Atlas Mundial de esta enfermedad no transmisible, concluyó nuestro país ha experimentado un aumento significativo en la prevalencia de sobrepeso derivado de malos hábitos de vida y alimentación, crisis sanitaria que se acentuará aún más en el corto a mediano plazo. ![]() a reciente edición del estudio World Obesity Atlas encendió múltiples alarmas de salud público, al plantear que cerca de la mitad de la población chilena (42%), padece algún grado de obesidad. De hecho, el informe también asegura que en la actualidad 83 % de los adultos chilenos tiene un Índice de Masa Corporal (IMC) alto, lo que se traduce en severos efectos para la salud integral de las personas. El informe, basado en datos de diversas instituciones internacionales, advierte que para fines de la presente década, más de 14,06 millones de chilenos tendrán un IMC elevado. Esto incrementará el riesgo de padecer diversas enfermedades no transmisibles (ENT) como diabetes tipo 2, accidentes cerebro vasculares, enfermedades isquémicas del corazón e, incluso, ciertos tipos de cáncer. DIAGNÓSTICO SOMBRÍO El estudio también enfatiza que, desde 2000 se ha observado una tendencia creciente en la prevalencia del sobrepeso y la obesidad. Peor aún, las proyecciones indican que este problema se agravará en la próxima década y que Chile podría llegar a ser el país más obeso del mundo. En el caso de los hombres, la cantidad de personas con IMC superior a 25 kg/m² aumentará, de 2,7 millones en 2010 a 3,6 millones en 2030; mientras que en las mujeres, esta cifra pasará de 2,1 millones a 2,8 millones en el mismo período. A su vez, en términos de obesidad severa (IMC superior a 35 kg/m²), el número de afectados casi se triplicará en 20 años. Al respecto, el Atlas Mundial de Obesidad afirma que 2010 había 300 mil hombres y 770 mil mujeres en esta condición; pero se espera que en 2030 la cifra ascienda a un millón de hombres, y dos millones de mujeres. Las proyecciones a 2050 son aún más críticas, pues todas los modelos estadísticos apuntan a que en esa fecha el 88% de los mayores de 25 años será obeso. La investigación también afirma que, en la misma fecha, 59% de los niños chilenos de 5 a 14 años, y 61% de los jóvenes de entre 15 a 24 años, padecerán sobrepeso marcado. Es decir, más del 90% de la población nacional tendrá una calidad de vida muy deteriorada, padecerá altísimo riesgo de padecer enfermedades no transmisibles por culpa del sedentarismo y la mala alimentación, y además estará severamente expuesto a sufrir muerte prematura por infartos, diabetes, ACV y cánceres. Según explica Magdalena Wetzel, Jefa de Política e Incidencia de la Federación Mundial de la Obesidad, el principal factor que incide en esta condición es la amplia oferta de comida rápida que existe en el mercado nacional. “Hay más oferta de productos ultraprocesados, que siguen siendo más baratos y fácilmente accesibles, que de alimentos saludables”, enfatiza. La directiva también recalcó que Chile lidera el consumo de bebidas azucaradas en Sudamérica, lo cual contribuye directamente a incrementar el porcentaje de grasa corporal y obesidad. IMPACTO PARA LA SALUD El sobrepeso y la obesidad no solo aumentan el riesgo de padecer enfermedades crónicas, sino que también generan un impacto considerable en la carga de morbilidad del sistema de salud nacional. En tal sentido, según cifras del ministerio de Salud, solo durante 2021 hubo 3.572 muertes prematuras vinculadas a IMC elevado, y se estima que alrededor de 200.000 personas sufren deterioro de salud debido a enfermedades asociadas. Además, entre 30% y el 40% de los adultos chilenos presentan alto niveles de sedentarismo y falta de actividad física, lo que agrava aún más el problema. Por ende, los expertos hacen un llamado urgente a incrementar la actividad física, así como también a mejorar los hábitos de alimentación. Esto implica reducir al mínimo, e idealmente eliminar, el consumo de productos ultraprocesados y alcohol, así como también de alimentos y bebidas que contengan exceso de azúcares añadidos, grasas saturadas, sodio y calorías. A su vez, es esencial preferir alimentos frescos, naturales y que tengan menos componentes sintéticos. Todo ello contribuirá a reducir los índices de grasa corporal, la obesidad y el riesgo de padecer enfermedades no transmisibles, lo que aumentará la calidad y expectativa de vida de las futuras generaciones.
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