na atractiva solución biotecnológica para revalorizar los desechos de la industria vitivinícola, propone el proyecto liderado por el estudiante del doctorado en Ciencias de la Ingeniería con mención en Ingeniería Bioquímica de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), Fabián Otálora. La investigación, realizada en el marco del Concurso de Valorización a la Investigación Universitaria (VIU), financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), plantea convertir residuos como orujo y lías, en materia prima base para otras industrias. MICROORGANISMOS BENÉFICOS La solución propuesta por Otárola consiste en un utilizar un microorganismo específico conocido como Clostridium kluyveri (bacteria no patógena capaz de unir moléculas para formar estructuras más grandes), para impulsar cambios químicos en los materiales de desecho. De este modo se logra una transformación que revaloriza los productos desechados, reduciendo su impacto en el medioambiente y contribuyendo a la consolidación de un importante polo de economía circular regional, que también podría replicarse en otras zonas vitivinícolas del país. Al respecto, Fabián Otárola comenta que este bioproceso permite tomar moléculas de bajo valor agregado, como acetato y etanol, y a partir de ellas obtener moléculas de alto valor agregado y con estructuras de carbono más complejas, como butirato, caproato y caprilato, todas susceptibles de ser utilizadas en otros procesos industriales. “Su principal característica -explica- es que tienen densidad energética más alta, por lo que pueden utilizarse como precursores de biocombustibles, pero también tienen otras cualidades de interés para la industria de los plásticos, cosméticos y alimentación animal, entre otros sectores estratégicos”. El joven investigador de la PUCV también enfatiza que este producto final es una mezcla líquida de ácidos grasos de cadena media, que puede ser de utilidad para diversas industrias, pues constituye una plataforma a partir de la cual se pueden extraer compuestos como C4, C6 o C8 (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas formadas por cadenas complejas de carbono), que pueden cumplir los requerimientos específicos de materias primas para diversas industrias. APORTE DECISIVO PARA LA VITIVINICULTURA Valparaíso es la cuarta región en producción de vino en Chile, y genera más de 27 mil toneladas anuales de residuos vitivinícolas, que incluyen orujo (residuo sólido generado a partir del prensado de las uvas, compuesto por pieles, pulpa, semillas y tallos) y lías (materia sólida que queda en la barrica después de la fermentación, formada principalmente por las levaduras muertas). Si bien este residuo es rico en etanol, ácidos orgánicos y micronutrientes, sólo se aprovecha entre 20 y 25% del mismo (principalmente gracias a iniciativas de algunas viñas y centros especializados como CREAS), mientras que el resto se subutiliza o simplemente se desecha. Esto no solo representa una carga ambiental negativa para el ecosistema y el incremento en las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también es una oportunidad perdida de revalorización circular, debilidades que este este proyecto busca corregir. Objetivo doblemente valioso si se considera que nuestro país depende en más de 95% de la importaciones para abastecer su demanda de ácidos grasos de cadena media, los cuales provienen en su mayoría de aceite de palma que se trae desde el sudeste asiático y que a partir de este proyecto, podrían generarse mediante este bioproceso. Esta dependencia del mercado internacional, genera un riesgo económico y, simultáneamente una alta carga contaminante, ya que para producir esta materia prima se deforestan amplias zonas de países como Malasia e Indonesia, perjudicando la flora y fauna nativas. “El tercer problema que hemos identificado es que estos ácidos grasos son traídos a Chile y se usan tal como llegan. En contraparte, nuestro proyecto ofrece a la industria chilena acceso a una tecnología que permite utilizar los ácidos grasos presentes en los desechos vitivinícolas, y ponerlos en valor”, puntualiza Fabián Otárola. “De este modo -añade-, en lugar de importar, proponemos aprovechar los residuos orgánicos para elaborar un producto de alto valor que incluso podría exportarse a su vez. Esto se traduce en menos costo, menos impacto ambiental y más ganancias, pues se reutilizan residuos de las industrias. Todo, en el marco de una auténtica economía circular”. Si bien esta investigación está centrada en los desechos de la industria vitivinícola, también permitiría tratar residuos orgánicos de distintas fuentes, en especial los provenientes de la industria alimentaria, para revalorizarlos. En tal sentido, el autor del proyecto explicó que eventualmente podrían trabajar con materia prima proveniente de casinos escolares, cervecerías e industrias pisqueras, entre otras opciones. GALERIAOTRAS INFORMACIONES
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Investigación, liderada por estudiante del doctorado en Biotecnología de la PUCV, propone alternativa amigable con el medio ambiente y de costo asequible para pequeños y medianos productores. n innovador proyecto para producir biofertilizantes útiles en condiciones habituales y durante olas de calor, desarrolla la estudiante del doctorado en Biotecnología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), Johanna Cortés. Esta iniciativa forma parte de la investigación que realiza el Grupo de Ecología Microbiana de la Rizosfera, a cargo de la investigadora Carolina Yáñez, del Instituto de Biología de dicha institución. Bajo el nombre de “ThermoGro: formulación y validación de un biofertilizante como estrategia biológica para la adaptación agrícola a eventos de alta temperatura” –realizado en el marco del Concurso de Valorización a la Investigación Universitaria (VIU), de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID)–, el proyecto ofrece una alternativa amigable con el medio ambiente y de costo asequible para ser empleado por pequeños y medianos agricultores. Según explica Johanna Cortés, la principal innovación de ThermoGro radica en que es un biofertilizante de amplio rango y con activación térmica, “lo que quiere decir que no solo puede ser utilizado en las temperaturas estándar de la agricultura, sino también durante las temperaturas elevadas que enfrenta esta actividad, dadas las olas de calor cada vez más frecuentes debido al cambio climático. Es decir, se trata de un producto único, capaz de biofertilizar a altas temperaturas”. CLAVES TÉCNICAS Hoy la agricultura chilena enfrenta diversos desafíos críticos, como el aumento de eventos de calor extremo por el cambio climático y la dependencia de fertilizantes químicos que impactan negativamente el medioambiente, como la eutrofización de fuentes hídricas. “Frente a esto -explica Johanna Cortés- los biofertilizantes aparecen como una solución sostenible, ya que utilizan microorganismos vivos que promueven el crecimiento vegetal. Sin embargo, la mayoría de los biofertilizantes actuales dependen de rizobacterias sensibles a condiciones extremas (altas temperaturas, salinidad, sequía), lo que limita su eficacia frente a los nuevos escenarios agroclimáticos”. Esto se debe a que tanto los fertilizantes químicos como los biofertilizantes que ocupan bacterias convencionales, ven disminuidas o pierden por completo sus propiedades promotoras de crecimiento vegetal (PGP) cuando se exponen a temperaturas mayores a 35°C. Ello genera importantes mermas en la producción, que afectan principalmente a pequeños y medianos agricultores. Para hacer frente a estas limitaciones, ThermoGro propone una tecnología basada en un “consorcio bacteriano”, compuesto tanto de bacterias mesófilas (microorganismos que viven a temperaturas moderadas), como termófilas (que prosperan a temperaturas superiores a los 45°C y se encuentran en fuentes termales y respiraderos hidrotermales). Esta combinación inédita -según explica la líder del proyecto-, promueve el crecimiento vegetal en un amplio rango térmico, lo que se traduce en mejores opciones para enfrentar eventos climáticos críticos, como sequías y olas de calor. Respecto de su uso, Johanna Cortés comenta que ThermoGro es un producto de fácil aplicación, que se puede emplear en distintos momentos del crecimiento. “Así lo hemos comprobado durante nuestros ensayos de laboratorio, donde lo hemos aplicado desde la plántula hasta llegar al fruto, vía riego, una vez al mes”, explica. Otra de las preocupaciones del equipo, radica en que este nuevo fertilizante no sea dañino para la salud humana, y que el consorcio de bacterias que contiene. no vayan a ser patógenos para la planta o para el microambiente que contiene a la planta. Respecto de lo ensayos realizados, hasta el momento ThermoGro se ha aplicado en tomates, pensando que es un cultivo de alta demanda comercial, sobre todo en la región de Valparaíso, “pero esperamos que este biofertilizante también se pueda aplicar a otro tipo de cultivos”, comentó la investigadora doctoral. PRÓXIMOS PASOS Una vez finalizada la etapa de estudio de las distintas bacterias que integrarían el consorcio base para este nuevo biofertilizante, comenzará la fase de ensayos en semillas para determinar cuál de todas las combinaciones resulta más eficiente. Para tales efectos, durante los ensayos en invernadero, se ajustarán las dosis y se simularán olas de calor, para estudiar el comportamiento del producto. Finalmente, se realizarán ensayos de campo, en lo cuales se suministrará el producto en cultivos de tomate. Respecto de los plazos estipulados para escalar la producción y comercializar el biofertilizante en el mercado nacional, Johanna Cortés informó que este objetivo se alcanzaría en aproximadamente dos años. “Sin embargo, esperamos llegar antes a los agricultores locales para realizar pruebas, gracias también al apoyo de la Corporación de Desarrollo Social del Sector Rural (CODESSER), y del programa Transforma Gestión Hídrica de Valparaíso, de CORFO, entidades que nos están apoyando en este sentido”. GALERIA
OTRAS INFORMACIONESProyecto busca desarrollar especies adaptadas al cambio climático y a la escasez hídrica en territorios con condiciones de desertificación, como la zona norte del país, lo cual es muy importante para abrir la frontera productiva nacional. n nuevo y trascendental logro científico alcanzaron los expertos del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), al sembrar en la región de Arica y Parinacota, una variedad arroz que resiste las duras y extremadamente áridas condiciones hídricas del desierto chileno. En esta primera etapa del proyecto, los investigadores sembraron variedad de arroz Jaspe FL INIA, adaptado al cambio climático y a la sequía, ya que es de ciclo corto, y puede producirse con hasta 50 % menos de agua, respecto del arroz tradicional que se cultiva en zonas de inundación. Los líderes de esta iniciativa, junto a autoridades de gobierno, realizaron una visita al predio Pampa Concordia del Centro Regional INIA Ururi, ubicado en Arica y Parinacota, para verificar el crecimiento del cultivo sembrado a fines de mayo de 2025, y corroborar en terreno el estado del arte del innovador proyecto en ejecución. El director nacional de INIA, Carlos Furche, expresó durante la actividad que “es un hito muy significativo, porque estamos poniendo en producción la parcela que tiene INIA en Pampa Concordia, y basta mirar alrededor para entender que hacer agricultura en el desierto requiere mucho trabajo, determinación e inversión, lo que el equipo de INIA Ururi ha hecho”. “Además, esto representa un hito importante porque significa poner al servicio del trabajo de investigación y desarrollo todos los recursos que cuenta y dispone INIA, y la inversión hecha aquí no solo acelerará los procesos de investigación y la multiplicación de semillas, sino que también pone la investigación al servicio de los productores. Así mismo, es una señal para la región de que la agricultura en zonas desérticas o áridas, como esta, es una opción que se puede desarrollar, para generar empleo y riqueza, y diversificar la matriz productiva local”, agregó el ejecutivo. La técnica speed breeding que INIA incorporó a sus programas de mejoramiento genético, permite acelerar el proceso de desarrollo de nuevas variedades, validando su resistencia y productividad en condiciones de estrés que, eventualmente, irán prolongándose a la zona altamente agrícola del centro-sur de Chile (según detallan todos los modelos predictivos que analizan el actual cambio climático). En este sentido, la directora regional de INIA Ururi, Marjorie Allende, señaló que “este ensayo confirma el potencial de las zonas extremas como plataformas para la innovación, y las características agroclimáticas de Arica y Parinacota ofrecen condiciones excepcionales para generar conocimiento transferible a otras regiones del país”. Por su parte, el Seremi de Agricultura de Arica y Parinacota, Ernesto Lee, destacó que “contar con un centro en la región es sumamente importante, ya que va avanzando al alero de la política de zona extrema. En este caso, INIA Ururi tiene especial relevancia para estudiar el agua, el suelo y las plagas en la región. Hoy vimos cómo va avanzando el proyecto de construcción del centro que está en etapa de diseño, y que cuenta con los recursos regionales y gubernamentales para su ejecución”. INNOVACIÓN DE PUNTA Los ensayos de Jaspe en Pampa Concordia están bajo dos modalidades: con bioestimulantes a base de hongos endófitos; y con cultivos sin este producto, para así evaluar simultáneamente su desempeño (ambas modalidades usan sistema de riego por goteo y subterráneo) Los especialistas de INIA prevén que en cinco a seis meses se pueda realizar la primera cosecha de arroz en la región limítrofe, un hito agrícola para la región y la agroindustria nacional. Además, en la parcela hay ensayos de 15 líneas avanzadas que son candidatas para el desarrollo de nuevas variedades de cultivos INIA, dentro del Programa de Mejoramiento genético (PMG) de Arroz. Así mismo, en el corto a mediano plazo también se iniciarán ensayos con otros cultivos de gran interés productivo para el país. CULTIVO CLIMÁTICAMENTE INTELIGENTE La variedad de arroz Jaspe FL INIA es de grano largo y blanco, descendiente del cruzamiento tradicional entre germoplasma ruso y nacional. Este destaca por su ahorro de agua y mayor flexibilidad a la hora de la siembra. Ha sido evaluada bajo riego en ausencia de inundación y bajo riego por goteo, obteniendo excelentes rendimientos de hasta 10 t/ha, en Maule y Ñuble. Esto permite que el cultivo ahorre mayor volumen de agua y agroquímicos, permitiendo el uso de suelos no arcillosos e ingresando al sistema de rotación de otros cultivos, tales como maíz, trigo y porotos, entre otros. Además, es la primera variedad que se libera en el marco del Convenio FLAR – Chile, que permite acceder a nuevos germoplasmas y a mayor biodiversidad genética, lo que fortalece la investigación en mejoramiento genético realizado por INIA, a través de su Programa de Mejoramiento Genético de Arroz, liderado por la investigadora Karla Cordero.
OTRAS INFORMACIONESOrganizaciones y entidades participantes en iniciativa que busca implementar sistemas de packaging más sostenibles, mostraron las iniciativas desarrolladas hasta la fecha, y detallaron los pasos necesarios para poner en marcha en el corto plazo, una estrategia de recolección y valorización de plásticos compostables. l desarrollo de envases y embalajes más sostenibles, que contribuyan a reducir el severo impacto ambiental provocado por la acumulación de plásticos desechables en los ecosistemas, es uno de los objetivos más importantes y ambiciosos que se ha trazado la industria nacional e internacional. Dentro de ese contexto, el martes 1 de julio se realizó el sexto Taller del III Acuerdo de Producción Limpia (APL), oportunidad en que las empresas participantes mostraron los avances realizados y acordaron los próximos pasos para implementar un plan piloto de recolección y valorización de plásticos compostables. Este taller permitió avanzar en la definición del piloto, recogiendo propuestas concretas y alineando expectativas entre los actores clave de la cadena de compostaje. La jornada comenzó con la exposición de Sara Contreras, consultora de CyV Medioambiente, quien presentó los principales aspectos del acuerdo, incluyendo sus metas, objetivos y alcance, así como el estado de avance de las actividades comprometidas por las empresas. También se revisó la programación de la primera fase del APL y los requerimientos mínimos para el ingreso de residuos plásticos compostables al proceso de compostaje. Uno de los puntos centrales fue la Meta N°4, que busca implementar un piloto que involucre a toda la cadena de valor. En dicho contexto, la representante de CyV presentó los datos preliminares del piloto y los requerimientos para su diseño. “Es clave que este piloto se construya desde la experiencia práctica de quienes están operando hoy el compostaje. Esta instancia nos permite escuchar propuestas concretas y sentar las bases de un piloto robusto y replicable”, manifestó durante su presentación. A continuación, los representantes de las demás empresas vinculadas al compostaje compartieron sus respectivas propuestas para el desarrollo del plan piloto. Camila Cabrera e Iván Urzúa, de Ecomaule, propusieron utilizar sus pilas y maquinaria para iniciar el proceso en octubre, trabajando con un mayor volumen de residuos, para facilitar la identificación de los plásticos compostables durante el proceso. A su vez, Nicolás Romero de Zerocorp, compartió los parámetros fisicoquímicos que se deben considerar en los lodos y en la mezcla de compostaje, junto con una propuesta de ensayo en una pila estática aireada a nivel piloto. Desde Ecología en tu Barrio, Hugo Muñoz presentó una propuesta basada en la incorporación de compostaje in situ mediante equipos compostadores modulares, complementada con acompañamiento técnico a través de consultoría especializada. Finalmente, Juan Lazcano de Armony, propuso coordinar la recolección de residuos con locales establecidos y realizar una caracterización detallada de los mismos, para identificar cuáles están autorizados o no, y evaluar el nivel de contaminación presente.
OTRAS NOTICIASProyecto de la PUCV optimizará el cultivo de estos microorganismos, para elaborar nuevos alimentos, fármacos y cosméticos, así como para purificar aguas residuales, entre otros usos. n innovador proyecto que utiliza modelos matemáticos tradicionales junto a técnicas de Inteligencia Artificial (IA), para mejorar la productividad en el cultivo de microalgas, desarrolla actualmente la Escuela de Ingeniería Bioquímica de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV). La iniciativa, liderada por el profesor Carlos Martínez, doctor en Ciencias Ambientales de la Universidad de La Sorbonne, Francia; y magister en Ciencias de la Ingeniería con mención en Modelación Matemática, de la Universidad de La Frontera, Temuco, se denomina “Mejora de modelos dinámicos de sistemas de cultivo de microalgas con aprendizaje autónomo”, y corresponde a un proyecto Fondecyt de Iniciación, cuyo principal objetivo es la digitalización de los bioprocesos. Según explica el Dr. Martínez, este trabajo implica establecer modelos matemáticos de microalgas que tengan alta fidelidad, y puedan representar de manera muy precisa su crecimiento. “La idea -detalla el académico- es que el computador pueda tomar decisiones con base en el estado del cultivo, gracias al modelo matemático que le vamos a introducir. La principal innovación tiene relación con el hecho de combinar modelación matemática clásica con métodos de aprendizaje automático”. De este modo, a partir de la información obtenida por sensores que miden el oxígeno disuelto, el dióxido de carbono, la temperatura, el PH y la intensidad luminosa –entre otras variables–, el modelo matemático podrá predecir los distintos escenarios que enfrentarían los cultivos de microalgas, facilitando así la toma de decisiones para controlar el buen estado de la productividad dentro del reactor. “Esta tecnología es útil para cualquier industria que se interese en la producción de microalgas, pues estas tienen muchos usos y aplicaciones como, por ejemplo, en la elaboración de alimentos, tanto para humanos como para animales. De hecho, no es extraño encontrar en una farmacia suplementos alimenticios a base de microalgas como clorella vulgaris o spirulina”, detalla el Dr. Martínez. “También se utilizan en la producción de cosméticos y biocombustibles, donde tal vez no han tenido tanto éxito debido a la baja productividad. Por ello, justamente contar con modelos matemáticos precisos nos podría ayudar a diseñar estrategias de cultivo que puedan aumentar esa productividad”, agrega el académico del Escuela de Ingeniería Bioquímica y del doctorado en Ingeniería Bioquímica de la PUCV. INDUSTRIA 4.0 El proyecto liderado por el doctor Martínez consta de dos etapas. La primera, actualmente en curso, se enfoca en la recolección de datos necesarios para entrenar el modelo. La segunda, en tanto, consiste en el entrenamiento de modelos propiamente tal, con el objetivo de tener un producto funcional dentro de dos años. Esta iniciativa apunta a la digitalización de los bioprocesos, palabra clave dentro del actual desarrollo de la “Industria del 4.0”, y que se basa en la integración de tecnologías digitales inteligentes en los procesos industriales y productivos. La Industria 4.0 implica, entre otras variables, la interconexión de dispositivos, automatización, análisis de grandes cantidades de datos y uso de Inteligencia Artificial, especialmente generativa, para crear fábricas inteligentes y cadenas de suministro más eficientes. En este contexto, el proyecto Fondecyt que lidera el académico de la PUCV, pretende hacer modelos matemáticos que puedan representar de manera muy precisa el crecimiento de microalgas, pensando en escalarlos a corto plazo a la industria, para aportar en la digitalización de sus bioprocesos. “Estas técnicas de modelación híbrida que combinan modelos clásicos con aprendizaje automático sirven para cualquier bioproceso. Durante esta investigación vamos a implementarlas en microalgas, pero la idea es extrapolar a otros bioprocesos. De hecho, nos acabamos de adjudicar un proyecto interdisciplinario interno de la PUCV en el que vamos a usar técnicas de modelación similares, pero en levaduras, para la producción de proteínas recombinantes”, indicó el académico.
OTRAS INFORMACIONESIniciativa, desarrollada junto a ChilePan y apoyada por la Dirección de Gestión Tecnológica de la Vicerrectoría de Investigación, Innovación y Creación, propone incorporar este nutriente esencial al pan tradicional. l Centro de Estudios en Ciencia y Tecnología de los Alimentos (CECTA) de la Universidad de Santiago (Usach), puso en marcha una avanzada investigación aplicada, que promete revolucionar a la industria panadera. Se trata del proyecto FONDEF IDeA I+D “Obtención de una cepa de levadura sobre productora de ergosterol para su uso en la producción de pan suplementado con vitamina D”. Dicha iniciativa, liderada el Dr. Eduardo Kessi-Pérez, investigador de CECTA, cuenta con la participación de la Asociación de Panaderías y Pastelerías de Chile (ChilePan) y, además, es apoyada en su ejecución por la Vicerrectoría de Investigación, Innovación y Creación (Vriic) de la Usach, a través de su Dirección de Gestión Tecnológica. Según explica el Dr. Kessi-Pérez, esta investigación surge de la necesidad de abordar la deficiencia de vitamina D, que afecta a más de la mitad de la población en el país. Dicho problema de salud pública motivó al Estado a modificar el Reglamento Sanitario de los Alimentos (RSA), promoviendo la fortificación de la leche blanca y la harina, cuya entrada en vigencia se aplazó hasta 2026. Dado el alto consumo de pan a nivel nacional, el equipo de investigación de CECTA propuso innovar en su valor nutricional, con el objetivo de aportar a la salud de quienes lo consumen. En tal sentido, el líder del equipo investigador puntualiza que la idea es “desarrollar una levadura panadera sobre productora de ergosterol, que luego se transforme en vitamina D para obtener un pan suplementado y, eventualmente, comercializable”. RESULTADOS AUSPICIOSOS El proyecto comenzó en mayo de 2024, y durante su primera fase superó todas las expectativas iniciales. Por ejemplo, a nivel de laboratorio se obtuvieron levaduras que producen entre 30 % y 90 % más de ergosterol respecto a una levadura comercial. Actualmente, el equipo de investigación trabaja en la conversión de este ergosterol a vitamina D. El objetivo de la siguiente etapa es “elaborar pan suplementado con vitamina D y asegurar que organolépticamente sea muy similar en sabor, aroma y textura, al pan producido con levadura comercial”, enfatiza el Dr. Kessi-Pérez. Asimismo, al término de la investigación, se espera alcanzar un nivel de madurez tecnológica de TRL 5, validando la levadura en un entorno real, junto a los productores panaderos de ChilePan. “Esperamos que el pan suplementado tenga un contenido de vitamina D similar al de otros alimentos suplementados que están en el mercado, como algunos cereales y lácteos”, explica el Dr. Kessi-Pérez. INNOVACIÓN REVOLUCIONARIA Desde ChilePan valoran esta colaboración con CECTA, destacando su potencial para conectar al sector panadero con la comunidad científica. Según explica Pedro Jofré Meza, representante del gremio, la iniciativa aborda “uno de los mayores dolores de la industria panadera tradicional; transformar el pan en un producto saludable, y un vehículo de salud que pueda ser percibido como tal por la población”. En tal sentido, Jofré enfatiza que su consumo en Chile ha evolucionado en los últimos años, hacia productos más integrales y saludables, “lo que se ve reflejado en una mayor conciencia de los consumidores por una alimentación equilibrada”. Por ende, considera que para los productores “es fundamental incorporar mejores técnicas, procesos, ingredientes y nuevas variedades del producto final, para así posicionar al pan como un producto que no solo alimenta, sino que también contribuye a la salud”. Del mismo modo, Jofré destaca que la participación de ChilePan en el proyecto permite transformar al gremio en un agente articulador más relevante e “impulsor de iniciativas innovadoras de desarrollo tecnológico, que apuntan a que la industria fluya hacia un estatus más moderno y en sintonía con las tendencias actuales de hábitos de consumo más saludables”. Todo ello con el objetivo de aportar significativamente a la alimentación, salud y calidad de vida integral de todas las personas.
OTRAS INFORMACIONESRemodelación de la Unidad Experimental de Peces (UEP) y primer aniversario del Consorcio Aqua Biotechnology marcan los nuevos hitos de este Centro, que busca liderar el desarrollo de innovadoras soluciones para la acuicultura chilena. l Centro Biotecnológico Acuícola (CBA) de la Universidad de Santiago, Usach, presentó oficialmente las instalaciones remodeladas de la Unidad Experimental de Peces (UEP) y celebró el primer aniversario del Consorcio Aqua Biotechnology. Ambas iniciativas fueron cofinanciadas por Corfo y reciben el apoyo de la Vicerrectoría de Investigación, Innovación y Creación, a través de su Dirección de Gestión Tecnológica. Durante la jornada el Dr. Alberto Monsalve, director del CBA, destacó la trayectoria de investigación y desarrollo de la institución, recordando que sus orígenes se remontan a 2006 cuando se formó un grupo de investigadores liderados por el Dr. Eugenio Spencer y el Dr. Claudio Acuña, con el objetivo de generar propuestas de innovación en acuicultura. Tras la crisis del virus ISA que afectó al sector, el Centro fortaleció su labor en I+D, lo que le ha permitido impulsar exitosos proyectos como ICTIO Biotech y el reciente Consorcio Aqua Biotechnology, subsidiado por Corfo, “que permite a la Usach mantener su posición de liderazgo en soluciones para la industria acuícola”. MODERNIZACIÓN DE INFRAESTRUCTURA Como parte de sus metas en I+D, el grupo de investigación del CBA presentó, en una visita guiada, las nuevas dependencias de la Unidad Experimental de Peces, cofinanciada por Corfo. Estas se encuentran distribuidas entre los edificios REMS y la Facultad de Química y Biología. El Dr. Claudio Acuña, subrayó que la inversión efectuada incide en el fortalecimiento del quehacer investigativo, tanto de los investigadores principales como de estudiantes de postgrado y pregrado. “Asimismo, esta mejora repercute positivamente en la calidad de la formación de los profesionales, así como en el impacto y alcance de futuras investigaciones”, enfatizó. Entre los beneficios de la remodelación, está la reducción del consumo de agua en 90%, además de un significativo ahorro energético, lo que contribuye a una operación más sostenible. CONSORCIO AQUA BIOTECHNOLOGY Otro hito del encuentro lo marcó la exposición de los avances del Consorcio Aqua Biotechnology (Centro Traslacional de Acuicultura), inaugurado en mayo de 2024. Este promueve la colaboración público-privada entre la Universidad de Santiago, ICTIO Biotechnologies, Corfo e instituciones co-ejecutoras. Alicia Lucero, gerenta general del Consorcio, abordó sus principales retos en materia técnica, difusión, vinculación con el medio y formación de capital humano, destacando la conformación de un equipo científico experto, que privilegia la equidad de género. Por su parte, Víctor Lazo, gerente técnico, puso énfasis en las capacidades instaladas y en los proyectos previstos hasta 2028. “La inversión realizada fortalece el desarrollo científico y el compromiso de nuestra institución con la generación de conocimiento para resolver problemáticas relevantes al servicio del sector productivo”, señaló. VALORAN AVANCES En la oportunidad Macarena Aljaro, directora de Programas y Consorcios Tecnológicos de Corfo, enfatizó la relevancia que tiene para esta Corporación subsidiar proyectos como el Consorcio Aqua. “Para el Estado y Corfo, invertir en este tipo de iniciativas es adelantarse e invitar a la industria a ser líderes en áreas como el desarrollo tecnológico en salud acuícola, atendiendo, además, la importancia que tiene este sector a nivel nacional”, comentó. También puntualizó que “las mejoras logradas en la infraestructura de la UEP son muy positivas”, y agregó que “permiten simular de mejor modo cuáles son las condiciones del medio, para poder probar y tener las reacciones que son adecuadas en los estudios que se van a llevar a cabo”.
OTRAS INFORMACIONESMediante aplicación de procesos enzimáticos, filtración por membranas, ultrasonidos y nanotecnología, se espera producir nuevos alimentos, biofármacos, nutracéuticos y biogás. n fuerte impulso a la modernización de la industria láctea en Chile está propiciando la Escuela de Alimentos de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV). Esto, mediante un proyecto que integra distintas tecnologías para procesar la leche descremada, aprovechando casi la totalidad de la materia prima y generando un mínimo de residuos. La iniciativa apunta a elaborar, a partir de suero nativo –no tratado químicamente y obtenido de la leche descremada–, alimentos o subproductos lácteos, además de nutracéuticos. Asimismo, busca obtener principios activos empleados en biofármacos que traten enfermedades como el colesterol alto, la hipertensión o diabetes. A su vez, el remanente (es decir, los azúcares más pequeños), podrían ser usados en la generación de biocombustible. Este proyecto, a cargo del académico y jefe de Investigación de la Escuela de Ingeniería de Alimentos y miembro del comité académico del Doctorado en Ciencias Agroalimentarias de la PUCV, Andrés Córdova, es financiado a través de un Fondecyt Regular adjudicado en 2024. Enmarcado en el concepto de biorrefinería de sistemas agroalimentarios, el proyecto busca “focalizar la producción para obtener cero residuos a través del aprovechamiento integral de todos los componentes que están presentes en una matriz agroalimentaria”, explica Córdova. “Así, en lugar de mantener la relación lineal de una materia prima igual a un solo producto, buscamos que a partir de esa misma materia prima, se obtengan diversos productos con diferentes usos”, agrega el académico. DISTINTOS PROCESOS Actualmente, en Chile por cada 1 kilo de queso que se produce, se generan 9 kilos de suero que, tras ser tratado y desmineralizado, se valoriza de distintas maneras. Ésa es la forma clásica de hacerlo, pero no genera productos de mayor valor económico. “Sin embargo, la industria moderna, sobre todo la europea, está focalizada en fraccionar los componentes que están presentes en una matriz antes de su uso”, explica el investigador. “En el caso de la leche -agrega-, es posible separar sus proteínas antes de procesarla y se obtiene un suero puro, sin sales y sin químicos, denominado suero nativo, que es el mejor punto de partida para obtener productos de valor agregado para su uso en fórmulas maternizadas, ingredientes o suplementos alimentarios para deportistas, entre otros”. Córdova, añade que se trata de una importante innovación que apunta a implementar tecnologías que se suelen emplear en forma separada. “Estamos tratando de integrar simultáneamente más de una tecnología, algo que se conoce como intensificación del proceso. Esto se traduce en diseñar equipos y plantas procesadoras de menor tamaño”, especifica. “La premisa -añade- es realizar más con menos. Esto tiene una implicancia importante para la sustentabilidad de los procesos, porque significa que hay que ocupar menos volúmenes de agua, menos cantidad de energía, menos cantidad de solventes y menos tiempo”. “Nuestra propuesta en este proyecto es que tomemos ese suero nativo y vayamos separándolo en distintas fracciones, conforme a la composición química que tiene”, enfatiza. La novedad que propone la investigación de la PUCV radica en la utilización de sistemas de separación avanzados, que incluyen biotecnología enzimática, tecnología de membranas, ultrasonidos y nanotecnología”. BIOECONOMÍA CIRCULAR El proyecto que lidera la Escuela de Alimentos de la PUCV, también está comprometido con la sustentabilidad y apunta a utilizar gran parte de la materia prima para diferentes usos, minimizando los residuos. De este modo, se espera que al término del proceso de biorrefinería propuesto, se genere un material no utilizado (básicamente azúcares pequeños o mono y disacáridos, tales como lactosa y glucosa), también pueda utilizarse para otros fines. “La idea es tomar ese remanente para evaluar si es posible generar biogás y con ello producir parte de la electricidad necesaria para que funcione el proceso, autoalimentándose”, explica Andrés Córdova. Otros productos que podrían obtenerse son biogás o nuevos tipos de biofertilizante, aunque ello dependerá de las propiedades de fermentación que se logren con cada uno de los microorganismos evaluados. “Todo es un sistema de bioeconomía circular”, detalla el académico. Esta investigación cuenta con la participación de académicos de la Escuela de Ingeniería Bioquímica y la Escuela de Agronomía de la PUCV, además de científicos de universidades de Canadá, Brasil e Italia.
OTRAS INFORMACIONESAjustes en componentes claves de los pulverizadores, permiten reducir hasta en 40% el uso de estos productos, mejorando la eficiencia de los cultivos de cítricos y reduciendo el impacto ambiental global del sector agroalimentario. n gran éxito ha alcanzado el proyecto implementado por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), para optimizar el uso de agroquímicos en el campo chileno. Esta iniciativa se tradujo en importantes ajustes en la carga de productos aplicada a los cultivos, lo cual contribuye a optimizar costos y a reducir la contaminación y los riesgos de intoxicación. Al mismo tiempo, constituye un paso importante para cumplir el compromiso adquirido por Chile en 2010 por Chile, ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), de reducir en 50% el uso de plaguicidas. El proyecto, conocido como “Plataforma interactiva para el desarrollo de mejoras en el control de plagas en cultivo de cítricos a través de la pulverización hidroneumática”, es apoyado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) y Frutas de Chile a través de su Comité de Cítricos. Esta iniciativa, que contempla una inversión total de $173 millones, representa un avance importante en la búsqueda de nuevos conocimientos, además de estar alineada con los desafíos climáticos y ambientales actuales. Además, constituye un avance importante en la búsqueda de nuevos conocimientos, alineándose simultáneamente con los desafíos climáticos y ambientales actuales. BENEFICIOS TRASCENDENTALES El proyecto de INIA tiene como objetivo optimizar el uso de plaguicidas en los cultivos de cítricos, mejorando su eficacia en el control de plagas. Para ello incluye el desarrollo de una plataforma digital, que será alojada en el sitio "MIP Citrus" del Comité de Cítricos de Chile. Esta herramienta permitirá ajustar los parámetros operativos de los pulverizadores, considerando factores como volumen de vegetación, condiciones atmosféricas y calidad del agua, entre otros. Dicha tecnología permitirá ingresar y obtener respuestas sobre variables clave tales como: • Especie vegetal y dosis de mezcla por cada 1.000 m³ de vegetación. • Dimensiones del cultivo y volumen de aplicación. • Características del cultivo (densidad foliar, dimensiones de las plantas y tipo de plaga). • Ajustes técnicos necesarios (número de boquillas, presión de trabajo y velocidad de avance). También incorporará recomendaciones basadas en las condiciones atmosféricas y características del agua (dureza, salinidad y pH), factores críticos que afectan la eficacia de control de plagas y enfermedades desde la región de O’Higgins hacia el norte del país. Este enfoque se inspira en el éxito de la plataforma DosaCitric y CitrusVol, desarrolladas en España por la Universidad Politécnica de Valencia y el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), respectivamente. Ambas, durante más de una década, han demostrado ser eficaces para reducir el uso de plaguicidas, aumentar la eficacia en el control de plagas y disminuir los costos y riesgos asociados al mal uso de estos productos. Los beneficiarios de esta iniciativa son productores y socios del Comité de Cítricos de Chile, que abarcan principalmente desde la región de Coquimbo hasta la región de O’Higgins. El programa también está diseñado para beneficiar a asesores, técnicos y agricultores no asociados al Comité, promoviendo prácticas agrícolas sostenibles y eficientes en todo el sector cítrico. Para ello, el proyecto contempla jornadas de capacitación, ensayos en campo y la creación de manuales de regulación e inspección de pulverizadores. DEMOSTRACIÓN EXITOSA Como parte de las actividades de difusión del proyecto, cinco fabricantes de equipos de pulverización agrícola con tecnologías avanzadas se reunieron en el huerto de cítricos de la empresa SFC Comercial, dedicada a la exportación de frutas, para hacer una demostración práctica. La actividad, liderada por Patricio Abarca, investigador del INIA y Emilio Gil, catedrático de la Universidad Politécnica de Cataluña, experto en inspección y regulación de pulverizadores agrícolas, mostró cómo se puede reducir hasta en 40% el uso de plaguicidas, mediante el ajuste de parámetros claves, como boquillas, presión y velocidad. Todo ello, sin comprometer la eficacia y eficiencia del proceso de aplicación, en cultivos hoy abarcan aproximadamente 24 mil hectáreas y representan el 85% de las exportaciones nacionales. Durante la jornada, se utilizaron papeles hidrosensibles para evaluar el cubrimiento y la calidad de la pulverización en los árboles, demostrando que ajustes simples pueden mejorar la cobertura y minimizar el impacto ambiental. “Menos deriva, menos contaminación y menos costos para el agricultor”, destacó Emilio Gil, quien también subrayó la importancia de la formación técnica para maximizar el potencial de las máquinas. El catedrático catalán también enfatizó la necesidad de implementar en Chile normativas similares a las europeas para regular y optimizar el uso de fitosanitarios, al tiempo que destacó el desafío del relevo generacional en la agricultura. “Necesitamos que los jóvenes vean este sector como un campo de innovación, con tecnología de punta y oportunidades reales”, aseguró.
OTRAS NOTICIASAtlas Mundial de esta enfermedad no transmisible, concluyó nuestro país ha experimentado un aumento significativo en la prevalencia de sobrepeso derivado de malos hábitos de vida y alimentación, crisis sanitaria que se acentuará aún más en el corto a mediano plazo. a reciente edición del estudio World Obesity Atlas encendió múltiples alarmas de salud público, al plantear que cerca de la mitad de la población chilena (42%), padece algún grado de obesidad. De hecho, el informe también asegura que en la actualidad 83 % de los adultos chilenos tiene un Índice de Masa Corporal (IMC) alto, lo que se traduce en severos efectos para la salud integral de las personas. El informe, basado en datos de diversas instituciones internacionales, advierte que para fines de la presente década, más de 14,06 millones de chilenos tendrán un IMC elevado. Esto incrementará el riesgo de padecer diversas enfermedades no transmisibles (ENT) como diabetes tipo 2, accidentes cerebro vasculares, enfermedades isquémicas del corazón e, incluso, ciertos tipos de cáncer. DIAGNÓSTICO SOMBRÍO El estudio también enfatiza que, desde 2000 se ha observado una tendencia creciente en la prevalencia del sobrepeso y la obesidad. Peor aún, las proyecciones indican que este problema se agravará en la próxima década y que Chile podría llegar a ser el país más obeso del mundo. En el caso de los hombres, la cantidad de personas con IMC superior a 25 kg/m² aumentará, de 2,7 millones en 2010 a 3,6 millones en 2030; mientras que en las mujeres, esta cifra pasará de 2,1 millones a 2,8 millones en el mismo período. A su vez, en términos de obesidad severa (IMC superior a 35 kg/m²), el número de afectados casi se triplicará en 20 años. Al respecto, el Atlas Mundial de Obesidad afirma que 2010 había 300 mil hombres y 770 mil mujeres en esta condición; pero se espera que en 2030 la cifra ascienda a un millón de hombres, y dos millones de mujeres. Las proyecciones a 2050 son aún más críticas, pues todas los modelos estadísticos apuntan a que en esa fecha el 88% de los mayores de 25 años será obeso. La investigación también afirma que, en la misma fecha, 59% de los niños chilenos de 5 a 14 años, y 61% de los jóvenes de entre 15 a 24 años, padecerán sobrepeso marcado. Es decir, más del 90% de la población nacional tendrá una calidad de vida muy deteriorada, padecerá altísimo riesgo de padecer enfermedades no transmisibles por culpa del sedentarismo y la mala alimentación, y además estará severamente expuesto a sufrir muerte prematura por infartos, diabetes, ACV y cánceres. Según explica Magdalena Wetzel, Jefa de Política e Incidencia de la Federación Mundial de la Obesidad, el principal factor que incide en esta condición es la amplia oferta de comida rápida que existe en el mercado nacional. “Hay más oferta de productos ultraprocesados, que siguen siendo más baratos y fácilmente accesibles, que de alimentos saludables”, enfatiza. La directiva también recalcó que Chile lidera el consumo de bebidas azucaradas en Sudamérica, lo cual contribuye directamente a incrementar el porcentaje de grasa corporal y obesidad. IMPACTO PARA LA SALUD El sobrepeso y la obesidad no solo aumentan el riesgo de padecer enfermedades crónicas, sino que también generan un impacto considerable en la carga de morbilidad del sistema de salud nacional. En tal sentido, según cifras del ministerio de Salud, solo durante 2021 hubo 3.572 muertes prematuras vinculadas a IMC elevado, y se estima que alrededor de 200.000 personas sufren deterioro de salud debido a enfermedades asociadas. Además, entre 30% y el 40% de los adultos chilenos presentan alto niveles de sedentarismo y falta de actividad física, lo que agrava aún más el problema. Por ende, los expertos hacen un llamado urgente a incrementar la actividad física, así como también a mejorar los hábitos de alimentación. Esto implica reducir al mínimo, e idealmente eliminar, el consumo de productos ultraprocesados y alcohol, así como también de alimentos y bebidas que contengan exceso de azúcares añadidos, grasas saturadas, sodio y calorías. A su vez, es esencial preferir alimentos frescos, naturales y que tengan menos componentes sintéticos. Todo ello contribuirá a reducir los índices de grasa corporal, la obesidad y el riesgo de padecer enfermedades no transmisibles, lo que aumentará la calidad y expectativa de vida de las futuras generaciones.
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