"La Pequeña AgriculturaDeber ser Motor de Innovación"Entrevista publicada en edición impresa número 137 / octubre de 2022La ejecutiva enfatiza la urgencia de transferir al sector familiar campesino todo el conocimiento disponible en Tecnologías de la Información y Comunicación, para que pueda adaptarse mejor al escenario de crisis climática y estrés hídrico, orientando, simultáneamente, su producción hacia modelos sostenibles. ![]() l sector silvoagropecuario es el pilar más importante de la industria alimentaria, pues desde él provienen todos los insumos, ingredientes y materias primas que permiten producir, en forma continua y eficiente, alimentos saludables, inocuos, seguros y sustentables para toda la población. Por ello, en el actual escenario de contingencia climática, económica y social es urgente brindarle todas las oportunidades que necesita para acceder a las modernas herramientas tecnológicas de la revolución digital, e incentivar el desarrollo de proyectos de innovación dentro de sus actuales grupos sociales más relevantes, los jóvenes y las mujeres. Así lo entiende la directora ejecutiva de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), Francine Brossard, DEA (Diploma d’Etudes Approfondies) en Desarrollo Rural del Instituto Agronómico Paris-Grignon, y magíster de Economía Agraria y Tecnología de los alimentos, Alimentación, Nutrición y Bienestar General, del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) Universidad de Chile; quien, desde el inicio de su carrera profesional, ha mostrado permanente interés por apoyar la innovación transversal en todo el mundo agrario campesino. Lo demostró tanto en los orígenes de su carrera profesional, en el área de análisis y estudios de la División Agrícola Conjunta de CEPAL-FAO de Naciones Unidas (donde se desempeñó durante casi una década), como en su posterior ingreso, en 1996, al Ministerio de Agricultura de Chile (MINAGRI), donde precisamente participó en la creación de la actual FIA, haciéndose cargo de su Unidad de Información. Desde allí lideró activamente y durante 15 años, el diseño de iniciativas destinadas a la gestión de información y vigilancia estratégica, en materia de innovación agraria. En 2011 dejó este trabajo para desarrollarse como consultora internacional en Tecnologías de la Información y Comunicación aplicadas al mundo rural, para el Banco Mundial, FAO, IICA y CEPAL, asesorando además, a diversos países de América Latina y África francófona. Algunos de sus principales logros personales de este período fueron su participación directa en la creación de la Comisión Nacional de Igualdad de Oportunidades del MINAGRI; la formación en 2006 de la primera Mesa TIC Rural, con participación de las diferentes instituciones dependientes del MINAGRI; la articulación de la Red de Información Silvoagropecuaria de Chile (Redagrochile); y la creación de las primeras comunidades virtuales agrícolas de Chile (proyecto YoAgricultor BID-FIA). Con toda esta experiencia y experticia acumulada, Brossard aceptó este año el desafío de regresar a FIA y asumir su dirección ejecutiva, con el claro objetivo de potenciar aún más sus diversos instrumentos de innovación, para llegar con ellos a todos los rincones del mundo agrícola nacional, en especial, los pequeños productores pertenecientes a la agricultura familiar campesina. Tarea en extremo compleja, pero que asume con la clara convicción de “seguir potenciando los desafíos estratégicos que presenta nuestro sector, trabajando también para que FIA pase de ser un referente de la innovación, a un guía que impulse y muestre el camino para llegar a más territorios, de manera global y cercana”. Hoja de ruta que se orienta a entregar soluciones capaces de enfrentar satisfactoriamente las agudas problemáticas que hoy enfrenta la agricultura nacional, buscando, al mismo tiempo, llegar a más comunidades del territorio rural, para que estas soluciones sean “replicadas por agricultores, productores, jóvenes, mujeres y pueblos originarios, sin distinción alguna”, enfatiza. - ¿Qué representa para usted asumir este cargo en esta etapa tan compleja y trascendental para el mundo agrícola chileno? En primer término es un orgullo encabezar una institución que conozco desde sus inicios. Y aunque me alejé de ella por 10 años, para trabajar organizaciones como FAO y CEPAL, siempre estuve al tanto de su trabajo. En ese período, mirando a FIA desde lejos y con otra perspectiva, me di cuenta de su enorme relevancia, pues no existe un organismo similar en otros países de América Latina. Y a pesar de ser relativamente pequeña, pues funciona solo con cerca del 1% del presupuesto del ministerio de Agricultura, hace cosas muy trascendentes y de gran impacto para el desarrollo del mundo agropecuario. En ese ámbito quiero destacar que hoy nos encontramos en pleno proceso de descentralización, luego de trabajar durante muchos años solo con oficinas en Santiago, Talca y Temuco. Y si bien aún no tenemos un representante en cada región, creemos que pronto superaremos el desafío de llegar al máximo nivel de participación regional y nacional. - ¿Cuáles son los principales desafíos que en este momento enfrentan como institución? Nuestros lineamientos de trabajo forman parte del diseño de política rural del gobierno del presidente Boric. En ese sentido, apuntamos a desarrollar iniciativas que nos permitan abordar el déficit hídrico, a mitigar el cambio climático y a desarrollar sistemas alimentarios sostenibles. Estos tres pilares de trabajo dan cuenta de las prioridades de Chile, pero también de las necesidades que enfrenta el sector silvoagropecuario a nivel mundial. Además, no debemos olvidar que nos encontramos ante un contexto internacional crítico, debido a la guerra en Ucrania, y estamos ciertos de que eso influirá directamente en el aumento del precio de los alimentos. Por lo tanto, como Fundación para la Innovación Agraria tenemos mucho que decir y apoyar para enfrentar este escenario de contingencia. En ese contexto, quiero destacar que seguimos con la misma estructura de apoyo de instrumentos. De hecho, el pasado 13 de septiembre se abrió la convocatoria nacional de proyectos de innovación, a todas las personas e instituciones que forman parte del sector silvoagropecuario. También reactivamos las “giras tecnológicas”, instrumento que estuvo deprimido, e incluso detenido, durante la pandemia, lo cual ha traído un efecto de tranquilidad, porque es muy bienvenido en todo el mundo agrícola por la gran participación social que brinda a sus participantes. Además, seguimos adelante con nuestros estudios de innovación, que también han sido otra línea de trabajo importante para FIA. En forma paralela realizamos diversos eventos de apoyo, como conversatorios y seminarios, así como consultorías que abordan los diversos problemas del sector, ofreciendo a los participantes las respectivas soluciones de innovación. Todos estos instrumentos se complementan de forma interesante y además le brindan flexibilidad a nuestra gestión. Por ejemplo, muchas veces se decide, por diversas razones, no apoyar un proyecto, pero en su lugar sugerimos una “gira tecnológica”, de modo de brindar la necesaria asistencia técnica a los agricultores, para que nazcan nuevos y mejores proyectos. Esta flexibilidad operacional nos permite cumplir a cabalidad lo que ha sido la misión institucional de FIA, desde su creación. - ¿A cuántos beneficiarios apoyan actualmente con este conjunto de instrumentos? Dentro de lo que es convocatoria nacional, tenemos hasta 200 nuevos proyectos postulantes cada año, de los que se aprueban cerca de 30. Proceso donde destaca la rigurosidad y transparencia del equipo profesional de FIA, para analizar cada una de ellos. Sin embargo, también debemos recordar que las propuestas aprobadas pueden durar hasta 3 o 4 años. Por ende, si sumamos los proyectos en marcha, con todos los nuevos que se van aprobando, hablamos en conjunto de cerca de 100 de estas iniciativas operando simultáneamente cada año. De hecho, cuando asumimos ya había iniciativas aprobadas del año anterior, a las cuales les hemos dado continuidad. A esto hay que sumar todas las demás iniciativas e instrumentos de FIA que mencioné anteriormente como giras, seminarios o consultorías, lo cual nos permite posicionarnos como una institución muy bien evaluada por el mismo sector agropecuario. - ¿Cuánto es el presupuesto que se destina a este concepto, anualmente? Contamos con un presupuesto de alrededor de $8.000 millones de pesos, que naturalmente ha ido variando de acuerdo con ciertas prioridades de los distintos gobiernos en los últimos años. Sin embargo, lo novedoso es que actualmente cerca del 75% pertenece a MINAGRI, mientras que el otro 25% lo aporta el ministerio de Ciencias, Tecnología, Conocimiento e innovación. Es un paso muy importante en nuestra evolución institucional. Por eso, cuando asumí el cargo insistí que hubiese un representante del ministerio de Ciencias en nuestro Consejo Directivo, porque así no solo tenemos una excelente coordinación, sino que además podemos complementar nuestros objetivos, los cuales concuerdan en que los grandes conocimientos teóricos bajen hasta el diario vivir de la gente. Y en nuestro caso particular, que la innovación científica y tecnológica llegue a la pequeña agricultura, para lo cual es muy importante el apoyo del ministerio de Ciencias, especialmente en el desarrollo de nuevos programas. ACCESO EQUITATIVO AL DESARROLLO- ¿Existen hoy condiciones adecuadas para que el mundo agrícola acceda a programas de desarrollo e innovación? Por supuesto, y en esto quisiera destacar que hoy FIA puede mostrar la gran madurez alcanzada en la difusión y consolidación de instrumentos de innovación. En ese sentido, recojo y asumo la crítica que hemos recibido anteriormente de otras instituciones y grupos sociales, en cuanto a que FIA sólo tenía “proyectos de elite”. Algo que me dolió particularmente, porque, en cierto modo, era cierto. Efectivamente apoyamos proyectos de innovación que pertenecen a entornos académicos, pero también sabemos que debemos impulsar esas instancias para que lleguen efectivamente al gestor agrícola. Y esa es una nueva línea de trabajo que estamos impulsando actualmente, en cuanto a concretar transferencia de innovación. - ¿Y cómo esperan concretar esta iniciativa? Tenemos muchas y variadas opciones. Por ejemplo, FIA ha desarrollado desde hace varios años un área de desarrollo de documentos que plasman todo el trabajo de distintos proyectos de innovación. Es un gran trabajo documental, pero que hasta ahora quedaba solo en la biblioteca y no se traspasaba al mundo agrícola. Entonces queremos transferir esta información mediante el aporte específico de otras instituciones que sí desarrollan proyectos tecnológicos concretos, como por ejemplo, INIA, INDAP e IFOR, entre otras. De este modo, FIA captura, analiza y desarrolla la información, y las demás instituciones la traspasan directamente al agricultor mediante iniciativas específicas de desarrollo tecnológico, de acuerdo con el tipo de suelo, la geografía regional, la demanda hídrica local o la idiosincrasia cultural de la población, entre otras múltiples variables. Con ello podemos lograr, entre otras cosas, transferencias de producción, innovación en cultivos no tradicionales, generación de valor agregado a especies nativas, aplicación de tecnologías de riego digital y muchas otras oportunidades de traspaso efectivo de conocimiento. INNOVACIÓN Y CAMBIO CLIMÁTICO- ¿Considerando el actual contexto de estrés climático y crisis económica, qué papel juega la innovación para superar dicho escenario, considerando que ya enfrentamos un complejo diagnóstico de alto riesgo alimentario para nuestro país? La innovación juega un papel fundamental, por eso estamos en el momento preciso para reinstalar la mesa de trabajo TIC rural, que aplicamos entre 2006 y 2011 para avanzar en la tecnologización del agro. Con tal objetivo ya estamos trabajando desde junio con todas las instituciones del ministerio de Agricultura, para abordar desde esta perspectiva temas críticos como el déficit agrícola-hídrico y los sistemas alimentarios sostenibles. Dentro de las herramientas TIC hoy existen múltiples alternativas para optimizar la producción, riego, uso de recursos y control de las contingencias ambientales, entre otras opciones. Hay un sinfín de herramientas que no son conocidas por los agricultores, así que nuestra tarea es darlas a conocer e incorporarlas a la pequeña agricultura, que siempre ha quedado rezagada en estos procesos y donde aún persiste una gran brecha de desconocimiento y alfabetización digital. - ¿Qué tan complejo es impulsar esta conexión del mundo rural con la transformación digital? Es muy complejo. Recordemos que la población agrícola hoy tiene, en promedio, más de 60 años y además está compuesta cada vez más por mujeres que se están quedando solas en el campo. Paralelamente la juventud rural está emigrando a la ciudad, y ese es otro tema que quisiera destacar, porque estamos poniendo énfasis en enfocarnos en esas dos poblaciones objetivo, mujeres y jóvenes. Y digo énfasis, porque igual aportamos a todo el sector en general, pero no podemos desconocer que un gran porcentaje de la población prioritaria en la pequeña agricultura está formado por cooperativas donde participan mujeres, juventud y, también, pueblos originarios. Queremos entregar más y mejores herramientas TIC a las mujeres del mundo rural, que hoy están muy invisibilizadas. Por ejemplo, acabamos de cerrar un concurso para premiar a la “mujer innovadora”, en los ámbitos de producción y academia. Asimismo, estamos desarrollando otro programa para jóvenes innovadores, para que desplieguen y den a conocer todo su potencial de emprendimiento. Ya hemos hecho algunos encuentros donde destacamos, por ejemplo, los valiosos aportes emprendedores de los jóvenes de la región de la Araucanía. - ¿Y existen otros proyectos emblemáticos o estructurantes de este nuevo esfuerzo integrador de FIA? Precisamente en el área de operación queremos destacar un programa que será un hito para la agricultura, al cual hemos denominado “Agrocopinoa”. Este nace de un mandato del ministro de Agricultura, quien nos solicitó desarrollar una estrategia de capacitación hacia las cooperativas agrícolas, para formar una “academia de cooperativas”. Como primer paso empezamos a trabajar con dos grupos importantes, la “Unión Nacional de Agricultura Familiar Campesina” y CAMPOCOOP, con quienes hicimos un diagnóstico conjunto, llegando a la conclusión de que se necesita entregar capacitación orientada exclusivamente a la innovación. Para orientarnos a ese objetivo aportaremos conocimiento para el desarrollo de planes de negocio que integrarán por primera vez el componente I+D+i. En ese punto entra a apoyarnos el ministerio de Ciencias, que por primera vez se incorpora a un trabajo conjunto con el ministerio de Agricultura, con el gran objetivo de llegar a “cooperativas agrícolas 4.0”. Partimos este año con un piloto de 20 cooperativas ya identificadas, y en agosto realizamos el primer seminario para que se conocieran entre ellas y comenzaran a armar planes de negocio apoyados por universidades. En este punto entra además a participar un tercer ministerio, el de Economía, porque es la entidad que acredita a las cooperativas. Queremos que, mediante este gran programa, las cooperativas pasen por estas distintas etapas de capacitación, creación de planes de negocios, incorporación de I+D+i y evolución hacia las TIC, para que, a través del ministerio de Economía, se acredite dicho traspaso mediante un sello especial de innovación, para que estas cooperativas accedan, en forma prioritaria, a concursos de fomento públicos (SERCOTEC o INDAP) y a eventuales instrumentos de la banca privada. Es una iniciativa inédita del ministerio de Agricultura, destacada en forma entusiasta por las mismas cooperativas y, que en cierto modo, retoma el trabajo hecho hace algunos años con las comunidades virtuales, en conjunto con el Banco Interamericano de Desarrollo. - ¿Sienten entonces que se están dando los pasos correctos en cuanto a impulsar la innovación del sector agroalimentario, sobre todo de la pequeña agricultura? Somos optimistas, porque estamos haciendo todos los esfuerzos, primero para cumplir nuestra misión de desarrollar una cultura de innovación; y luego, para avanzar de manera coordinada con otras instituciones del Estado, para que la innovación llegue hasta el agricultor. Y confiamos en que si trabajamos asociados con cooperativas, podremos lograr un resultado trascedente. También estamos trabajando en conjunto con la SNA, para incentivar la innovación en liceos agrícolas. Es una iniciativa que hoy renovamos mediante el programa Savia Lab, que involucra a todos los alumnos de liceos agrícolas desde primero medio hasta cuarto medio. Mediante el apoyo directo de alguna una universidad se incorpora la innovación como programa de estudio, desde el inicio de la enseñanza media. Queremos que esos chicos, con la mirada dirigida desde y hacia la innovación, vean que existe futuro en sus propias localidades. Que ellos mismos identifiquen brechas donde la innovación de alguna respuesta. Hemos visto ya casos muy destacados en la región de Maule, así que confiamos en el éxito de programa. De hecho, tiene tantas oportunidades, que los mismos profesores participantes de Savia Lab obtienen la experticia, y un diploma, que los faculta a seguir impulsando la innovación en sus futuros alumnos de estos y otros establecimientos. Así lograremos que los jóvenes comprendan que hay futuro en el campo y no migren a las ciudades. Necesitamos jóvenes en el campo, o si no, este muere. Algo que es vital, porque la pequeña agricultura entrega casi el 80% de los productos alimenticios de los cuales se nutre toda la población. Claro que también nos hemos percatado de que, producto de la pandemia, muchos jóvenes se fueron al campo e impulsaron numerosas iniciativas en el rubro alimentario, especialmente en el sector gastronómico, por lo que están llevado todo su conocimiento del mercado, para orientar al sector agrícola respecto de las nuevas tendencias de consumo de alimentos orgánicos, vegetarianos o sustentables. Este positivo traspaso de información entre jóvenes emprendedores de origen urbano y pequeña agricultura, también nos hace mirar con optimismo el futuro. - ¿Cómo podrían decir que cumplieron su misión al cabo de este periodo? ¿Con qué parámetros se podría medir ese objetivo? En primer lugar, que transfiramos a la pequeña agricultura toda la innovación necesaria para que enfrente el cambio climático, el estrés hídrico y la producción sustentable; y que a partir de ello cambiemos esa percepción de que FIA solo financia proyectos de elite. Luego, que tengamos el programa Agrocopinoa consolidado y ya beneficiando a las 130 cooperativas agrarias de nuestro país, para que todas tengan planes de negocios donde incorporen la mirada de I+D+i y su respectivo componente de TIC. Todo ello coordinando exitosamente, además, el trabajo tripartito de los ministerios de Agricultura, Ciencias y Tecnología, y Economía. En paralelo, que se vea un resultado positivo del programa de apoyo a la juventud rural, alcanzando un gran porcentaje medible de efecto innovador en su educación, que se refleje en el desarrollo concreto de emprendimientos rurales. Además, necesitamos que las mujeres del campo adopten masivamente la innovación y la apliquen en su trabajo diario de producción o artesanía, desarrollando emprendimientos exitosos que les permitan salir adelante por sí solas. Finalmente, también tenemos como objetivo impulsar el desarrollo de las comunidades indígenas. Hoy FIA hace mucho trabajo con ellas, y quisiera que al final de esta administración, rindamos cuentas positivas de este trabajo particular en innovación. GALERÍA
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