética se proyecta como una herramienta estratégica para proteger la producción agrícola, garantizar mayores rendimientos y mejorar los ingresos de los agricultores, al mismo tiempo que contribuye a sistemas productivos más resilientes y respetuosos con el medioambiente.
OTRAS INFORMACIONESAcadémicos de las universidades de Talca y Católica del Maule, advierten que el incremento de temperaturas puede causar la aparición de amenazas desconocidas, y llaman a reforzar el manejo integrado de los cultivos, reduciendo además la dependencia de pesticidas. ebido al cambio climático, nuevas plagas comienzan a propagarse por nuestro territorio donde encuentran condiciones propicias para instalarse y multiplicarse, situación que afecta directamente la labor agrícola y las exportaciones. Así lo explicó el entomólogo y académico de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Talca, Eduardo Fuentes, quien destacó que “estamos experimentando en varias regiones incrementos en las temperaturas. Muchas plagas responden a este cambio aumentando su desarrollo, reproducción y sobrevivencia, por lo que en el futuro el impacto en los cultivos será más importante”. Uno de los casos que más preocupa a los académico es la mosca de alas manchadas (Drosophila suzukii). “Con el cambio climático, muchas especies que antes no eran plagas están comenzando a serlo como, por ejemplo, la mosca Drosophila suzukii, que llegó en 2017 y está causando cada vez más daño, sobre todo en cerezos”, precisó Margarita Correa, académica de la Universidad Católica del Maule. El impacto en el agro de la mosca Drosophila suzukii se da principalmente porque ataca la fruta sana y aumenta los costos de control. Esto implica la urgencia de reforzar el monitoreo en cerezos y otros frutales, junto con la aplicación de programas de capacitación transversal para productores y estudiantes. “El surgimiento de nuevas plagas es permanente y la adaptación debe ser colectiva abarcando el sector agrícola, academia e instituciones. El desafío es que el control sea efectivo y, a la vez, más sustentable”, advierte Eduardo Fuentes. De hecho, la presión que genera la llegada de estos insectos no solo se refleja en el área agrícola, sino también en el ámbito comercial, pues “basta detectar unos pocos individuos en embarques, para que estos no puedan enviarse a ciertos mercados, porque son plagas cuarentenarias y el daño es tremendo, aunque la presencia sea baja”, agrega el académico de la UTalca. Ante este escenario, las universidades están desarrollando propuestas como el, recientemente impartido, curso gratuito “Avances en el Manejo Integrado de Plagas” que se enmarca en el proyecto Anillo de Investigación PIC² (Insectos Plaga y Cambio Climático) y que es financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID). “El curso que dictamos es parte de un proyecto colaborativo de distintas casas de estudio. Analizamos cómo el cambio climático afecta las plagas agrícolas, veterinarias y médicas, y formamos estudiantes para que comprendan el manejo en distintos contextos”, explicó Fuentes. El académico concluye, asimismo, que en este nuevo escenario “hay que adaptar las herramientas a ambientes más cálidos, porque algunas podrían perder eficacia. La idea es avanzar hacia alternativas más sustentables: feromonas, enemigos naturales y productos de origen natural, dejando los insecticidas solo para el mínimo necesario”. GALERÍA
OTRAS INFORMACIONESProyecto busca desarrollar especies adaptadas al cambio climático y a la escasez hídrica en territorios con condiciones de desertificación, como la zona norte del país, lo cual es muy importante para abrir la frontera productiva nacional. n nuevo y trascendental logro científico alcanzaron los expertos del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), al sembrar en la región de Arica y Parinacota, una variedad arroz que resiste las duras y extremadamente áridas condiciones hídricas del desierto chileno. En esta primera etapa del proyecto, los investigadores sembraron variedad de arroz Jaspe FL INIA, adaptado al cambio climático y a la sequía, ya que es de ciclo corto, y puede producirse con hasta 50 % menos de agua, respecto del arroz tradicional que se cultiva en zonas de inundación. Los líderes de esta iniciativa, junto a autoridades de gobierno, realizaron una visita al predio Pampa Concordia del Centro Regional INIA Ururi, ubicado en Arica y Parinacota, para verificar el crecimiento del cultivo sembrado a fines de mayo de 2025, y corroborar en terreno el estado del arte del innovador proyecto en ejecución. El director nacional de INIA, Carlos Furche, expresó durante la actividad que “es un hito muy significativo, porque estamos poniendo en producción la parcela que tiene INIA en Pampa Concordia, y basta mirar alrededor para entender que hacer agricultura en el desierto requiere mucho trabajo, determinación e inversión, lo que el equipo de INIA Ururi ha hecho”. “Además, esto representa un hito importante porque significa poner al servicio del trabajo de investigación y desarrollo todos los recursos que cuenta y dispone INIA, y la inversión hecha aquí no solo acelerará los procesos de investigación y la multiplicación de semillas, sino que también pone la investigación al servicio de los productores. Así mismo, es una señal para la región de que la agricultura en zonas desérticas o áridas, como esta, es una opción que se puede desarrollar, para generar empleo y riqueza, y diversificar la matriz productiva local”, agregó el ejecutivo. La técnica speed breeding que INIA incorporó a sus programas de mejoramiento genético, permite acelerar el proceso de desarrollo de nuevas variedades, validando su resistencia y productividad en condiciones de estrés que, eventualmente, irán prolongándose a la zona altamente agrícola del centro-sur de Chile (según detallan todos los modelos predictivos que analizan el actual cambio climático). En este sentido, la directora regional de INIA Ururi, Marjorie Allende, señaló que “este ensayo confirma el potencial de las zonas extremas como plataformas para la innovación, y las características agroclimáticas de Arica y Parinacota ofrecen condiciones excepcionales para generar conocimiento transferible a otras regiones del país”. Por su parte, el Seremi de Agricultura de Arica y Parinacota, Ernesto Lee, destacó que “contar con un centro en la región es sumamente importante, ya que va avanzando al alero de la política de zona extrema. En este caso, INIA Ururi tiene especial relevancia para estudiar el agua, el suelo y las plagas en la región. Hoy vimos cómo va avanzando el proyecto de construcción del centro que está en etapa de diseño, y que cuenta con los recursos regionales y gubernamentales para su ejecución”. INNOVACIÓN DE PUNTA Los ensayos de Jaspe en Pampa Concordia están bajo dos modalidades: con bioestimulantes a base de hongos endófitos; y con cultivos sin este producto, para así evaluar simultáneamente su desempeño (ambas modalidades usan sistema de riego por goteo y subterráneo) Los especialistas de INIA prevén que en cinco a seis meses se pueda realizar la primera cosecha de arroz en la región limítrofe, un hito agrícola para la región y la agroindustria nacional. Además, en la parcela hay ensayos de 15 líneas avanzadas que son candidatas para el desarrollo de nuevas variedades de cultivos INIA, dentro del Programa de Mejoramiento genético (PMG) de Arroz. Así mismo, en el corto a mediano plazo también se iniciarán ensayos con otros cultivos de gran interés productivo para el país. CULTIVO CLIMÁTICAMENTE INTELIGENTE La variedad de arroz Jaspe FL INIA es de grano largo y blanco, descendiente del cruzamiento tradicional entre germoplasma ruso y nacional. Este destaca por su ahorro de agua y mayor flexibilidad a la hora de la siembra. Ha sido evaluada bajo riego en ausencia de inundación y bajo riego por goteo, obteniendo excelentes rendimientos de hasta 10 t/ha, en Maule y Ñuble. Esto permite que el cultivo ahorre mayor volumen de agua y agroquímicos, permitiendo el uso de suelos no arcillosos e ingresando al sistema de rotación de otros cultivos, tales como maíz, trigo y porotos, entre otros. Además, es la primera variedad que se libera en el marco del Convenio FLAR – Chile, que permite acceder a nuevos germoplasmas y a mayor biodiversidad genética, lo que fortalece la investigación en mejoramiento genético realizado por INIA, a través de su Programa de Mejoramiento Genético de Arroz, liderado por la investigadora Karla Cordero.
OTRAS INFORMACIONESGerenta general de la entidad recordó que 33% de los alimentos producidos en el mundo, se convierten en basura, lo que impacta negativamente en el uso de los recursos naturales, la seguridad nutricional de la población y la salud de todo el planeta. ada vez que un alimento se desecha, no solo se pierde comida, sino que también se desperdicia el agua usada para regarlo, la energía para transportarlo, los recursos para procesarlo y los combustibles para refrigerarlo. En términos ambientales, el desperdicio de alimentos es un problema de contaminación global: según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), genera entre 8 y 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo, principalmente metano y CO2 (ambos vinculados al calentamiento global). Esto resulta extremadamente crítico, si se considera que a nivel global se desperdician cada año se desperdician 1.300 millones de toneladas de alimentos, lo que equivale a un tercio de la producción destinada al consumo de la población. Para contribuir a mitigar el perjuicio social, económico y ambiental de este flagelo, Red de Alimentos se constituyó en 2010 como la primera organización de su tipo en nuestro país. Desde entonces, ha evitado que se envíen a la basura 91 millones de kilos de productos para el consumo humano, lo que equivale a evitar la emisión de 207 mil toneladas de gases de efecto invernadero. Alicia Hidalgo, gerenta general de la Red, recordó que los bancos de alimentos son una alternativa que genera triple impacto: ● Entregan alimentos y productos de aseo e higiene personal a personas en situación de vulnerabilidad, aportando concretamente en la disminución de la inseguridad alimentaria. ● Complementan la canasta básica disminuyendo el gasto en alimentación. ● Contribuyen a contrarrestar los efectos negativos en el cambio climático al disminuir residuos con el consecuente efecto de la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, particularmente el metano. Además de ello, evitan que se pierda el uso de valiosos recursos como lo son el agua y el suelo utilizado para producir dichos productos. “Es fundamental visibilizar que el desperdicio de alimentos tiene consecuencias no solo en el ámbito económico y social, sino también en la amenaza a la sustentabilidad del planeta”, explica Hidalgo. “Además, es un problema de dimensiones, pues consume recursos naturales, genera contaminación y agrava el cambio climático. Por ello, avanzar hacia una mitigación real es una de las medidas más efectivas para disminuir las emisiones de forma rápida y económica, así como también contribuir a otros objetivos de desarrollo sostenible”, enfatiza la ejecutiva. TRABAJO SOLIDARIO Alicia Hidalgo destacó que una de las soluciones escalables y de impacto que ayudan a reducir las alarmantes cifras que generan los desperdicios orgánicos, son los bancos de alimentos. “Gracias al trabajo colaborativo de nuestras 213 empresas socias y de las 549 organizaciones sociales que reciben estos productos, Red de Alimentos ha rescatado 91 millones de kilos de alimentos y más de 20 millones de unidades de artículos de aseo e higiene personal desde 2010”, enfatiza. Pero más allá de estas cifras “el rescate ayuda a combatir la inseguridad alimentaria y mejorar la calidad de vida de miles de personas en situación de vulnerabilidad. Por eso, desde nuestro rol, el llamado es a escalar soluciones colaborativas que permitan construir un país más justo y solidario, al mismo tiempo que se reduce el impacto sobre el planeta”, subraya la ejecutiva.
OTRAS INFORMACIONESMenos superficie cultivable, menor oferta de productos y aumento de precios son algunas de las consecuencias proyectadas, si no se acelera esta transición en los próximos años. n la era de la crisis climática, el aumento poblacional y la desertificación, el uso eficiente del recurso hídrico nos es una prioridad, sino urgencia. De hecho, un análisis reciente del Banco Mundial estima que actualmente 70% del agua dulce en el mundo se utiliza para producir alimentos. Chile no es ajeno a esta situación. Más aún, los estudios recientes demuestran que el consumo hídrico del sector productivo agroalimentario se ubica sobre el promedio mundial, con 73%. Por ende, optimizar el uso del agua mediante estrategias que integren soluciones tecnológicas avanzadas como, por ejemplo, riego tecnificado, monitoreo satelital y una más gestión eficiente de los recursos mediante sensores, entre otras opciones, es fundamental para evitar impactos ambientales y asegurar el abastecimiento futuro. En este punto es importante recordar que los modelos predictivos trazados por FAO concluyen que en 2050 se requerirá al menos un 50 % más de alimentos, lo que hace imprescindible una agricultura más eficiente, productiva, sostenible y capaz de producir más alimentos con menos recursos. Un objetivo que solo puede alcanzarse si todos los protagonistas del sector, incluyendo grandes empresas, entidades estatales, organizaciones gremiales y pequeños productores, aúnan sus esfuerzos para impulsar una auténtica revolución tecnológica. ABRIR MÁS ESPACIOS A LA INNOVACIÓN Para Max Amenábar, gerente de proyectos de Dripsa, empresa especializada en soluciones de riego inteligente, “Disponer de menos espacios para la actividad agrícola provocaría dos consecuencias no deseadas: una menor oferta de alimentos para la población y un aumento significativo de precios de frutas, hortalizas y cereales”. Y sobre este punto, el ejecutivo enfatiza que “Chile enfrenta una sequía que ya dura más de 15 años, y el uso eficiente del agua se vuelve estratégico para la agricultura. En ese contexto, la tecnificación del riego será esencial en un contexto climático ambiental desafiante, y que traerá como consecuencia una disminución de la superficie cultivable”. Con la evidencia disponible, los expertos aseguran que, si no se incrementan rápidamente la tecnificación y la inversión en infraestructura hídrica, algunas zonas del país enfrentarán problemas de abastecimiento en los próximos diez años. Las consecuencias de un escenario en que no se adopten acciones concretas se percibirán en términos económicos, sociales y alimentarios. En este contexto, Amenábar enfatiza que las soluciones de eficiencia hídrica serán pilares en la competitividad de la industria y también para la disponibilidad de alimentos en las próximas décadas. “El riego tecnificado -indica-, será fundamental para la seguridad alimentaria del país, porque permite aplicar exactamente la cantidad de agua que necesita cada cultivo, reduciendo al mínimo las pérdidas por escurrimiento o infiltración, y ayudando a los agricultores a usar el recurso hídrico de forma eficiente”. BENEFICIOS DE LA TECNIFICACIÓN La inversión inicial en riego tecnificado sigue siendo una de las mayores dificultades para los agricultores, especialmente los pequeños y medianos. No obstante, Max Amenábar señala que existen herramientas como la Ley 18.450 de la Comisión Nacional de Riego, que subsidia una parte significativa de estos proyectos. Aun así, el apoyo estatal podría fortalecerse para acelerar la adopción de estas tecnologías y la construcción de obras de mayor envergadura, que beneficien tanto a productores como al país en su conjunto. “Las principales dificultades para implementar riego tecnificado pasan por el alto costo de la tecnología, que no es muy económica, y aunque antes se podía bonificar hasta un 75% del proyecto, hoy el apoyo podría ser mucho mayor; también sería importante que el Estado invirtiera en obras civiles como embalses, y que los privados ofrecieran sistemas de apoyo a través de créditos o convenios”, comenta el ejecutivo. La tecnificación del riego, según estiman desde Dripsa, permite un ahorro de hasta 75% de agua por hectárea –reduciendo el consumo desde cuatro litros por segundo a solo uno o menos–, lo que no solo optimiza el uso del recurso hídrico, sino que también mejora significativamente la calidad y cantidad de la producción agrícola, al entregar con precisión el agua y los nutrientes que cada planta necesita. “Además, esta eficiencia favorece la expansión de la superficie cultivada y libera caudales que pueden destinarse a otros usos productivos o a agricultores que hoy enfrentan restricciones de acceso al agua”, concluye Amenábar.
OTRAS INFORMACIONESEstudio sugiere que aumento de temperatura afectará la calidad y aspectos funcionales de las frambuesas, con mayor efecto en zonas que hoy registran temperaturas altas constantes, como las regiones del centro. os expertos en nutrición, medicina y calidad de vida, coinciden en que las frambuesas son una fuente valiosa de vitaminas, minerales, fibra dietética y compuestos antioxidantes. Sin embargo, al igual que muchos cultivos frutales de nuestro país, podrían verse afectadas por el cambio climático, en particular por el constante aumento de la temperatura. Con esta pregunta en mente, investigadores del Centro Regional de Estudios en Alimentos Saludables (CREAS) asociado a la Pontifica Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), y a la Universidad Austral de Chile, en el marco de un proyecto FONDECYT, evaluaron el impacto del incremento de temperatura en la calidad y propiedades funcionales de la frambuesa (Rubus idaeus L.), variedad Heritage. Para ello, consideraron tanto condiciones de campo, como experimentos en cámaras térmicas, con un alza aproximada de 4 °C. El estudio se titula “Efectos del aumento de la temperatura durante el crecimiento y la maduración del fruto sobre la calidad, las propiedades sensoriales y antioxidantes de la frambuesa (Rubus idaeus L.) cv. Heritage” y fue publicado en la revista científica internacional Foods. PRINCIPALES LÍNEAS DE TRABAJO El trabajo académico analizó cómo las variaciones térmicas derivadas del cambio climático, inciden en atributos específicos de la frambuesa chilena. Esto incluyó aspectos tales como tamaño, textura, contenido de sólidos solubles y presencia de compuestos bioactivos como flavonoides, antocianinas y vitamina C. Para ello se desarrollaron experimentos en dos huertos ubicados en regiones con condiciones agroclimáticas contrastantes en Chile: Casablanca (Región de Valparaíso) y Paillaco (Región de Los Ríos). En ambos sitios se emplearon cámaras que incrementan la temperatura ambiente en aproximadamente 4 °C. Los resultados revelaron que, aunque las frambuesas expuestas a alzas de temperatura alcanzaron un mayor tamaño, presentaron una textura más blanda en comparación con las frutas del control. Además, se observó una disminución en el contenido de sólidos solubles y vitamina C en las muestras sometidas a altas temperaturas, mientras que la acidez titulable no mostró un patrón consistente. Al mismo tiempo, no se identificó un comportamiento claro en cuanto a los niveles de flavonoides y antocianinas. Por otra parte, el análisis sensorial identificó menor uniformidad del color en las frutas de la zona central expuestas al aumento térmico. Por el contrario, otros parámetros sensoriales no se vieron afectados, ni en las variedades de Casablanca, como tampoco en el huerto de la zona sur. CONCLUSIONES REVELADORAS Los autores del estudio estiman que algunos de los cambios detectados, pueden pasar inadvertidos a nivel sensorial por los consumidores, con excepción de ciertos aspectos visuales como la uniformidad del color. Sin embargo, todos los análisis realizados demuestran que el aumento de la temperatura, asociado al cambio climático, podría afectar tanto la calidad, como algunos atributos funcionales de la frambuesa. Resultados que incrementan la necesidad de aplicar acciones inmediatas para tratar de mitigar los efectos de esta contingencia, tanto a nivel de políticas centrales como de acciones sectoriales orientadas a reducir las factores que contribuyen directamente al trastorno ambiental.
OTRAS INFORMACIONESInstituto de Investigaciones Agropecuarias reafirma su misión de mantener y proteger la biodiversidad nacional, posicionándose al mismo tiempo, como referente de la conservación genética adaptable a los desafíos del futuro. n una histórica contribución, el director nacional del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), Carlos Furche, participó en el depósito de semillas provenientes de Chile, Brasil, Georgia, Malasia y Malawi al Banco Mundial de Semillas de Svalbard (Seed Vault). Con esta entrega, ya son 86 las naciones que han aportado semillas a este resguardo internacional, conocido también como la “Bóveda del Fin del Mundo”, reforzando de este modo la seguridad alimentaria y la conservación de la biodiversidad. El Seed Vault, respaldado por el gobierno de Noruega y Crop Trust, es un esfuerzo pionero para proteger la diversidad genética de los cultivos y garantizar su disponibilidad para las generaciones futuras, enfrentando desafíos como el cambio climático, la degradación ambiental y eventuales desastres que puedan causar extinciones masivas de especies a nivel global. En representación de Chile y en su calidad de miembro del Comité Ejecutivo de Crop Trust, el director nacional de INIA, Carlos Furche, participó en la ceremonia de entrega, reafirmando el compromiso de nuestro país con la conservación de los recursos fitogenéticos. En este banco global se encuentran variedades de trigo desarrolladas por INIA y de maíz de Chile, bajo el “Acuerdo de caja negra”, que asegura su uso exclusivo para el país en caso de emergencias agrícolas que amenacen la producción nacional. Tras su visita, la autoridad expresó que “este esfuerzo es un claro ejemplo de cooperación internacional con una visión a largo plazo, que permite resguardar la capacidad de la humanidad para garantizar la alimentación y la biodiversidad”. CONSERVACIÓN FITOGENÉTICA Desde su creación en 1964, INIA Chile ha sido líder en recolección, conservación e investigación de semillas y microorganismos esenciales para la agricultura nacional. Actualmente, la Red de Bancos de Germoplasma de INIA alberga más de 33.000 accesiones de recursos fitogenéticos, que incluyen tanto especies cultivadas como flora nativa. Además, la Colección Chilena de Recursos Genéticos Microbianos resguarda cerca de 5.000 accesiones de microorganismos con potencial agrícola, como biofertilizantes y agentes de control biológico. INIA también ha integrado tecnologías avanzadas de conservación de semillas, como la criopreservación en nitrógeno líquido a -196°C, método crucial para proteger especies clonales y recalcitrantes de alto valor alimentario, como la papa. Luego de su paso por Svalbard, Carlos Furche destacó que “esta experiencia ha sido muy gratificante para entender y valorar aún más nuestra Red de Bancos de Germoplasma, y trazar una ruta de trabajo hacia su expansión”. “Esto nos permitirá, como instituto tecnológico del Ministerio de Agricultura, continuar con el trabajo de conservación de los recursos genéticos y microbianos de nuestro país”, agregó. LA BÓVEDA DEL FIN DEL MUNDO El Seed Vault, se ubica en el archipiélago de Svalbard, Noruega, fue inaugurado en 2008 y alberga más de un millón de muestras de semillas de todo el planeta. En sus instalaciones se resguardan semillas de más de 70 instituciones internacionales, incluidas las de INIA Chile. Este depósito asegura una colección de variedades de trigo desarrolladas por INIA y de maíz, bajo el “Acuerdo de caja negra”, que solo podrán ser utilizadas por Chile en caso de emergencia agrícola. Además de esta contribución, parte de la flora nativa de Chile está protegida en el “Banco de Semillas del Milenio Kew” del Jardín Botánico de Reino Unido. Ello permite avanzar en la conservación de especies endémicas esenciales para la estabilidad ecológica de los ecosistemas nacionales. Las redes globales de bancos de germoplasma, como la de INIA, no solo resguardan el patrimonio genético de Chile, sino que también han ayudado a otros países en la recuperación de cultivos perdidos.
OTRAS NOTICIASAunque este año la carga de fruta es menor en comparación con otras temporadas, este factor podría resultar beneficioso, ya que, permitiría una mayor concentración de aromas y sabores en las uvas. a vendimia es uno de los momentos más especiales en la producción vitivinícola, esto debido a que marca el inicio de un proceso fundamental para la elaboración del vino. Tradicionalmente, esta etapa se extiende hasta finales de abril, aunque en los últimos años la mecanización ha acortado su duración. Aun así, muchas viñas mantienen la cosecha manual. El director del Centro Tecnológico de la Vid y el Vino de la Universidad de Talca, Yerko Moreno, explicó que cada temporada tiene sus particularidades, y la de este año destaca por la ausencia de lluvias hasta el momento, lo que ha contribuido a evitar enfermedades fungosas en los viñedos. Además, subrayó que se espera una vendimia más liviana. “En variedades blancas como Sauvignon Blanc, tenemos muchos viñedos con menos fruta, y en variedades tintas, que todavía no comienzan a cosecharse, salvo algunos casos particulares, también. Entonces, yo estimo que esto se va a traducir en una vendimia de muy buena calidad y con grandes vinos”, especificó el experto. MEJOR CALIDAD DE VINOS Moreno añadió que, si bien, una menor carga de fruta puede significar un impacto en los volúmenes de producción, también puede favorecer una mayor concentración de aromas y sabores en las uvas, lo que podría derivar en vinos de mejor calidad. Se trata de un proceso que marca la culminación de un año de trabajo, el cual comienza con la poda invernal y finaliza con la postcosecha, siendo la vendimia el punto culmine y que impacta, además, en las características del vino. “Cosechar uvas sobremaduras va a producir vinos mucho más alcohólicos con notas a frutas sobremaduras, a pasas, que hace vinos mucho más pesados y desagradables. Cosechar uvas verdes hace que los vinos sean mucho más astringentes, con notas vegetales que tampoco son agradables. Entonces, el momento preciso de cosecha para cada variedad, para obtener el grado de alcohol ideal y la estructura del vino precisa, es un momento clave”, explicó el académico. El especialista de la Universidad de Talca sostuvo que las nuevas tendencias de consumo también están marcando un cambio en la producción vitivinícola y, recalcó, que actualmente los consumidores prefieren vinos con menor grado alcohólico. A esto se suman nuevos desafíos relacionados a la variabilidad climática, que ha obligado a la industria a generar estrategias para enfrentar el estrés hídrico, los golpes de calor, las heladas y las lluvias fuera de temporada. Aun así, de acuerdo con el experto, se proyecta una vendimia positiva, la cual permitirá obtener vinos de gran calidad.
OTRAS NOTICIASNueva Variedad Adaptadaal Cambio ClimáticoMás de 15 años de investigación y desarrollo permitieron el surgimiento de una especie originaria de la Región de O’Higgins, preparada para resistir las inclemencias del tiempo y que además brinda múltiples beneficios nutricionales. l Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) realizó el lanzamiento de una nueva variedad de quínoa denominada “Mauka”. Este hito, que se realizó en el Centro Experimental INIA Hidango, ubicado en la comuna de Litueche, marca un importante avance en la investigación agroalimentaria y en el fortalecimiento de la agricultura en Chile. La quínoa Mauka es fruto de más de 15 años de trabajo desarrollado por el Programa de Mejoramiento Genético de Quínoa de INIA, con la participación de profesionales de INIA Intihuasi, INIA Rayentué, INIA Quilamapu e INIA Carillanca. El proyecto se originó a partir de una accesión recolectada en la comuna de Paredones, de la Región de O’Higgins, y refleja un profundo respeto por la biodiversidad local y los conocimientos tradicionales. RESPUESTA A DESAFÍOS CLIMÁTICOS La nueva especie destaca por su adaptabilidad a las condiciones de secano, un rendimiento promedio de 2.000 kg/ha, y su resistencia a enfermedades como el mildiú (Peronospora variabilis). Para las autoridades de INIA este lanzamiento es un hito muy importante, porque está en el contexto de los 60 años de la institución y representa, asimismo, una entrega de tecnología directa a los agricultores. Otra característica especial de esta experiencia, radica en que el desarrollo de la se concretó a partir del levantamiento de las necesidades específicas de los productores locales, quienes entregaron a INIA sus semillas de quínoa para que los profesionales de la institución la mejoraran y lograran una mayor adaptación a las nuevas condiciones climáticas. Esto implica que en el mediano plazo se espera poder entregar semillas a todos los productores de la zona, y que este cultivo mejorado pueda masificarse en la zona de agricultura de secano de la región de O’Higgins, desde donde es originario”. BENEFICIOS NUTRICIONALES Y CULTURALES Por su parte, el Seremi de Agricultura de O’Higgins, Cristian Silva, manifestó que el desarrollo de esta nueva variedad beneficia a los productores del secano costero de la región, pues “se adecua a las condiciones climáticas, además de ser un superalimento que nos permite poder alimentar (mejor) a nuestra región y el país”. La quínoa, reconocida como un superalimento a nivel global, posee destacadas características nutricionales que la convierten en un aliado esencial para la seguridad alimentaria. Es rica en proteínas de alto valor biológico, fibra, antioxidantes y minerales como zinc, cobre y hierro, esenciales para una dieta equilibrada. Asimismo, su bajo índice glicémico y su versatilidad en la cocina, la posicionan como un producto ideal tanto para consumidores locales como para mercados internacionales, que buscan alternativas saludables y sostenibles. Al respecto, el Dr. Félix Estrada, investigador a cargo del programa, destacó durante su presentación que “Mauka no solo es una respuesta a las demandas de los agricultores por variedades más productivas y resistentes, sino también una herramienta clave frente al cambio climático”. “Este logro es fruto de la recolección de semillas en Paredones y del trabajo sistemático en mejoramiento genético, para maximizar su potencial en los sistemas de secano”, añadió el experto. El Dr. Estrada también puntualizó que “esta es una variedad del ecotipo costa, la cual se diferencia de otros ecotipos andinos en la respuesta de la floración al fotoperíodo de días largos, como los presentes en primavera/verano de nuestro país”. “Además -agregó-, destaca su composición nutricional, especialmente el contenido de proteínas totales, zinc, cobre y su concentración de ácido oleico, haciendo que la relación omega 6/omega 3 sea alta". La actividad de presentación también permitió realizar una entrega simbólica de semillas a representantes de las comunas involucradas, como un gesto de reconocimiento a los pequeños agricultores que han mantenido vivo el cultivo de la quínoa en la región. Posteriormente se realizó una degustación de preparaciones elaboradas con distintas variedades de quínoa, destacando el valor agregado que este cultivo puede ofrecer a los mercados locales y globales. Durante los próximos meses, el equipo del PMG de Quínoa de INIA estará dedicado a multiplicar la semilla y generar un plan de entrega a quienes soliciten Mauka, con la correspondiente recomendación del manejo agronómico de la variedad.
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