"La ciruela deshidratada no solo mejora la salud intestinal, sino que también puede ser protagonista de una industria más eficiente, sostenible e innovadora". Por Araceli Olivares Investigadora Centro CREAS ![]() n reciente estudio clínico reafirma lo que muchas personas ya saben por experiencia: el consumo de fruta deshidratada puede aliviar el estreñimiento crónico. Y entre estas frutas, la ciruela se ha ganado un lugar destacado gracias a su composición nutricional y a sus beneficios para el tránsito intestinal. La ciruela deshidratada contiene 8% de fibra, y dentro de esta, casi la mitad corresponde a fibra insoluble, que contribuye a la mecánica intestinal por ser menos fermentable. La otra mitad, fibra soluble, no solo ayuda a aumentar el bolo fecal, sino que actúa como un “alimento” para la microbiota, otorgándole un carácter de prebiótico. A esto se suma su contenido de azúcares naturales como fructosa, glucosa y sorbitol, un alcohol de azúcar con leve efecto laxante. Curiosamente, no contiene sacarosa, lo que le da un bajo índice glicémico. Así, consumir entre 6 y 7 ciruelas diarias —menos de 100 Kcal— puede ser una excelente estrategia para mantener un intestino sano y apoyar el equilibrio de nuestra microbiota. Ahora bien, la producción y procesamiento de ciruelas deshidratadas también plantea desafíos. Debido a su contenido de humedad cercano al 30%, esta fruta es susceptible al crecimiento de hongos, por lo que se le aplica una dosis de preservante (sorbato de potasio). En CREAS – TT Green Foods trabajamos con la industria para estandarizar y reducir esta aplicación, manteniéndonos dentro de los márgenes permitidos, pero buscando una mejor cobertura y menor cantidad. También miramos con atención los residuos generados durante su procesamiento: ciruelas dañadas, de bajo calibre o mal despepitadas, que terminan descartadas. En lugar de ver desperdicio, vemos oportunidades. Por eso, en CREAS – TT Green Foods desarrollamos una tecnología para transformar estos residuos en una harina rica en fibra (cuatro veces más insoluble que soluble), baja en carbohidratos y sin sabor a ciruela. Esta harina es ideal para nuevas formulaciones alimentarias como snacks, galletas o barritas. La ciruela deshidratada no solo mejora la salud intestinal: también puede ser protagonista de una industria más eficiente, sostenible e innovadora. GALERÍA
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