“Debemos Cumplir la Misión,de Evolucionar Haciauna Nueva Institucionalidad”Entrevista publicada en edición impresa número 135 / junio de 2022 El directivo, que cuenta con más de 13 años de experiencia en el sector, asume con entusiasmo el desafío de convertir a la Agencia Chilena para la Inocuidad y Calidad Alimentaria “en algo más que una comisión asesora presidencial”. ![]() onfianza, convicción y compromiso permanente con la inocuidad y calidad de los alimentos, son los principales atributos que destacan en el Secretario Ejecutivo de la Agencia Chilena para la Inocuidad y Calidad Alimentaria, ACHIPIA, Diego Varela Maino. Un profesional de amplia experiencia en el sector y dentro de la propia la institución, que asumió su cargo en 2022, en reemplazo de Nuri Grass, y conoce a fondo las distintas variables que interactúan en este complejo escenario. Además, se declara “plenamente entusiasmado” para impulsar los cambios que ayuden a profundizar y perfeccionar el trabajo de la agencia. Esfuerzo que hoy se focaliza hacia la necesidad de trabajar todos los temas con mirada transversal, coordinando e incluyendo a todos los diferentes sectores protagónicos, e impulsando el trabajo informativo en terreno hacia todos los rincones del país. En entrevista exclusiva con Revista Indualimentos, Diego Varela abordó los principales ejes que delinearán su gestión, destacando como primer objetivo la necesidad de “dejar el capullo para evolucionar y posicionar a ACHIPIA en un nuevo sitial institucional”. - ¿Qué significa liderar un trabajo tan delicado, complejo y especializado como el que conlleva este cargo de secretario ejecutivo de ACHIPIA? Desde el punto de vista de mi carrera es uno de los desafíos más importantes que me ha tocado asumir, junto con ser elegido vicepresidente del Codex mundial (ver recuadro), así que lo tomo con mucha humildad y convicción, porque me siento preparado y porque lideraré a un equipo consolidado en lo técnico y en su relación con todos los actores del sistema alimentario nacional. Además, lo tomo con mucho entusiasmo, porque este un gobierno que se define de cambios, y que viene a reformar y a formular nuevas ideas y propuestas que es necesario hacer. - ¿Dentro de este nuevo escenario cuáles son, actualmente, los principales desafíos que debe enfrentar ACHIPIA, en el marco de impulsar una mayor inocuidad y calidad alimentaria para nuestro país? ¿Son nuevos o pendientes? Lo primero que hay que dejar en claro es que ACHIPIA es una comisión asesora presidencial, creada en 2005 con un propósito: evaluar la institucionalidad en materia de inocuidad y calidad alimentaria y hacer propuestas para su mejora, en base a cierto diagnóstico. Ese mandato está todavía vigente. Estamos en 2022 y seguimos siendo una comisión asesora presidencial que tiene que proponer una institucionalidad. Ese es un primer gran desafío pendiente, porque se ha construido a lo largo de todos esos años una confianza técnica y un reconocimiento público-político de nuestro rol. Sin embargo, nuestro mandato es dejar de ser comisión asesora presidencial y proponer la nueva institucionalidad, y eso también forma parte de los actuales desafíos transformadores. Está también el diagnóstico señalado de que nuestro sistema alimentario debe transitar hacia uno más moderno y sostenible. Esa modernización está por supuesto compuesta de una serie de innovaciones, cambios, reestructuraciones y repensamientos del sistema alimentario. Por ello, tener una institucionalidad coordinadora de un sistema nacional de inocuidad y calidad alimentaria que no aborde las miradas sólo desde un punto de vista sectorial, sino como un todo, en forma coordinada y buscando las sinergias, también forma parte de esos cambios necesarios para la transformación de nuestro sistema alimentario. Y es algo en lo que personalmente tengo propuesto enfocarme. Porque hacia allá apunta la institucionalización de nuestra gestión. Pero también tenemos como gran desafío la publicación de la nueva política nacional de inocuidad y calidad de los alimentos, y eso es algo que también nos está mandatado. Tuvimos una primera política publicada en 2009, y que tenía como horizonte de duración hasta 2015, por lo que estamos al debe en publicar, con firma presidencial, un documento que logre consenso técnico y político sobre cómo en Chile debemos abordar y mapear la hoja de ruta necesaria para el trabajo en inocuidad y calidad alimentaria. - ¿Cómo marchan actualmente los pasos de esa hoja de ruta? Vamos bien, estamos trabajando transversalmente y de manera coordinada con todos los actores del sistema, incluyendo al sector público, privado y académico, para tenerla lista lo antes posible. - ¿Es complejo amalgamar la opinión de todos estos distintos actores? Crear grandes consensos siempre es difícil. Es mucho más fácil trabajar de manera no inclusiva, pero lo que necesitamos ahora cada vez más, es incluir distintas miradas, para que los acuerdos que pretendemos alcanzar sean realmente transversales. Es más sencillo, por supuesto, trabajar de manera individualista, pero no es lo que se necesita. Hoy se requieren grandes consensos. Hay diferencias, por supuesto, pero todas se han ido conversando satisfactoriamente, por lo que pronto esperamos tener un documento que logre incorporar las visiones de todos los organismos competentes en la materia, así como las visiones de la industria, de la academia y de los consumidores, sobre la inocuidad y calidad de los alimentos. - ¿Y eso implica modificar la estructura de ACHIPIA o incorporar nuevos profesionales y equipos? Hay muchas opciones que involucran cambios profundos, y otros no tan profundos, pero hay que evaluar el entorno para ver cuál es la mejor propuesta. Y es una decisión que se va a tomar en conjunto con el consejo directivo (compuesto por los subsecretarios de agricultura, salud, economía, pesca, relaciones económicas internacionales y secretaría general de la presidencia). Ese consejo ya aprobó que se evalúen los posibles cambios que se deben aplicar para modificar la institucionalización de ACHIPIA. - ¿El actual contexto de emergencia sanitaria y de estrés hídrico-climático implica una mayor presión o dificultad para alcanzar los objetivos planteados? Llevo 13 años en el ámbito de la inocuidad y calidad de los alimentos, y siempre hay algo que está presionando o cambiando las reglas del juego. Cuando ya se pensaba que estaba todo cubierto y que se habían escrito todas las medidas y protocolos necesarios para evitar que los alimentos estén contaminados por algún peligro físico, químico o biológico, siempre surge un nuevo peligro emergente o un factor que cambia la dinámica. Entonces, siempre hay que estar evaluando el contexto e ir adaptándose a él. Hoy hay muchas crisis que afectan la dinámica de los sistemas alimentarios y todas tienen una forma diferente de impactar la forma cómo se producen y comercializan alimentos, así como la capacidad para asegurar que sean seguros e inocuos. Por ende, hay que estar siempre preparados para adaptarse a todas esas circunstancias. - ¿Y cómo se han ido preparando para adaptarse a los cambios propios de un entorno tan variable, incierto y dinámico? ¿ACHIPIA está hoy preparada para enfrentar ágilmente esas circunstancias? Una de nuestras grandes contribuciones, para enfrentar este entorno, es generar conocimiento en base a ciencia para la toma de decisiones, porque no somos gestores de riesgo. Somos comunicadores, y para eso hoy estamos desarrollando y potenciando nuestra capacidad para evaluar riesgos, que se basa en habilidades de corte científico-académico para determinar, a base de solicitudes específicas, cuál es el riesgo de un determinado contaminante o enfermedad. Eso lo hacemos a solicitud y de manera constante, y para ello hemos desarrollado la capacidad y pretendemos institucionalizarla, una vez dejemos de ser sólo una comisión asesora presidencial, para que así el sistema pueda tomar mejores decisiones a base de esa evidencia. Y eso responde a nuestra lógica de aplicar el método científico. Es decir, leer el entorno, hacerse preguntas, probar e ir proponiendo distintas hipótesis. - ¿Y cuáles son los principales riesgos que hoy identifican en el entorno? Es una lista muy larga, aunque podemos citar el cambio climático; la inflación (porque cuando se ajusta el precio de los alimentos nuestra relación con ellos cambia y se buscan sistemas alternativos más baratos que conllevan el riesgo de introducir nuevos peligros); el cambio en los patrones de consumo por diversos factores; el valor de la energía, etc. Podríamos organizar un seminario sobre este tema y no alcanzaríamos a enumerar todos los riesgos. Pero la principal conclusión es que estamos llegando a un momento en que nos damos cuenta de que nuestro sistema alimentario no está a la altura y eso es cada vez más evidente. Necesitamos un sistema alimentario sostenible en sus tres pilares: económico, social y medio ambiental. Y para eso necesitamos una serie de cambios en la forma cómo nos relacionamos con los alimentos. Y todos esos cambios pueden influir en la dinámica de su producción, lo cual también modifica las tareas a realizar para que esos alimentos sigan siendo seguros. Algo que se debe hacer constantemente y se puede hacer mucho mejor, si se hace de manera coordinada. Y para eso se requiere concretar la institucionalización de una agencia coordinadora capaz de convocar a la mesa y de comunicar un enfoque coordinado entre todos los actores, para estar a la altura de los cambios que hay que hacer. - ¿Sienten que hemos avanzado efectivamente hacia un escenario de mayor eficiencia, en términos de asegurar adecuados estándares de inocuidad alimentaria a nivel nacional? ¿Marchamos a la par con el resto del mundo en la materia? El trabajo nunca termina, pero si no se hace bien resulta evidente, como ocurre en países donde las noticas sobre brotes de ETA son constantes, y que no es el caso de Chile. Hoy en nuestro país estamos preparándonos para escenarios futuros, pero de manera general el sector productivo está muy consciente de la calidad e inocuidad de los alimentos, y trabaja para que las personas estén sanas y protegidas. De hecho, no existe una agencia como ACHIPIA en otras países de América Latina y el Caribe. El trabajo que hacemos en evaluación de riesgo es observado desde la región con mucho interés, porque es de vanguardia y además requiere recursos y convicción política respecto de la efectividad del abordaje científico de los problemas de calidad e inocuidad alimentaria. Además, el abordaje coordinado es una experiencia poco común en el mundo, y que ha sido citada en distintas publicaciones especializadas de FAO, OMS, Banco Mundial y OCDE. Por supuesto, tenemos cosas que mejorar y continuamos aprendiendo de lo que se hace en otros países de ingresos altos. Tenemos convenios de cooperación internacional en sintonía con las metodologías y los abordajes que se hacen en otras latitudes, como Estados Unidos o la Unión Europea, pero sin duda hoy estamos más avanzados que varios otros países de América Latina y el Caribe. - ¿Podemos considerarnos entonces un referente en la región? Con mucha humildad podríamos decir que sí, que podemos considerarnos un referente en la región y por ello muchas veces compartimos nuestra experiencia, como agencia, con los países que así nos lo solicitan, en el marco de la cooperación existente dentro del Cono Sur. - ¿La industria alimentaria nacional se acopla de manera apropiada a este esfuerzo? Sí, de manera general el sector productivo es cada vez más consciente de la necesidad de producir alimentos inocuos y seguros. Tuvimos, por ejemplo, la reciente semana de la inocuidad alimentaria y en ella resaltamos el hecho de que vamos a trabajar con todos los actores y de todos los tamaños, con énfasis especial en la agricultura familiar campesina, la agricultura de pequeña escala, la pesca artesanal y la apicultura, entre otros, que eran los más atrasados tradicionalmente. Pero cuando estuvimos con ellos nos llevamos la grata sorpresa de que, a diferencia de lo que ocurría hace diez año, también son muy conscientes de la importancia que tiene no sólo producir en volumen y darle valor agregado a sus productos, o que gusten visual y organolépticamente, sino también de tener prácticas que aseguren que sus alimentos no provocarán enfermedades. Hoy están plenamente integrados a este esfuerzo conjunto, y además son socios en nuestras mesas de trabajo y en las propuestas que llevamos al códex nacional alimentario. Así que puedo afirmar, con certeza, que todos son muy conscientes de la importancia de la inocuidad alimentaria y que siempre han mantenido las puertas abiertas para entablar diálogos y ver políticas, porque este es un tema que se aborda mucho mejor en conversaciones y no desde un lado punitivo-regulatorio, o totalmente productivo y que se olvide de la salud pública. Hoy el Estado tiene que rayar la cancha, pero también acompañar al sector productivo, para que pueda cumplir las exigencias que se establecen. Y estamos en ese camino, buscando el permanente equilibrio entre sector productivo y salud pública. - ¿Qué factores consideran que han influido en la positiva evolución de la agricultura familiar campesina y, en general, de los pequeños productores? Nos parece que de su parte cada vez hay más conciencia de que los reglamentos de salud no son sólo una traba regulatoria o para dificultar la producción y comercio de alimentos, sino que están presentes para cuidar la salud de las personas, y para que el comercio de esos productos sea inocuo, cumpliendo requisitos básicos. En ese sentido, podríamos decir que más que tener sectores al debe, tenemos desafíos pendientes. Nosotros tenemos el desafío de concretar nuestra institucionalización; y el sector productivo, el de no quedarse detenido y analizar lo que viene. Así se podrán mejorar los estándares de inocuidad y calidad, sobre todo en un escenario donde están presentes los factores de riesgo antes mencionados como, por ejemplo, la escasez hídrica; porque el agua es fundamental para los procesos de higiene; el cambio climático, aparejado con el mayor o menor uso de plaguicidas, fertilizantes y medicamentos veterinarios; los nuevos compromisos que se han asumido ante el avance microbiano; y todas las alternativas que tienen que llevar a que los alimentos sean seguros. Si aumentamos el volumen de los alimentos producidos, dejando de lado todos los cuidados que hay que tener para que sean inocuos, no vamos a llegar a ningún lado. - ¿Qué acciones específicas tienen contempladas para el corto plazo? Estamos terminando nuestra planificación pero tenemos mucho material que queremos transmitir a través de numerosas herramientas comunicacionales que ya tenemos diseñadas, para llegar a todo el país. La solicitud expresa ha sido trabajar desde y hacia las regiones. Aunque ACHIPIA está centralizada en Santiago, tenemos nuestras comisiones asesoras regionales compuestas por los seremis y las expresiones territoriales de numerosos servicios e instituciones, trabajando además en conjunto con la academia y el sector privado. Y en general estamos viendo cómo los sistemas regionales de inocuidad de los alimentos, pueden levantarnos sus necesidades para que podamos entregarles el material que tenemos desarrollado. Queremos ir a regiones, llevar ese material y buscar la mejor forma de llegar a distintos públicos con un enfoque en la comunicación en los distintos momentos. Es fácil informar cuando hay brotes de enfermedades e infecciones o problemas, pero también es importante informar cuando no hay contingencias, para construir una mejor relación y eso lo hacemos constantemente, haya o no eventos de inocuidad alimentaria. - ¿Cuáles serán los parámetros para decir, en cuatro años más, que las metas se han cumplido satisfactoriamente? Si al final de nuestra actual gestión tenemos una política nacional de inocuidad y calidad alimentaria, aprobada, firmada por el Presidente Boric y publicada; si logramos que ACHIPIA evolucione de manera natural para convertirse en algo más que una comisión asesora presidencial; y si tenemos éxito en potenciar instancias de coordinación y además tenemos mayor presencia y protagonismo en las evaluaciones desde regiones, voy a estar satisfecho con las gestión realizada. Tenemos la confianza y convicción de que alcanzaremos estas metas en el mediano plazo. Liderando los alimentos del futuro![]() l nombramiento de Diego Varela como Secretario Ejecutivo de ACHIPIA se suma a su elección, en noviembre de 2021, como vicepresidente de la Comisión del Codex Alimentarius.
En dicho organismo, Varela ya ha ejercido anteriormente como integrante del comité ejecutivo entre 2018 y 2020; y además fue presidente del Comité Coordinador FAO/OMS para América Latina y el Caribe, CCLAC 2018-2020; y miembro del subcomité para la construcción del Plan Estratégico del Codex 2020-2025. Ante esta elevada responsabilidad internacional, Varela enfatiza su “compromiso de trabajar en pos del comercio seguro y justo de alimentos”. “Seguro desde el punto de vista de la salud pública, y justo en cuanto a que haya reglas claras para que el sector productivo produzca alimentos que efectivamente pueda comercializar a nivel nacional e internacional, entendiendo la naturaleza del sistema alimentario mundial”, detalla. El directivo también resalta su papel liderando el estudio y desarrollo de nueva regulación para la producción de los denominados “alimentos del futuro”. “Hoy no existe regulación clara respecto de los riesgos relacionados con la producción de estos nuevos tipos de alimentos, como, por ejemplo, las nuevas fuentes de proteínas a base de insectos o plantas, o el desarrollo de ingredientes a partir de microalgas, entre otros. Hay múltiples temas asociados, como la inocuidad de los procesos productivos y la cadena de distribución, la claridad del etiquetado, o la definición misma de qué ingredientes se usan y cómo se transmite dicha información al consumidor. Todo este nuevo desarrollo necesita reglas claras y certeza de inocuidad, y ese es precisamente el trabajo que trato de liderar en el Códex Internacional”, destaca Varela. GALERÍA
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"La Pequeña AgriculturaDeber ser Motor de Innovación"Entrevista publicada en edición impresa número 137 / octubre de 2022La ejecutiva enfatiza la urgencia de transferir al sector familiar campesino todo el conocimiento disponible en Tecnologías de la Información y Comunicación, para que pueda adaptarse mejor al escenario de crisis climática y estrés hídrico, orientando, simultáneamente, su producción hacia modelos sostenibles. ![]() l sector silvoagropecuario es el pilar más importante de la industria alimentaria, pues desde él provienen todos los insumos, ingredientes y materias primas que permiten producir, en forma continua y eficiente, alimentos saludables, inocuos, seguros y sustentables para toda la población. Por ello, en el actual escenario de contingencia climática, económica y social es urgente brindarle todas las oportunidades que necesita para acceder a las modernas herramientas tecnológicas de la revolución digital, e incentivar el desarrollo de proyectos de innovación dentro de sus actuales grupos sociales más relevantes, los jóvenes y las mujeres. Así lo entiende la directora ejecutiva de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), Francine Brossard, DEA (Diploma d’Etudes Approfondies) en Desarrollo Rural del Instituto Agronómico Paris-Grignon, y magíster de Economía Agraria y Tecnología de los alimentos, Alimentación, Nutrición y Bienestar General, del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) Universidad de Chile; quien, desde el inicio de su carrera profesional, ha mostrado permanente interés por apoyar la innovación transversal en todo el mundo agrario campesino. Lo demostró tanto en los orígenes de su carrera profesional, en el área de análisis y estudios de la División Agrícola Conjunta de CEPAL-FAO de Naciones Unidas (donde se desempeñó durante casi una década), como en su posterior ingreso, en 1996, al Ministerio de Agricultura de Chile (MINAGRI), donde precisamente participó en la creación de la actual FIA, haciéndose cargo de su Unidad de Información. Desde allí lideró activamente y durante 15 años, el diseño de iniciativas destinadas a la gestión de información y vigilancia estratégica, en materia de innovación agraria. En 2011 dejó este trabajo para desarrollarse como consultora internacional en Tecnologías de la Información y Comunicación aplicadas al mundo rural, para el Banco Mundial, FAO, IICA y CEPAL, asesorando además, a diversos países de América Latina y África francófona. Algunos de sus principales logros personales de este período fueron su participación directa en la creación de la Comisión Nacional de Igualdad de Oportunidades del MINAGRI; la formación en 2006 de la primera Mesa TIC Rural, con participación de las diferentes instituciones dependientes del MINAGRI; la articulación de la Red de Información Silvoagropecuaria de Chile (Redagrochile); y la creación de las primeras comunidades virtuales agrícolas de Chile (proyecto YoAgricultor BID-FIA). Con toda esta experiencia y experticia acumulada, Brossard aceptó este año el desafío de regresar a FIA y asumir su dirección ejecutiva, con el claro objetivo de potenciar aún más sus diversos instrumentos de innovación, para llegar con ellos a todos los rincones del mundo agrícola nacional, en especial, los pequeños productores pertenecientes a la agricultura familiar campesina. Tarea en extremo compleja, pero que asume con la clara convicción de “seguir potenciando los desafíos estratégicos que presenta nuestro sector, trabajando también para que FIA pase de ser un referente de la innovación, a un guía que impulse y muestre el camino para llegar a más territorios, de manera global y cercana”. Hoja de ruta que se orienta a entregar soluciones capaces de enfrentar satisfactoriamente las agudas problemáticas que hoy enfrenta la agricultura nacional, buscando, al mismo tiempo, llegar a más comunidades del territorio rural, para que estas soluciones sean “replicadas por agricultores, productores, jóvenes, mujeres y pueblos originarios, sin distinción alguna”, enfatiza. - ¿Qué representa para usted asumir este cargo en esta etapa tan compleja y trascendental para el mundo agrícola chileno? En primer término es un orgullo encabezar una institución que conozco desde sus inicios. Y aunque me alejé de ella por 10 años, para trabajar organizaciones como FAO y CEPAL, siempre estuve al tanto de su trabajo. En ese período, mirando a FIA desde lejos y con otra perspectiva, me di cuenta de su enorme relevancia, pues no existe un organismo similar en otros países de América Latina. Y a pesar de ser relativamente pequeña, pues funciona solo con cerca del 1% del presupuesto del ministerio de Agricultura, hace cosas muy trascendentes y de gran impacto para el desarrollo del mundo agropecuario. En ese ámbito quiero destacar que hoy nos encontramos en pleno proceso de descentralización, luego de trabajar durante muchos años solo con oficinas en Santiago, Talca y Temuco. Y si bien aún no tenemos un representante en cada región, creemos que pronto superaremos el desafío de llegar al máximo nivel de participación regional y nacional. - ¿Cuáles son los principales desafíos que en este momento enfrentan como institución? Nuestros lineamientos de trabajo forman parte del diseño de política rural del gobierno del presidente Boric. En ese sentido, apuntamos a desarrollar iniciativas que nos permitan abordar el déficit hídrico, a mitigar el cambio climático y a desarrollar sistemas alimentarios sostenibles. Estos tres pilares de trabajo dan cuenta de las prioridades de Chile, pero también de las necesidades que enfrenta el sector silvoagropecuario a nivel mundial. Además, no debemos olvidar que nos encontramos ante un contexto internacional crítico, debido a la guerra en Ucrania, y estamos ciertos de que eso influirá directamente en el aumento del precio de los alimentos. Por lo tanto, como Fundación para la Innovación Agraria tenemos mucho que decir y apoyar para enfrentar este escenario de contingencia. En ese contexto, quiero destacar que seguimos con la misma estructura de apoyo de instrumentos. De hecho, el pasado 13 de septiembre se abrió la convocatoria nacional de proyectos de innovación, a todas las personas e instituciones que forman parte del sector silvoagropecuario. También reactivamos las “giras tecnológicas”, instrumento que estuvo deprimido, e incluso detenido, durante la pandemia, lo cual ha traído un efecto de tranquilidad, porque es muy bienvenido en todo el mundo agrícola por la gran participación social que brinda a sus participantes. Además, seguimos adelante con nuestros estudios de innovación, que también han sido otra línea de trabajo importante para FIA. En forma paralela realizamos diversos eventos de apoyo, como conversatorios y seminarios, así como consultorías que abordan los diversos problemas del sector, ofreciendo a los participantes las respectivas soluciones de innovación. Todos estos instrumentos se complementan de forma interesante y además le brindan flexibilidad a nuestra gestión. Por ejemplo, muchas veces se decide, por diversas razones, no apoyar un proyecto, pero en su lugar sugerimos una “gira tecnológica”, de modo de brindar la necesaria asistencia técnica a los agricultores, para que nazcan nuevos y mejores proyectos. Esta flexibilidad operacional nos permite cumplir a cabalidad lo que ha sido la misión institucional de FIA, desde su creación. - ¿A cuántos beneficiarios apoyan actualmente con este conjunto de instrumentos? Dentro de lo que es convocatoria nacional, tenemos hasta 200 nuevos proyectos postulantes cada año, de los que se aprueban cerca de 30. Proceso donde destaca la rigurosidad y transparencia del equipo profesional de FIA, para analizar cada una de ellos. Sin embargo, también debemos recordar que las propuestas aprobadas pueden durar hasta 3 o 4 años. Por ende, si sumamos los proyectos en marcha, con todos los nuevos que se van aprobando, hablamos en conjunto de cerca de 100 de estas iniciativas operando simultáneamente cada año. De hecho, cuando asumimos ya había iniciativas aprobadas del año anterior, a las cuales les hemos dado continuidad. A esto hay que sumar todas las demás iniciativas e instrumentos de FIA que mencioné anteriormente como giras, seminarios o consultorías, lo cual nos permite posicionarnos como una institución muy bien evaluada por el mismo sector agropecuario. - ¿Cuánto es el presupuesto que se destina a este concepto, anualmente? Contamos con un presupuesto de alrededor de $8.000 millones de pesos, que naturalmente ha ido variando de acuerdo con ciertas prioridades de los distintos gobiernos en los últimos años. Sin embargo, lo novedoso es que actualmente cerca del 75% pertenece a MINAGRI, mientras que el otro 25% lo aporta el ministerio de Ciencias, Tecnología, Conocimiento e innovación. Es un paso muy importante en nuestra evolución institucional. Por eso, cuando asumí el cargo insistí que hubiese un representante del ministerio de Ciencias en nuestro Consejo Directivo, porque así no solo tenemos una excelente coordinación, sino que además podemos complementar nuestros objetivos, los cuales concuerdan en que los grandes conocimientos teóricos bajen hasta el diario vivir de la gente. Y en nuestro caso particular, que la innovación científica y tecnológica llegue a la pequeña agricultura, para lo cual es muy importante el apoyo del ministerio de Ciencias, especialmente en el desarrollo de nuevos programas. ACCESO EQUITATIVO AL DESARROLLO- ¿Existen hoy condiciones adecuadas para que el mundo agrícola acceda a programas de desarrollo e innovación? Por supuesto, y en esto quisiera destacar que hoy FIA puede mostrar la gran madurez alcanzada en la difusión y consolidación de instrumentos de innovación. En ese sentido, recojo y asumo la crítica que hemos recibido anteriormente de otras instituciones y grupos sociales, en cuanto a que FIA sólo tenía “proyectos de elite”. Algo que me dolió particularmente, porque, en cierto modo, era cierto. Efectivamente apoyamos proyectos de innovación que pertenecen a entornos académicos, pero también sabemos que debemos impulsar esas instancias para que lleguen efectivamente al gestor agrícola. Y esa es una nueva línea de trabajo que estamos impulsando actualmente, en cuanto a concretar transferencia de innovación. - ¿Y cómo esperan concretar esta iniciativa? Tenemos muchas y variadas opciones. Por ejemplo, FIA ha desarrollado desde hace varios años un área de desarrollo de documentos que plasman todo el trabajo de distintos proyectos de innovación. Es un gran trabajo documental, pero que hasta ahora quedaba solo en la biblioteca y no se traspasaba al mundo agrícola. Entonces queremos transferir esta información mediante el aporte específico de otras instituciones que sí desarrollan proyectos tecnológicos concretos, como por ejemplo, INIA, INDAP e IFOR, entre otras. De este modo, FIA captura, analiza y desarrolla la información, y las demás instituciones la traspasan directamente al agricultor mediante iniciativas específicas de desarrollo tecnológico, de acuerdo con el tipo de suelo, la geografía regional, la demanda hídrica local o la idiosincrasia cultural de la población, entre otras múltiples variables. Con ello podemos lograr, entre otras cosas, transferencias de producción, innovación en cultivos no tradicionales, generación de valor agregado a especies nativas, aplicación de tecnologías de riego digital y muchas otras oportunidades de traspaso efectivo de conocimiento. INNOVACIÓN Y CAMBIO CLIMÁTICO- ¿Considerando el actual contexto de estrés climático y crisis económica, qué papel juega la innovación para superar dicho escenario, considerando que ya enfrentamos un complejo diagnóstico de alto riesgo alimentario para nuestro país? La innovación juega un papel fundamental, por eso estamos en el momento preciso para reinstalar la mesa de trabajo TIC rural, que aplicamos entre 2006 y 2011 para avanzar en la tecnologización del agro. Con tal objetivo ya estamos trabajando desde junio con todas las instituciones del ministerio de Agricultura, para abordar desde esta perspectiva temas críticos como el déficit agrícola-hídrico y los sistemas alimentarios sostenibles. Dentro de las herramientas TIC hoy existen múltiples alternativas para optimizar la producción, riego, uso de recursos y control de las contingencias ambientales, entre otras opciones. Hay un sinfín de herramientas que no son conocidas por los agricultores, así que nuestra tarea es darlas a conocer e incorporarlas a la pequeña agricultura, que siempre ha quedado rezagada en estos procesos y donde aún persiste una gran brecha de desconocimiento y alfabetización digital. - ¿Qué tan complejo es impulsar esta conexión del mundo rural con la transformación digital? Es muy complejo. Recordemos que la población agrícola hoy tiene, en promedio, más de 60 años y además está compuesta cada vez más por mujeres que se están quedando solas en el campo. Paralelamente la juventud rural está emigrando a la ciudad, y ese es otro tema que quisiera destacar, porque estamos poniendo énfasis en enfocarnos en esas dos poblaciones objetivo, mujeres y jóvenes. Y digo énfasis, porque igual aportamos a todo el sector en general, pero no podemos desconocer que un gran porcentaje de la población prioritaria en la pequeña agricultura está formado por cooperativas donde participan mujeres, juventud y, también, pueblos originarios. Queremos entregar más y mejores herramientas TIC a las mujeres del mundo rural, que hoy están muy invisibilizadas. Por ejemplo, acabamos de cerrar un concurso para premiar a la “mujer innovadora”, en los ámbitos de producción y academia. Asimismo, estamos desarrollando otro programa para jóvenes innovadores, para que desplieguen y den a conocer todo su potencial de emprendimiento. Ya hemos hecho algunos encuentros donde destacamos, por ejemplo, los valiosos aportes emprendedores de los jóvenes de la región de la Araucanía. - ¿Y existen otros proyectos emblemáticos o estructurantes de este nuevo esfuerzo integrador de FIA? Precisamente en el área de operación queremos destacar un programa que será un hito para la agricultura, al cual hemos denominado “Agrocopinoa”. Este nace de un mandato del ministro de Agricultura, quien nos solicitó desarrollar una estrategia de capacitación hacia las cooperativas agrícolas, para formar una “academia de cooperativas”. Como primer paso empezamos a trabajar con dos grupos importantes, la “Unión Nacional de Agricultura Familiar Campesina” y CAMPOCOOP, con quienes hicimos un diagnóstico conjunto, llegando a la conclusión de que se necesita entregar capacitación orientada exclusivamente a la innovación. Para orientarnos a ese objetivo aportaremos conocimiento para el desarrollo de planes de negocio que integrarán por primera vez el componente I+D+i. En ese punto entra a apoyarnos el ministerio de Ciencias, que por primera vez se incorpora a un trabajo conjunto con el ministerio de Agricultura, con el gran objetivo de llegar a “cooperativas agrícolas 4.0”. Partimos este año con un piloto de 20 cooperativas ya identificadas, y en agosto realizamos el primer seminario para que se conocieran entre ellas y comenzaran a armar planes de negocio apoyados por universidades. En este punto entra además a participar un tercer ministerio, el de Economía, porque es la entidad que acredita a las cooperativas. Queremos que, mediante este gran programa, las cooperativas pasen por estas distintas etapas de capacitación, creación de planes de negocios, incorporación de I+D+i y evolución hacia las TIC, para que, a través del ministerio de Economía, se acredite dicho traspaso mediante un sello especial de innovación, para que estas cooperativas accedan, en forma prioritaria, a concursos de fomento públicos (SERCOTEC o INDAP) y a eventuales instrumentos de la banca privada. Es una iniciativa inédita del ministerio de Agricultura, destacada en forma entusiasta por las mismas cooperativas y, que en cierto modo, retoma el trabajo hecho hace algunos años con las comunidades virtuales, en conjunto con el Banco Interamericano de Desarrollo. - ¿Sienten entonces que se están dando los pasos correctos en cuanto a impulsar la innovación del sector agroalimentario, sobre todo de la pequeña agricultura? Somos optimistas, porque estamos haciendo todos los esfuerzos, primero para cumplir nuestra misión de desarrollar una cultura de innovación; y luego, para avanzar de manera coordinada con otras instituciones del Estado, para que la innovación llegue hasta el agricultor. Y confiamos en que si trabajamos asociados con cooperativas, podremos lograr un resultado trascedente. También estamos trabajando en conjunto con la SNA, para incentivar la innovación en liceos agrícolas. Es una iniciativa que hoy renovamos mediante el programa Savia Lab, que involucra a todos los alumnos de liceos agrícolas desde primero medio hasta cuarto medio. Mediante el apoyo directo de alguna una universidad se incorpora la innovación como programa de estudio, desde el inicio de la enseñanza media. Queremos que esos chicos, con la mirada dirigida desde y hacia la innovación, vean que existe futuro en sus propias localidades. Que ellos mismos identifiquen brechas donde la innovación de alguna respuesta. Hemos visto ya casos muy destacados en la región de Maule, así que confiamos en el éxito de programa. De hecho, tiene tantas oportunidades, que los mismos profesores participantes de Savia Lab obtienen la experticia, y un diploma, que los faculta a seguir impulsando la innovación en sus futuros alumnos de estos y otros establecimientos. Así lograremos que los jóvenes comprendan que hay futuro en el campo y no migren a las ciudades. Necesitamos jóvenes en el campo, o si no, este muere. Algo que es vital, porque la pequeña agricultura entrega casi el 80% de los productos alimenticios de los cuales se nutre toda la población. Claro que también nos hemos percatado de que, producto de la pandemia, muchos jóvenes se fueron al campo e impulsaron numerosas iniciativas en el rubro alimentario, especialmente en el sector gastronómico, por lo que están llevado todo su conocimiento del mercado, para orientar al sector agrícola respecto de las nuevas tendencias de consumo de alimentos orgánicos, vegetarianos o sustentables. Este positivo traspaso de información entre jóvenes emprendedores de origen urbano y pequeña agricultura, también nos hace mirar con optimismo el futuro. - ¿Cómo podrían decir que cumplieron su misión al cabo de este periodo? ¿Con qué parámetros se podría medir ese objetivo? En primer lugar, que transfiramos a la pequeña agricultura toda la innovación necesaria para que enfrente el cambio climático, el estrés hídrico y la producción sustentable; y que a partir de ello cambiemos esa percepción de que FIA solo financia proyectos de elite. Luego, que tengamos el programa Agrocopinoa consolidado y ya beneficiando a las 130 cooperativas agrarias de nuestro país, para que todas tengan planes de negocios donde incorporen la mirada de I+D+i y su respectivo componente de TIC. Todo ello coordinando exitosamente, además, el trabajo tripartito de los ministerios de Agricultura, Ciencias y Tecnología, y Economía. En paralelo, que se vea un resultado positivo del programa de apoyo a la juventud rural, alcanzando un gran porcentaje medible de efecto innovador en su educación, que se refleje en el desarrollo concreto de emprendimientos rurales. Además, necesitamos que las mujeres del campo adopten masivamente la innovación y la apliquen en su trabajo diario de producción o artesanía, desarrollando emprendimientos exitosos que les permitan salir adelante por sí solas. Finalmente, también tenemos como objetivo impulsar el desarrollo de las comunidades indígenas. Hoy FIA hace mucho trabajo con ellas, y quisiera que al final de esta administración, rindamos cuentas positivas de este trabajo particular en innovación. GALERÍA
OTRAS ENTREVISTAS“En 2025, las Exportaciones del Sector Agroalimentariodeberían Superar los US$ 30 Mil Millones”Entrevista publicada en edición impresa número 142 / agosto de 2023El director general de ProChile, asume con entusiasmo el desafío de “diversificar la matriz exportadora alimentaria”, abriendo más espacios a pymes y emprendedores que ofrezcan productos disruptivos, sustentables y tecnológicamente competitivos en los diversos mercados foco. ![]() romover los bienes, productos y servicios chilenos en los diversos mercados internacionales, desde el cargo de Director General de ProChile, no es, en absoluto, una tarea desconocida para el abogado y experto en relaciones económicas internacionales Ignacio Fernández Ruiz. De hecho, su experticia en este ámbito es muy extensa. Entre 1997 y 2008 se desempeñó en la antigua Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales, DIRECON (actual subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales), del ministerio de Relaciones Exteriores. Primero fue abogado del departamento de Inversiones y Servicios; y luego, entre 2005 y 2008, asumió como Jefe de la Unidad Internacional del Departamento Jurídico. En este último cargo fue el abogado jefe de la delegación que negoció los Tratados de Libre Comercio (TLC) con Australia y Japón; mientras que anteriormente participó en los equipos que negociaron los TLC con la Unión Europea y Estados Unidos. Asimismo, fue Jefe de la delegación de Chile en las negociaciones de servicios con la Organización Mundial del Comercio (OMC), en el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y en el Foro de Cooperación Económica del Asia Pacífico (APEC). También conoce en profundidad el trabajo de ProChile, pues entre 2008 y 2021 se desempeñó en dicha institución. Primero como Director Comercial en Colombia, luego como Subdirector Nacional y finalmente como Director Comercial en el Reino Unido. Esta experiencia y conocimiento de los mercados internacionales, sumada a su profunda capacidad para identificar las complejas variables que hoy interactúan en el contexto comercial global, le permiten a Fernández reconocer todas las amenazas y oportunidades existentes para los productos chilenos, especialmente en el cada vez más complejo y competitivo sector agroalimentario. Un frente que exige a los exportadores nacionales redoblar constantemente sus esfuerzos para cubrir las necesidades de una población que crece exponencialmente, pero que también les impone el reto de ser más creativos y disruptivos, para así conquistar las preferencias de un consumidor que hoy no solo exige alimentos inocuos y seguros, sino también saludables, eficientes y sustentables. - ¿Qué significó para usted asumir un cargo tan complejo y trascendente para el posicionamiento internacional de nuestro país, como la dirección general de ProChile? Es un gran desafío que me tiene muy contento. ProChile es una institución muy importante para el desarrollo económico y social del país. Las exportaciones significan un 36% del PIB, con más de 7.700 empresas exportadoras que generan el 25,1% de los empleos ligados al comercio exterior. Son cifras que hablan del dinamismo del sector exportador y de la responsabilidad que tenemos en ProChile en la reactivación de la economía nacional. Pero si hacemos un doble clic en las cifras, hay áreas en las que debemos poner atención para focalizar nuestro trabajo y también los recursos con los que contamos. Y es ahí donde está el principal desafío de mi gestión. - ¿Cuáles son los principales lineamientos de trabajo con que actualmente ProChile aporta al desarrollo de los mercados de exportación para el sector agroalimentario nacional? En ProChile hemos definido como estratégico el trabajo con las Pymes. Pondremos el acento en trabajar con este segmento, que hoy constituye el 42,2% de las empresas exportadoras nacionales y aporta 49 mil empleos, pero solo representa el 3,7% del valor exportado por el país. Nuestra meta es trabajar con 200 empresas más (en 2023), y llegar a trabajar con 1.400 en un horizonte de 3 años. Asimismo, queremos apoyar a las empresas chilenas para que diversifiquen sus mercados, dentro de lo cual América Latina es muy relevante como destino natural de las pymes chilenas. Sabemos que las empresas que trabajan con ProChile exportan a más mercados que las que no lo hacen. Buscaremos a las empresas intermitentes o incipientes, a quienes realizaremos diagnósticos para comenzar el proceso de acompañamiento y diseño de programas conjuntos. Buscamos que al menos 123 empresas logren exportar en forma continua en 2023, y para el resto se trabajará en un plan para los próximos tres años. Alineados con la política de gobierno de expandir la base y matriz exportadora del país queremos buscar a los proveedores de bienes y servicios de industrias consolidadas como las de agroalimentos. Estos proveedores nos han permitido ser líderes a nivel mundial, como el caso de la fruta fresca, los vinos, el sector acuícola, etc. En torno a estas industrias hay cientos de pymes con alto nivel que proveen de bienes y servicios claves para su proceso de exportación: por ejemplo, las cerezas llegan intactas a china, a través de packaging con tecnología provista por una empresa proveedora del agro. Queremos salir a buscar a esas empresas para incentivarlas a exportar. También queremos que exporten aquellos que entregan soluciones innovadoras incrementales (mejoran procesos existentes) y disruptivas (procesos que traen cambios radicales) que los hacen competitivos, y que, en definitiva, aportarán a la sofisticación de la matriz exportadora. Asimismo, continuaremos trabajando muy de la mano con grandes sectores exportadores y sus organizaciones gremiales relacionadas. Queremos seguir fortaleciendo y consolidar lo logrado por muchos de estos sectores, que han abierto la puerta del mundo para cientos de pequeñas empresas, inspirándolas a llegar lejos. En el caso de la industria agroalimentaria chilena, que fue una de las primeras en salir al mundo y de poner el nombre de Chile en boca de los consumidores, estamos trabajando juntos para apoyarles a alcanzar el desafío que la industria se ha trazado, de superar los US$ 30 mil millones en exportaciones a 2025. En 2022 las exportaciones de esta industria superaron los US$ 20 mil millones. - ¿Cómo ha avanzado la coordinación con otras entidades, incluyendo a otros ministerios y asociaciones gremiales, por ejemplo? Tenemos una muy buena relación con el Ministerio de Agricultura, con quienes trabajamos directamente para la promoción de las exportaciones a través del Fondo Silvoagropecuario. De hecho, acabamos de lanzar un concurso extraordinario para ir en ayuda de las viñas afectadas por los incendios de Ñuble, Biobío y La Araucanía, donde viajamos con la Subsecretaria a Chillán. Además, trabajamos con Transforma Alimentos de Corfo, para reforzar una estrategia de posicionamiento internacional de nuestra innovación alimentaria. Asimismo, nuestra relación con los distintos gremios de alimentos es muy buena. Apenas asumí, participé en el Consejo Exportador de Alimentos, donde están las industrias con quienes trabajamos. MÚLTIPLES ACTIVIDADES- ¿Qué actividades específicas realizan, en términos de relacionamiento? ¿Cuáles son hoy los grandes mercados objetivo y en qué nuevas zonas podemos aspirar a logar posicionamiento competitivo? Asia sigue siendo una región muy relevante para nuestros envíos de alimentos. De hecho, este año nuevamente realizaremos el Chile Week China, que tiene un importante foco en la industria y en la promoción de productos como frutas frescas, vinos y carnes, entre otros. Uno de los planes más importantes para este año es el “Plan India”, donde buscamos dar a conocer a nuestro país y las oportunidades que presenta este mercado, sobre todo para la industria agroalimentaria nacional. India es un mercado muy relevante porque se alza como la 3° economía más grande del mundo en términos de consumo, y se proyecta que para 2040 supere a Estados Unidos, convirtiéndose en la segunda economía en términos de paridad de poder adquisitivo 2023 será el punto de inflexión de una estrategia que busca mostrar a Chile como un aliado clave para India ya que, gracias a nuestro posicionamiento en la región, actuamos como puerta de entrada a miles de bienes y servicios de Latinoamérica, los cuales son parte de un complejo encadenamiento de producción. Nuestra oficinas comerciales en ese país, ubicadas en Nueva Delhi y en Mumbai, han hecho una gran labor relevando, sobre todo, la industria agroalimentaria (vinos, fruta fresca, frutos secos y deshidratados, y productos del mar). En este sentido, una de las actividades más importantes que hemos tenido fue un viaje público-privado de ProChile y SOFOFA a India, realizado entre el 19 y el 23 de junio, que contempló una agenda de reuniones de exploración de oportunidades y fortalecimiento de la relación bilateral, con el fin de potenciar los productos que se encuentran actualmente en el mercado, a la vez que se pavimentó el camino para oportunidades que se podrían generar en el futuro, fruto de la ampliación de nuestro acuerdo. Para este año también hemos planificado diversas actividades como campañas sectoriales de fruta fresca (kiwi) y nueces; misiones de prospección de empresas al mercado, y una misión empresarial de la zona norte que visitara la feria Aanapurna /Anufood organizada por ProChile para 24 empresas. Igualmente seguiremos trabajando en los mercados más tradicionales para nuestra oferta agroalimentaria. De hecho, en octubre realizaremos un encuentro de negocios para el agro en Brasil, donde esperamos generar una gran rueda de negocios presencial. Además, realizamos recientemente el Encuentro Chile-México, que tuvo un alto componente agroalimentario y promovimos la innovación alimentaria en ese país. Participaron 40 empresas chilenas y más de 100 importadores mexicanos. Este año, también, ya hemos participado y seguiremos participando en las ferias internacionales de alimentos. En total son 12 enfocadas en el sector. Ya estuvimos en Seafood Expo Global y Seafood Expo North America, Vinexpo París, Fruit Logística, Prowein y Apas en Brasil, y seguiremos con Biofach en Brasil, Apimondia Chile, que será el gran encuentro mundial de la miel, Expo Agrofuturo en Colombia, Conxemar en España, Anuga Alemania y cerraremos el año con China Fisheries and Seafood Expo en China. - ¿Nuestro país también será anfitrión de encuentros exportadores de alto nivel? Por supuesto, entre el 5 y 6 de junio realizamos Enexpro alimentos, que es la gran rueda de negocios del sector, y que este año tuvo como invitados especiales a empresarios indios. Tuvimos más de 200 exportadores inscritos y participaron 22 importadores de 10 mercados y cinco Directores Comerciales de ProChile: Nueva York, Sao Paulo, Guatemala, Nueva Delhi y Hamburgo. El foco estuvo puesto en empresas exportadoras que destaquen en las áreas de alimentos innovadores de alto valor agregado, que releven el origen como elemento diferenciador, con producción sostenible, énfasis en la certificación, economía circular, manejo de residuos y optimización de recursos, y que además sean competitivos en los mercados foco a través del uso e implementación tecnológica en sus métodos de producción. - ¿Qué impacto tiene, precisamente, la innovación para avanzar hacia el desarrollo de nuevas propuestas que robustezcan el comercio exterior de Chile en materia de alimentos? La industria chilena de alimentos está en constante adaptación y crecimiento, según las exigencias de los consumidores en el mundo, con fuerte innovación, visión de futuro y tecnología en los procesos de cultivo, producción y elaboración, que se suman a una moderna infraestructura y logística de exportación. El foco está puesto en contribuir al cuidado de la salud y bienestar de las personas, aspectos de fuerte preocupación en todo el mundo. La industria de los alimentos ha tenido grandes avances científicos y tecnológicos en los últimos años, lo que le ha agregado valor a los productos. Y en este sentido, la innovación en la producción de alimentos es uno de los factores claves para la industria, ya que se fortalecen tendencias de consumo, tales como la preferencia por alimentos “libres de”, con aditivos especializados, fortificados, con ingredientes funcionales, suplementos alimenticios, etc. Y Chile está desarrollando una nueva oferta que cumple con esas demandas. En ProChile estamos apostando fuertemente a apoyar la internacionalización de emprendedores que presenten productos o soluciones con niveles sobresalientes de innovación, que tengan alto valor agregado y permitan a nuestro país diferenciar su oferta exportable y hacerlo más competitivo a nivel internacional. - ¿Qué papel juega o puede jugar el comercio electrónico en esta fase? ¿Estamos preparados para aprovechar los nuevos canales online, o es necesario brindar más apoyo, herramientas, perfeccionamiento y acceso a la tecnología, para que los emprendedores y exportadores nacionales sean más competitivos en este segmento específico? No cabe duda de que los canales digitales se han convertido en una gran oportunidad de crecimiento para las empresas, sobre todo para las Pymes, y en un importante motor para las exportaciones. Nuestra estrategia ha sido brindar un apoyo integral para penetrar, posicionar y desarrollar a los exportadores de bienes, servicios y contenidos digitales en los principales marketplaces internacionales, de los mercados prioritarios. Sabemos que los últimos años han planteado dificultades antes no transitadas por nuestros emprendedores. Sin embargo, creemos que el talento y la resiliencia de nuestras empresas son características valoradas, que nos permiten abrir espacios y proyectarnos en los mercados globales, más allá de los riesgos inherentes del proceso de exportación. ProChile está presente en este ecosistema para apoyarlos. El trabajo que realiza nuestra institución es posible gracias a las alianzas y sinergias alcanzadas entre el sector público y privado. Nos mueve contribuir al crecimiento del país, a través de la internacionalización de la innovación, del crecimiento internacional de la investigación y desarrollo, ejes fundamentales para la competitividad de Chile y la reactivación económica. Durante 2023, capacitaremos a un grupo de empresas buscando que sean autónomas en su proceso de ingreso y mantención en los Marketplace internacionales. Adicionalmente, se incorpora un programa de crossborder, formato de exportación accesible para microempresas y de rápida ejecución, que ya fue testeado en 2022; y una serie de coaching que entregarán asesoría integral y personalizada. - ¿Qué eventos específicos están hoy dentro del calendario de actividades durante el segundo semestre? Queremos destacar nuestra participación en ferias internacionales. Una de las más importantes es Apimondia que se realiza este año en Chile y donde hemos trabajado fuertemente con el sector apícola para que sea un gran evento internacional. Asimismo, estaremos en ANUGA en Alemania, que es una de las ferias de alimentos más importantes del mundo. Se realiza en la ciudad de Colonia y ahí se dan cita las últimas tendencias de la alimentación mundial, además de la industria productora y proveedora. Para productos del mar participaremos en Conxemar, España, especializada en productos del mar congelados; y en Fisheries and Seafood, que es una de las más importantes en China. Además, en octubre tendremos un encuentro de negocios totalmente enfocado en alimentos, que se hará en Sao Paulo Brasil. Estamos trabajando en el formato que tendrá este evento, pero será muy importante. Además, Brasil es nuestro primer destino en Latinoamérica para nuestros alimentos y el 4to a nivel mundial. En el mismo mes, realizaremos la octava versión de Chile Week China, evento que tiene diversos focos, pero donde uno de los más importantes es alimentos. Es una semana en la que Chile refuerza sus relaciones con el gigante asiático a través de actividades como seminarios, cenas, degustaciones, visitas a terrenos, ruedas de negocios, etc. Para la versión 2023 aún no hemos definido todo lo que realizaremos, pero lo importante es que retomaremos el formato presencial. Los últimos años y producto de la pandemia, hemos hecho un formato híbrido, que de todas maneras ha sido muy exitoso. - ¿Estas actividades consideran también una mayor convocatoria hacia emprendedores y productores no tradicionales, por ejemplo? La idea es que contemos con oferta tradicional, pero también con aquella de emprendedores que podríamos considerar no tradicionales, como la innovación alimentaria. Nuestro foco, y alineados con los ejes del gobierno es que aumentemos la matriz exportadora nacional, por ende, queremos convocar a todas las empresas que cuenten con una oferta exportable y quieran salir con sus productos al mundo. GALERÍA
OTRAS ENTREVISTAS“Si Queremos Seguir Siendouna Potencia Alimentaria,Debemos Fortalecer laInversión en I+D”Entrevista publicada en edición impresa número 139 / febrero de 2023La Dra. en Alimentación y Medio Ambiente, llama a tomar decisiones que impulsen la cooperación intersectorial e interinstitucional, para que la pequeña agricultura disponga de herramientas tecnológicas que le permitan ser agente activo en la producción de alimentos seguros, inocuos y sustentables. ![]() l sector agropecuario mundial enfrenta el crucial desafío de optimizar la producción eficiente, segura, inocua, segura y sustentable de alimentos, enfrentando, al mismo tiempo, un complejo escenario de estrés hídrico y climático que no tiene paralelo en la historia reciente. Más aún, debe poner énfasis en el desarrollo de sistemas productivos que reduzcan la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y el alto impacto que se genera en los suelos de cultivo, que hoy se presentan cada vez más alterados y peligrosamente al borde de su agotamiento. Desafíos que hoy se viven con más fuerza que nunca en Chile, y que Iris Lobos, directora nacional del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA, recalcó a cada uno de sus colaboradores, luego de asumir dicho cargo en marzo de 2022. Un nombramiento que reconoció la trayectoria y experticia técnica de esta Dra. en Alimentación y Medio Ambiente, y que no solo le permitió convertirse en la primer mujer que asume dicho cargo, en los 58 años de existencia de INIA, sino que además le brinda la oportunidad de liderar un paso evolutivo fundamental de su historia. Hito enmarcado en el reconocimiento hecho por el ministerio de Ciencias, Tecnología, Conocimiento e Innovación, cuya titular anterior titular, Silvia Díaz Acosta, aseguró durante su presentación en el reciente seminario Agrifood Tech 2023, que “esperamos relacionarnos mucho más con INIA para avanzar en sus objetivos de investigación científica y transferencia tecnológica con el sector agroalimentario”. Todo enmarcado dentro de una nueva estrategia de inversión en I+D+i, para optimizar la sustentabilidad, seguridad, inocuidad y eficiencia de la producción nacional de alimentos. Tarea que en, palabras de Iris Lobos, es al mismo tiempo una “gran responsabilidad y un orgullo”, porque implica reconocer el valor de la experticia y experiencia institucional, como eslabón fundamental de la nueva cadena de I+D+i que catapultará al sector agropecuario hacia una nueva dimensión de eficiencia, soberanía, seguridad, inocuidad y, por cierto, sustentabilidad. - ¿Qué significó para usted asumir y luego liderar un trabajo tan trascendente, complejo y especializado como el que conlleva ser directora nacional de INIA? Fue un honor y una gran responsabilidad ser nombrada, no solo por ser la primera mujer entre los directores nacionales, sino porque además la gente espera mucho de uno, que todo funcione más rápido y seamos más ejecutivos. Pero en general ha sido una linda experiencia, porque siento que los 960 trabajadores me apoyan y eso ha hecho que el trabajo sea, dentro de todo, más fácil. A su vez, cuando asumí le recalqué a mi equipo cuáles iban a ser las prioridades, las cuales tienen que ver con ir avanzado hacia la paridad, porque en general el I+D+i en Chile, y en el mundo, es de pocas mujeres. Y en cuanto llegué decidí que hubiera paridad entre los 10 directores regionales, así que actualmente hay cinco mujeres y cinco hombres. Eso significa que también hay muchos centros regionales que por primera vez tienen una mujer como directora. Además, estamos enfocados en ir potenciando el trabajo técnico de nuestros equipos en paralelo, y todo eso la gente lo ha valorado muy bien. - Dentro de este trabajo tan especializado que realiza INIA para impulsar la innovación en un sector complejo de por sí, como el agropecuario, ¿Cuáles son actualmente los principales desafíos que deben enfrentar como institución? Bueno, como país tenemos que aumentar la cantidad de alimentos en menos superficie cultivable y tenemos un cambio climático y una crisis hídrica que ya están aquí. Esos son los principales desafíos de los cuales tenemos que hacernos cargo, que además se relacionan con la forma cómo resguardamos y protegemos nuestro patrimonio alimentario, porque la crisis hídrica, el cambio climático, y la necesidad de producir más alimentos, de una u otra manera, afectan nuestro patrimonio alimentario. Lo positivo es que INIA ya había empezado a trabajar esas situaciones, así que estábamos preparados. Tenemos trabajo hecho, por ejemplo, en el desarrollo de variedades adaptadas a la crisis hídrica, y otras que usan menos plaguicidas, pensando en una agricultura sostenible. Pero tenemos que seguir avanzando siempre, porque también tenemos hoy otros desafíos grandes que tienen que ver con cómo evitamos el éxodo rural y cómo hacemos que la gente quiera seguir produciendo. En ese sentido, en nuestro primer año al frente de INIA hemos fortalecido de manera concreta los vínculos con INDAP, por ejemplo, para generar programas de largo aliento en los cuales podamos trabajar con la agricultura familiar campesina, con especial foco en mujeres y jóvenes. No olvidemos que la agricultura familiar campesina produce casi el 80% de lo que comemos, entonces tenemos que apoyarla para que vaya también adaptándose a la crisis hídrica y al cambio climático, desde el punto de vista tecnológico, porque si no los capacitamos, si no les entregamos las herramientas tecnológicas, no pueden ser competitivos y al final eso va en su desmedro. - ¿Hay conciencia en el sector, sobre todo en la Agricultura Familiar Campesina, de que el cambio ya está presente y hay que trabajar ya no para prevenirlo, sino para enfrentarlo o mitigarlo? Creo que a nivel de la pequeña agricultura sí hay consciencia. Ellos entienden que esto ya cambió y no producen como antes. El problema es que también tenemos que entregarles herramientas para que puedan hacer el cambio. Por mucho que tengamos variedades adaptadas o tecnologías, también debemos ser capaces de entregárselas a los agricultores, porque ellos ya saben que no pueden seguir trabajando como lo han hecho hasta ahora, porque hay menos agua. En INIA, por ejemplo, estamos produciendo un arroz climáticamente inteligente que se riega como si fuera otro cultivo y no bajo inundación, por lo que requiere 50% menos de agua. El desafío ahora es que nosotros convenzamos y a la vez le hagamos llegar este tipo de tecnologías al pequeño agricultor. - ¿Existen los procesos o procedimientos para traspasar, efectivamente, estas tecnologías al pequeño agricultor? También se ha avanzado en esto. Aunque aquí quiero reconocer la visión del actual ministerio de Agricultura, porque nos ha unido a todos, como servicios, y ya no estamos cada uno trabajando en forma separada, lo que antes solía confundir al agricultor. En este período hemos ido subsanando esa falencia y prueba de ello es, por ejemplo, que hoy tenemos programas a largo plazo en conjunto con INDAP, en los cuales vamos a entregar a los agricultores estas nuevas herramientas con las que contamos para enfrentar este escenario de cambio climático. - Si bien existe consenso respecto de que la innovación es fundamental para adaptarse a este escenario, ¿Qué papel juega efectivamente? La innovación es un pilar fundamental, pero por sí sola tampoco es la respuesta. Esto implica que tenemos que intensificar la comunicación y cooperación entre todos los sectores para impulsar un trabajo conjunto. El gobierno del presidente Gabriel Boric lo está haciendo en forma concreta, a través del ministerio de Agricultura, porque en su programa se establece el aumento de los fondos destinados a I+D, porque entendemos que es la forma de avanzar a una agricultura más sostenible. Pero esto implica reunirnos tanto con el sector privado y público, para lograr que este pack tecnológico reamente llegue a toda la agricultura, no solamente a los pequeños, sino que también al mediano y al grande también. Vamos a hacer innovación, sí, pero la innovación por sí sola no basta. Hay que incorporar generación de redes y trabajo público-privado, más el aporte de la academia. Hay que dejar de la lado la idea de que cada área es una isla, porque claramente eso ya no funciona. - ¿Hemos logrado ir eliminando las islas, estamos siendo más integrales y actuando más conjunta y cooperativamente? Sí, como país diría que hemos avanzado bastante y eso lo prueba, por ejemplo, el reciente Catálogo de Innovación Alimentaria del programa Transforma Alimentos, que en 2022 seleccionó 50 productos innovadores. En el caso particular de INIA, dejamos atrás la visión de ser una institución que solamente pertenecía a la agronomía, y apostamos por abrirnos a otras áreas del conocimiento, como alimentación. En los últimos 10 años hemos fortalecido esta perspectiva y ello nos ha permitido avanzar, por ejemplo, en el rescate y valorización de nuevas materias primas, en la obtención de sellos de origen, el desarrollo de envases inteligentes, en nuevos sistemas de pos cosecha, y la extensión de la vida útil de nuestros productos de exportación. Es decir, en estos últimos diez años INIA ha tenido un avance considerable en innovación para la industria alimentaria. Como ejemplos, podemos mencionar la certificación de la denominación de origen del aceite de oliva de Huasco y de los corderos de Chiloé; y el trabajo para desarrollar nuevas materias primas naturales, como por ejemplo, extracto de zanahorias para colorantes naturales. - ¿Se consideran, entonces, una institución bisagra dentro de esta estrategia? Sí, porque además lo que nos diferencia también de otras instituciones es que trabajamos directamente con los agricultores, medianos, pequeños y grandes. Entonces, muchas veces ellos traen una idea o un problema, y en conjunto vamos desarrollando la solución. Eso también es muy potente a nivel de territorio y por eso hoy tenemos presencia en 10 regiones, porque claramente las regiones del norte no tienen las mismas características o problemas que las del sur. Eso nos permite entregar acompañamiento específico para cada territorio. - Tradicionalmente Chile se ha definido como potencia alimentaria, ¿Podemos mantener ese sitial, considerando el actual estado de emergencia climática y estrés hídrico? Hay cosas que tenemos que mejorar y aprender, porque, como nos sucede con los incendios forestales, somos reactivos y cuando pasan las emergencias nos olvidamos de ellas hasta que suceden otra vez. Lo mismo nos acontece, muchas veces, con plagas o sequías. Yo creo que Chile puede seguir siendo potencia alimentaria, pero estamos en un punto de inflexión en que si no tomamos decisiones concretas y no trabajamos, vamos a perder ese sitial. Estamos en el momento de plantearnos las siguientes interrogantes: ¿vamos a seguir siendo potencia alimentaria?, ¿vamos a trabajar conjuntamente para mantenernos así o vamos a dejar que esto se diluya? Y esa es una decisión de Estado, que como ministerio de Agricultura y en el caso específico de INIA, hemos tratado de mantener. Estamos aportando y apoyando, pero no se requiere solo de un sector, como decía anteriormente. Si no nos unimos los entes públicos y privados, es muy difícil mantenernos como potencia alimentaria. En agricultura es lo mismo que en otras áreas, si no hacemos un manejo integral de la crisis, si no vamos bajando la carga de plaguicidas, si no vamos dejando especies adaptadas, va a llegar un momento en que el suelo nos dirá: “basta, no podemos más y no se produce más”. Entonces, reitero, estamos en un punto de inflexión donde tenemos que decidir como país, ¿vamos a enfrentar esta situación, para seguir siendo potencia alimentaria? - ¿Quiénes están más al debe en este esfuerzo?, ¿Hay sectores que les falta dar más pasos para igualar el ritmo de avance de otros? Es una situación compleja en general, porque hoy la agricultura es el tercer rubro que menos invierte en I+D, y si no invertimos es muy difícil que podamos avanzar hacia objetivos tales como tener especies adaptadas, mejorar el manejo de protocolos o reducir el uso de plaguicidas. Por eso valoro que el gobierno del presidente Garniel Boric haya incluido esto en su programa. Porque no podemos seguir con una I+D basada en proyectos que solo duran 24 o 36 meses. Por ejemplo, si queremos desarrollar un programa de mejoramiento genético de especies, podríamos tardar hasta diez años. Tal vez puedan ser 5 o 7 años, con el uso de nuevas tecnologías, pero no menos que eso. Entonces, si el país no invierte en I+D es muy difícil alcanzar las metas que queremos, así que una vez que el Estado, los gobiernos y las empresas vayan entendiendo que invertir en I+D es la solución, vamos a ir avanzando más sostenidamente. - ¿No resulta paradójico que el sector tenga tan poca inversión en I+D si debemos producir más alimentos para una población en constante crecimiento, dentro de un contexto de cambio climático y estrés hídrico? ¿Estamos viendo, entonces, solo un discurso que no se cumple? Era hasta hace poco, un discurso que no se cumplía hasta ahora, porque como país no entendíamos el rol que tenía el I+D, pero estoy convencida de que esto ha ido cambiando. Al respecto, como INIA hemos recibido ciertas señales positivas, a partir de los programas estratégicos que realizamos con INDAP y de las propuestas que nos ha planteado el ministerio de Ciencias, para aportar en el desarrollo de programas más largos. Son buenas señales, pero aún no es suficiente, aunque al menos siento nos indican que vamos por el camino correcto. Y de verdad espero que Chile siga así siempre, y esto sea el preludio de una auténtica política pública de I+D. IMPULSO A LA PEQUEÑA AGRICULTURA- Hace muy poco la ministra de ciencias destacó en un seminario que INIA, precisamente juega un papel muy importante para potenciar la innovación alimentaria, ¿se sienten preparados para cumplir ese desafío? Como institución, la confianza que ha depositado en nosotros el ministerio de Ciencias, nos enorgullece, pero también nos plantea el desafío de demostrar el valor de todo el trabajo que hemos hecho en nuestros 58 años de historia. Es una gran presión, pero confiamos en que vamos a lograrlo, porque, como lo ha dicho la ministra, si esto funciona y nosotros damos respuestas positivas, será el primer paso de financiamiento basal para I+D. Estamos en la gran posición de jugarnos el todo o nada, a ganador, porque confiamos en nuestra experiencia y trabajo. - ¿Qué aspectos específicos esperan trabajar gracias a este impulso recibido de parte del ministerio de Ciencias? ¿Hay algún área prioritaria? Aún lo estamos definiendo con el ministerio, pero se relaciona en general con la seguridad y soberanía alimentarias, además de crisis hídrica y cambio climático, que son los temas que debemos abordar de inmediato. En eso está implícito todo lo relacionado con el desarrollo de una agricultura sostenible, es decir, de qué forma vamos a ir ocupar menos plaguicidas, menos químicos y menos recursos, por ejemplo. Durante febrero y marzo definiremos las tareas específicas, es decir, qué es lo que el ministerio de Ciencias quiere, y qué es lo que INIA ya puede desarrollar, o dónde falta más profundización. Implica, precisamente, definir de qué forma seguimos siendo una potencia alimentaria, haciéndonos cargo de los problemas ya expuestos, y evaluar cómo podemos aportar, con el I+D que ya hemos desarrollado, y lo que falta por desarrollar. - ¿Esperan sumar más actores dentro de esta estrategia de I+D, tanto dentro del mismo sector agropecuario como entre las empresas alimentarias? En esta primera fase vamos a trabajar con nuestras capacidades, y en esto quiero agradecer la visión de la ministra de Ciencias, quien prefirió potenciar lo ya existente en lugar de crear una institución nueva, para así avanzar más rápido en tareas específicas, como por ejemplo, la generación de nuevas variedades de cultivo ya adaptadas al estrés hídrico que INIA ya tiene. Por eso tengo la confianza de que vamos a avanzar para posteriormente sumar nuevos conocimientos a los nuestros, para así lograr alianzas y sinergias mejores a futuro. - ¿Se han trazado ya objetivos específicos y cuantificables? En parte son algunos de los que ya teníamos como INIA y que se relacionan con avanzar en digitalización y prevenir escenarios de contingencia, entre otros. Por ejemplo, tenemos sistemas de alerta temprana que podemos orientar al reconocimiento de emergencias agrícolas en alguna región; también podemos desarrollar bio insumos y controladores biológicos accesibles para la pequeña agricultura; y escalar la investigación a todos los sectores de la agricultura. Todos estos objetivos específicos debieran orientarse a la agroecología, para cuantificarla desde la perspectiva del I+D, poniéndole valores duros y avanzando hacia la consolidación de una agroindustria sostenible. - Entre todas las acciones innovadoras recientes, sin embargo, para haber algo de dispersión, ¿ustedes aspiran a ser un ente aglutinador de todos estos esfuerzos? Como INIA nuestro principal esfuerzo es apoyar la obtención de sellos de origen para los emprendedores, porque queremos que les ayude a diferenciar la calidad de sus productos, asociándolos a un territorio determinado. Esto les da un gran valor agregado, que siempre pasa además por componentes nutracéuticos, lo que es muy apreciado por los consumidores. Hemos avanzado bastante al respecto, aunque aún tenemos un gran mundo por explorar. - ¿Es esta la mejor estrategia para consolidar una industria agroalimentaria segura, inocua y sostenible? Todo esos conceptos están contemplados dentro de un sello de origen, porque con él se evita, por ejemplo, tener que criar o trasladar animales de un lugar a otro. Con eso se reduce la huella de carbono, se potencia un territorio, y se crea valor a partir de un esfuerzo que además se orienta a producir más en forma eficiente y menos dañina con el ambiente. - ¿Y qué esperan de los próximos tres años, para decir que la misión está cumplida? Durante este período me propuse dos grandes reformas; primero, optimizar la experticia y especialización de nuestra institución y su gente. Para ello creamos la subdirección de Gestión de Personas, porque necesitamos colaboradores capacitados. La otra reforma es dar mayor importancia a la extensión y transferencia tecnológica, por medio de la subdirección de I+D y Transferencia. Hoy estamos muy comprometidos en que ambas variables vayan en paralelo para que los agricultores den el siguiente paso y puedan acceder a las tecnologías de INIA. Parte de este esfuerzo es contar con ellas en nuestro propios campos, para que los agricultores vean en terreno su factibilidad y operacionalidad. El último componente en que hemos avanzado es la descentralización, porque necesitamos que los centros regionales sean lo más autónomos posible en su toma de decisiones. Por ejemplo a fines de abril de 2022 independizamos Raihuén Maule, que siempre dependía de Chillán y además estamos gestionando la apertura de un nuevo centro regional en Ururi, Arica. - ¿Y desde un punto de vista más estratégico y de largo plazo, podemos ser un país con una industria agroalimentaria sustentable, segura e inocua? Soy optimista, creo que si vamos potenciando el I+D y si ya fuimos capaces, como ministerio de Agricultura, de conversar y cooperar entre nosotros, también podemos interactuar mejor con otros ministerios, porque el ser potencia alimentaria sostenible no solo depende de Agricultura, tenemos que sumar Economía, Desarrollo Social, Relaciones Exteriores, etc. Es decir, somo un país. Así que creo que cuando dejemos de competir entre un ministerio y otro, vamos a poder avanzar, además tenemos que sumar al sector privado y la academia, porque esto siempre es esfuerzo de todos. GALERÍA
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