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Controles de Calidad

4/24/2025

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Estos procesos de análisis, supervisión y corrección, son vitales para optimizar la producción de alimentos y bebidas. Por ello, deben ceñirse a estándares de excelencia que permitan cumplir los parámetros de seguridad, inocuidad y sustentabilidad que hoy exigen los consumidores.
Letra L
a industria alimentaria es, sin lugar a dudas, una de las más estratégicas de la economía. ​No solo porque totaliza ventas mundiales superiores a USD 350 mil millones por año, sino también porque sus productos son indispensables para preservar la salud de la población.

Esta condición exige que las empresas de alimentos y bebidas apliquen estrategias de control de calidad, que abarquen en forma integral cada etapa del proceso productivo. Desde el abastecimiento de materias primas, hasta la distribución final al público. 

Un proceso absolutamente crucial, pues cualquier descuido o mala ejecución repercutirá directamente en la salud de los consumidores. 

CLAVES CONCEPTUALES

Desde el punto de vista técnico-operativo, el control de calidad alimentario es un proceso que permite identificar y corregir cualquier defecto en la producción de alimentos y bebidas. 

Es decir, consiste comprobar sistemáticamente que el alimento o bebida producido, cumple todos los estándares de calidad establecidos por la empresa, de acuerdo con los marcos legales y funcionales vigentes, tanto en el ámbito nacional como internacional.

Este control se realiza mediante exhaustivos análisis, que abarcan: las propiedades del producto, su tratamiento y las condiciones de higiene y salubridad, tanto del proceso productivo como de las respectivas instalaciones industriales. 

Para alcanzar estos objetivos, los controles de calidad alimentarios deben cumplir las siguientes condiciones:

● Deben realizarse antes, durante y después de la producción de cada alimento o bebida.
● Los equipos a cargo del proceso deben estar integrados por técnicos en calidad alimentaria y al menos por un profesional con formación científica (por ejemplo, un ingeniero de alimentos).

Aplicar estos controles de calidad permite, asimismo, desarrollar nuevas estrategias para mejorar la excelencia de los alimentos. 

Esto se logra mediante el desarrollo de innovaciones técnicas que incluyen, por ejemplo, análisis microscópicos de textura, sistemas de detección espectral y exploración con ultrasonido, entre otras múltiples opciones de última generación.

Los controles de calidad alimentarios, asimismo, son exponencialmente más exigentes que los aplicados en otras unidades productivas o de servicios. Pues su principal objetivo es distribuir productos inocuos y seguros para la población. 

Además, deben tener flexibilidad suficiente para adecuarse a los constantes cambios de contexto, lo que también incluye la compleja evolución de las tendencias de consumo.

En el escenario actual, esto implica que el control de calidad debe trazarse los siguientes objetivos estratégicos:

● Procurar que los alimentos no transmitan afecciones o enfermedades infecciosas.
● Asegurar que los alimentos estén disponibles en cantidad suficiente para atender las necesidades nutricionales de toda la población.
● Garantizar que el proceso productivo no contamine el medioambiente.
● Reducir al mínimo la huella de carbono de las empresas.

Control de calidad agrícola
Los controles de calidad deben aplicarse a lo largo de toda la cadena productiva, para garantizar máxima eficiencia e inocuidad. Foto: FreePik.
IMPORTANCIA DE LOS CONTROLES

Los procesos de análisis y control de calidad, son la única herramienta con que cuenta la industria alimentaria para garantizar la inocuidad tanto de las materias primas como del producto final y su respectivo proceso de elaboración. 

Por ende, si estos controles no se aplican o se implementan en forma inadecuada, la población corre serio peligro de ingerir alimentos que podrían tener efectos nocivos para su salud. 

Esto se debe a que la producción de alimentos y bebidas conlleva una gran cantidad de riesgos asociados, que pueden ser del siguiente tipo:

● Riesgos físicos: Derivados de malas prácticas de manipulación, tales como contaminación cruzada, defectos de procesado o materia prima deficiente.
● Riesgos químicos: Originados en el uso de productos tales como preservantes, colorantes o saborizantes artificiales inadecuados o que no cumplen la legislación sanitaria vigente.
● Riesgos microbiológicos: Generados por la presencia de bacterias, virus, hongos y otros microorganismos patógenos, capaces de contaminar la materia prima y el producto final.

Consecuentemente, el objetivo principal de un proceso de análisis y control de calidad eficiente es prevenir la materialización de cualquiera de estos riesgos. 

Esto evitará que la población se intoxique o enferme, producto de la ingesta de alimentos descompuestos o contaminados. 

Asimismo, el control de calidad construye una efectiva barrera contra las “Enfermedades de Transmisión Alimentara”, o ETA, que pueden tener graves consecuencias para la salud de la población.

Todos estos riesgos siempre están presentes y pueden materializarse en cualquier momento. Tal como recientemente sucedió en la ciudad de Valparaíso, donde se detectó un brote de bacteria Listeria Monocytogenes, en una partida de queso laminado envasado al vacío. 

Este patógeno puede causar una grave enfermedad, conocida como listeriosis, y su presencia generalmente se debe a un deficiente proceso de análisis y control de calidad.
Control de calidad vitivinícola
Hoy resulta indispensable utilizar herramientas tecnológicas digitales para optimizar las tareas de control, higiene y seguridad. Foto: FreePik.
MARCOS NORMATIVOS

El principal estándar internacional que establece y regula los requisitos de todo Sistema de Gestión de Seguridad de Alimentos, SGSA, es la norma ISO 22000:2018. 

Esta permite a las empresas alimentarias maximizar su desempeño en las siguientes variables:
​
  • - Control de inocuidad alimentaria.
  • - Cumplimiento legal, normativo y regulatorio.
  • - Competitividad y crecimiento de la participación de mercado.
  • - Satisfacción y confianza de todas las partes interesadas.
  • - Optimización de la Gestión de Riesgos.
  • - Integración de los Sistemas de Gestión.

Otras normas ISO que también son aplicables al sector de alimentos y bebidas, son las siguientes:

● ISO 9001:2015, que define los requisitos para implementar un sistema de gestión de calidad en cualquier empresa u organización.
● ISO 14001:2015, que establece los requisitos necesarios para desarrollar un sistema de gestión sostenible de las responsabilidades medioambientales.
● ISO 45001:2018, que determina los requisitos para que cualquier organización ejecute efectivamente un sistema de gestión de salud y seguridad ocupacional (SST).
● Norma IEC 31010:2019, que proporciona completa orientación para implementar técnicas que ayuden a evaluar y prevenir riesgos específicos, como parte de un adecuado proceso de control.

Desde el punto de vista de la higiene, en tanto, las empresas alimentarias deben implementar controles de calidad basados en el Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (APPCC), que es el principal estándar internacional para prevenir riesgos de contaminación física, química o microbiológica.

A su vez, en Chile el principal marco regulatorio que rige el trabajo de las empresas de alimentos y bebidas, es el “Reglamento Sanitario de los Alimentos” o RSA. 

Este, establece las condiciones sanitarias a las cuales debe ceñirse la producción, importación, elaboración, envasado, almacenamiento, distribución y venta de todo tipo de alimentos destinados al consumo humano. 

Todo ello, con el objetivo de proteger la salud y nutrición de la población, y de garantizar, al mismo tiempo, el suministro seguro de alimentos sanos e inocuos.

El RSA se aplica a todas las personas naturales o jurídicas que se relacionen o intervengan en estos procesos mencionados anteriormente, así como a los establecimientos, medios de transporte y distribución destinados a dichos fines.

Otro cuerpo legal de gran importancia es la Ley 20.606, sobre composición nutricional y etiquetado de los alimentos. 

Esta permite controlar el contenido nutritivo de todos los alimentos comercializados en Chile, así como advertir a la población sobre la presencia excesiva de nutrientes críticos peligrosos para la salud, como sodio, grasas saturadas, azúcares y calorías.

Asimismo, nuestro país cuenta con otras normativas asociadas a la calidad alimentaria, entre las cuales destacan las siguientes:

● Decreto Exento 118, del ministerio de Salud, que aprueba la Norma Técnica No. 158 sobre APPCC.
● Resolución Exenta 551/14, del ministerio de Salud, que establece los límites máximos de residuos de medicamentos veterinarios en alimentos destinados al consumo humano.
● Resolución Exenta 636, del ministerio de Salud, que establece dosis máximas de irradiación de alimentos.
● Resolución Exenta 33/10, del ministerio de Salud, que fija tolerancias máximas de residuos de plaguicidas en alimentos.
● Resolución Exenta 427/10, del ministerio de Salud, que define la lista de alergenos alimentarios que deben rotularse, conforme al artículo 107 letra h del “Reglamento Sanitario de los Alimentos”.
● Decreto No.20, del ministerio de Salud, que establece requisitos para la importación de productos derivados de bovinos, y destinados al uso y consumo humano.
● Resolución Exenta No.764/09, del ministerio de Salud, que establece normas técnicas sobre directrices nutricionales para la declaración de propiedades saludables de los alimentos.
Control de calidad lácteo
El éxito de los controles de calidad también se sustenta en la prevención de riesgos y en la aplicación de estrictas normas de higiene. Foto: FreePik.
BENEFICIOS PARA LAS EMPRESAS

Adoptar un sistema de análisis y control de calidad estricto, proporciona a la industria alimentaria múltiples beneficios, tanto en términos operativos como de posicionamiento e imagen pública. Algunas de estas ventajas estratégicas son las siguientes:

● En términos de seguridad, previenen la salida al mercado de alimentos contaminados, o en mal estado, que puedan causar perjuicios sanitarios graves para la población.
● En términos de satisfacción del cliente, permiten responder de mejor forma a las expectativas del nuevo “consumidor informado”. Esto garantizará, a su vez, mayor satisfacción y fidelización.
● En términos de confianza, garantizan a los consumidores contar con alimentos seguros y de alta calidad, lo cual mejorará la imagen de la empresa ante la opinión pública. Esto, a su vez, se traducirá en más confianza hacia la marca.
● En términos de competitividad, un control de calidad de alimentos eficiente, es cada vez más valorado por los consumidores. Por ende, contar con sistemas de alto estándar asegurará mejor posicionamiento de mercado.

Si bien cada empresa de alimentos y bebidas puede implementar el sistema de análisis y control de calidad más apropiado a sus necesidades y requerimientos específicos, los expertos recomiendan seguir siempre una línea de trabajo claramente estandarizada. 

Esta debe estructurarse a partir de las siguientes variables críticas.

● Control de materias primas: Consiste en verificar el origen, calidad y trazabilidad de todas las materias primas o ingredientes (naturales o artificiales), utilizados para elaborar alimentos y bebidas. 

● Análisis APPCC: El análisis de peligros y puntos críticos de control garantiza la inocuidad de los alimentos. Además, es imprescindible para determinar qué partes del proceso productivo deben monitorearse con más cuidado, y cuáles son los límites de seguridad que deben establecerse.

● Calidad de la producción: Consiste en verificar que todo el proceso productivo se realice de acuerdo con las normas nacionales e internacionales de salud, seguridad, higiene y protección del medioambiente. Esto permite optimizar tanto la eficiencia general de la empresa, como de sus equipos técnicos y humanos.

● Optimización logística: Implica cumplir todos los requisitos técnicos, operativos, sanitarios y de seguridad, que garanticen el transporte oportuno e inocuo de los alimentos, desde el campo hasta los puntos de venta. 
Por ejemplo, manteniendo la cadena de frío o la seguridad de los vehículos e infraestructura utilizada para tales efectos.

● Gestión de equipos: Implica controlar el funcionamiento seguro y eficiente de las maquinarias que sustentan la producción de alimentos. Para ello es indispensable realizar acciones de supervisión, revisión, mantenimiento, reparación y modernización (según corresponda).

● Gestión de personas: Se requiere reforzar y actualizar permanentemente los conocimientos y competencias, tanto de los operadores de la línea de producción, como del personal a cargo de las tareas de análisis y control de calidad propiamente tales.

● Programación de auditorías: Para que el control de calidad sea ciento por ciento eficiente, se requiere la constante realización de auditorías internas y externas, que ayuden a obtener las certificaciones de calidad pertinentes.

Actuar de acuerdo con esta planificación permite llevar un control exacto de la calidad de los alimentos y bebidas producidos, así como establecer las respectivas estrategias de cambio o mejora, en caso de que sean necesarias (por ejemplo, para prevenir brotes de infecciones o fallas en el producto final).

EL VALOR DE LA TECNOLOGÍA

Implementar en la industria alimentaria procesos de análisis y control de calidad eficientes, exhaustivos y sin márgenes de error, requiere métodos de trabajo de alta precisión. 

Esto implica, por ejemplo, desterrar las anacrónicas fichas y planillas en papel, y recurrir a herramientas tecnológicas y aplicaciones de última generación que permitan, por ejemplo: 

● Monitorear adecuadamente los procesos productivos.
● Recopilar datos críticos en tiempo real.
● Implementar acciones preventivas.
● Detectar fallas en la cadena productivo-logística.
● Aplicar medidas correctivas en caso de detectar no-conformidades durante el control de calidad.

Este aporte tecnológico, que puede ser en forma de softwares especializados, de listas de verificación digitales o, incluso, mediante tecnologías de punta, como blockchain, inteligencia artificial o Big data, entre otras alternativas, agilizará los procesos internos y propiciará una toma decisiones estratégicas más ágil y mejor informada. 

Consecuentemente, se optimizará toda la cadena productiva, lo que se traducirá en un mejor posicionamiento competitivo y en beneficios directos tanto para la empresa, como para el consumidor y el medio ambiente.

GALERÍA

Control de calidad agroalimentario.
Control de calidad industria bebidas.
Control de calidad cervezas.
Francisco Javier González Salvo

Autor

Francisco Javier González Salvo
Periodista, editor de Revista Indualimentos

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Bioplásticos y su desarrollo

4/24/2025

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¿Son alternativas viables?
¿De packaging sostenible?
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El actual desarrollo biotecnológico, sumado al esfuerzo de científicos, académicos y emprendedores, ha permitido desarrollar nuevas y exitosos envases amigables con el medio ambiente, a base de biopolímeros compostables y biodegradables. Sin embargo, para que estos esfuerzos escalen a nivel industrial, se requiere nuevos marcos regulatorios, más apoyo financiero y un compromiso más profundo de empresas productoras y fabricantes.
Letra L
a acelerada evolución de la industria moderna, no solo implica producir alimentos y bebidas más eficientes y sostenibles. 

También exige desarrollar envases y embalajes más amigables con el medio ambiente, con el objetivo de reducir el enorme impacto que los plásticos de un solo uso han causado en los últimos años, tanto a nivel de contaminación como de destrucción de ecosistemas.

Esta necesidad se ha traducido en el desarrollo de una nueva generación de envases, que excluyen las materias primas sintéticas derivadas del petróleo y las reemplazan por materiales más amigables con el entorno, de origen orgánico, biológico e, incluso, microcelular, lo que abre nuevas y prometedoras perspectivas para implementar un auténtico salto cuántico en la industria del packaging.

Estos materiales, que se conocen genéricamente como bioplásticos, han sido fundamentalmente impulsados por iniciativas científicas y académicas, que cuentan con el entusiasta apoyo de startups y emprendimientos interesados en captar las preferencias de aquellos consumidores que, precisamente, prefieren alimentos que cuiden tanto su salud como la del planeta.

Y si bien se trata de iniciativas incipientes, que aún apuntan a sectores muy específicos, o de nicho, poco a poco se abren nuevas e interesantes perspectivas para ampliar su uso a otras variedades de alimentos más masivos. Aunque para ello aún hace falta perfeccionar los marcos regulatorios, incrementar las opciones de financiamiento y, sobre todo, sumar a la gran industria.

Al respecto, Mariana Soto Urzúa, gerenta general del Centro de Envases y Embalajes de Chile, CENEM, comenta que los bioplásticos ofrecen una alternativa más sostenible para el embalaje, “ya que contienen una parte de recursos renovables en su fabricación y su fin de vida es el compostaje”. 

La ejecutiva también explica que algunos biopolímeros como el ácido poliláctico o PLA (constituido por elementos similares al ácido láctico), pueden ser reciclados mecánicamente. 

Esto los posiciona como una nueva fuente de materiales muy atractivos para ciertas aplicaciones y lugares donde el compostaje es más necesario como, por ejemplo, islas y lugares aislados (campamentos mineros).

Además, son muy requeridos para fabricar bolsas de basura orgánica (que se descomponen junto a los desechos) y para desarrollar packaging de alto contacto con alimentos procesados, entre otras opciones viables. 

En todas estas aplicaciones, “este tipo de bioplásticos está teniendo un crecimiento muy bueno a nivel mundial”, asegura Mariana Soto. 

Opinión similar manifiesta Viviana Urtuvia Gatica, Doctora en Biotecnología, Investigadora de la Escuela de Ingeniería Bioquímica de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y coordinadora del Proyecto Fondecyt de Iniciación 11230164, quien explica que el sector alimentario ha experimentado, a la fecha, con dos tipos principales de bioplásticos: el PLA derivado de recursos renovables como, por ejemplo, almidón de maíz; y los PHA (polihidroxialcanoatos). 

Entre los PHA, destacan, a su vez, el PHB (polihidroxibutirato) y PHBV (polihidroxibutirato-co-valerato), “los cuales se producen mediante herramientas biotecnológicas, utilizando microrganismos a partir de materiales orgánicos”, indica la Dra. Urtuvia. 

Según explica la investigadora, tanto el PLA como los PHA, pueden ser alternativa viables para la industria, aunque para ello es necesario modernizar las regulaciones ambientales. “Hoy en día podemos ver muchas bolsas hechas de PLA, las cuales son una alternativa sostenible a mediano plazo. Sin embargo, aún no es así con los PHA”, agrega.

Envases plásticos
Algunos bioplásticos pueden utilizarse como envases activos formulados con propiedades antioxidantes o antimicrobianas, para brindar protección contra microorganismos y prolongar la vida útil de alimentos agrícolas. Foto: FreePik.
¿EXISTEN OPCIONES CONCRETAS?

Pese a esta viabilidad, aún no existe pleno consenso respecto de la real capacidad de los biomateriales para reemplazar en forma masiva a los plásticos tradicionales, que a través de los años han demostrado su menor costo y eficiencia para preservar, durante mayor tiempo, las cualidades organolépticas y sanitarias de los alimentos.

Así lo manifiesta Mariana Soto, quien considera que aún es prematuro pensar que los bioplásticos van a masificarse en el corto plazo. “Este material es muy adecuado para ciertos nichos de mercado y sería erróneo pensar que fueron diseñados para reemplazar al plástico convencional. (Por ello), tenemos que ser responsables en ese tipo de afirmaciones, pues no se ajustan a la realidad, ni a lo que busca el mercado de packaging”, enfatiza.

La profesional agrega que cada material de packaging tiene su razón de ser y su mejor performance, de acuerdo con lo que se necesita envasar y, en ese sentido, los bioplásticos apuntan a mercados y aplicaciones específicos donde ya han demostrado su utilidad como, por ejemplo, la elaboración de botellas de agua sin gas, “adaptadas a lugares donde el reciclaje mecánico es muy dificultoso, caro y con logística inversa compleja”. 

La gerenta general de CENEM también destaca el empleo exitoso de bioplásticos en otros nichos puntuales, tales como la fabricación de:

• Vasos de cartón extruidos con biopolímeros, compostables y que brindan propiedades de barrera para contener líquidos durante un tiempo.
• Bolsas para contener basura orgánica, que se descomponen en conjunto con los desechos.
• Vasos para mercados food and service, donde los productos compostables son más adecuados, por estar en contacto directo con comida que se consume de inmediato.

Un punto de vista similar manifiesta la Dra. María José Galotto, del Centro de Innovación en Envases y Embalajes de la Universidad de Santiago de Chile, LABEN CHILE, quien considera que los envases desarrollados a partir de materiales biodegradables o compostables, son una alternativa deseable, pero que aún no cumple todos los actuales requerimientos de eficiencia e inocuidad que requiere la gran industria alimentaria.

Durante su exposición en el XXIII Congreso de la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Ciencia y Tecnología de los Alimentos, ALACCTA 2025, realizado recientemente en la Escuela de Alimentos de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, la Dra. Galotto enfatizó que “los bioplásticos y otros materiales compostables o biodegradables, aún no brindan adecuadas propiedades de barrera y de conservación, lo que afecta tanto la durabilidad como la inocuidad y las propiedades organolépticas de los alimentos”. 

“Por ende -agregó- nuestros esfuerzos actuales deben estar concentrados en perfeccionar los materiales que hoy se utilizan para elaborar envases o embalajes plásticos, modificando las materias primas para reducir el uso de derivados del petróleo, e implementando estrategias de producción circular para que sea posible aumentar la proporción de reciclaje, en condiciones de mayor seguridad e inocuidad”.

Sin embargo, esta menor capacidad no significa que las posibilidad futuras de los bioplásticos estén restringidas permanentemente. 

De hecho, recientes investigaciones y proyectos implementados en nuestro país, abren nuevas y positivas perspectivas para continuar avanzando por este camino, permitiendo que nuevos emprendimientos aprovechen las ventajas ambientales de contar con envases amigables con el medio ambiente. 

Objetivo que resulta especialmente valioso, dada la creciente tendencia ética-sostenible que impulsa las opciones de compra de un segmento cada vez más importante de la población.

Al respecto la Dra. Urtuvia comenta que, en el caso del PHBV (material que ella misma investiga), los trabajos actuales se enfocan en reducir los costos de producción mediante el uso de residuos agroindustriales, como sustratos, y en la mejora de los procesos de producción y extracción del bioplástico, para hacerlo más competitivo en su incorporación al mercado.
Botellas reciclables
Algunos de los desarrollo más recientes de biopolímeros se orientan a producir botellas reciclables y compostables, para comunidades aisladas. Foto: FreePik.
EN BUSCA DE CONSOLIDACIÓN

El grado de avance de estas investigaciones permite concluir que el PHBV, brinda una alternativa real de packaging para su utilización en diversas funciones, desde empaques hasta dispositivos médicos. “Otra alternativa es la utilización de estos bioplásticos como envases activos (por ejemplo, films) formulados con propiedades antioxidantes o antimicrobianas, lo cual podría ofrecer protección contra microorganismos y prolongar la vida útil de los alimentos agrícolas”, enfatiza la Dra. Urtuvia.

Sin embargo, la investigadora detalla que, para poder utilizar estos materiales bioplásticos de manera más extendida en un futuro cercano, es necesario contar con el respaldo de fondos nacionales y de empresas fabricantes de envases que apuesten por el impulso de una economía circular y crean en la innovación sostenible. 

“En Chile -indica la experta de la PUCV-, las investigaciones aún se realizan (solo) con el apoyo de fondos nacionales, a través de proyectos de investigación donde podemos llegar a una escala de prototipado. Por ello, aún queda camino por recorrer para que las empresas apuesten por estas investigaciones, para poder lograr producir bioplásticos a mayor escala”.

La Dra. Urtuvia también cree que estas positivas perspectivas de desarrollo en el mediano a largo plazo serían aún mejores, si existiera mayor financiamiento de inversionistas o entidades estatales que apuesten de manera decidida por impulsar una economía circular o innovaciones amigables con el medio ambiente. 

“Sería bueno -indica- potenciar las investigaciones que están en curso, con la finalidad de crear nuevas Spin-off o y/o Startups (que apuesten utilicen envases elaborados con bioplásticos), para alcanzar más que un prototipado en su desarrollo”.

Optimismo que también comparte Mariana Soto, quien está convencida de que este mercado puede crecer más aún, en la medida que exista la necesidad y el incentivo necesario. 

“Hoy no solo es nicho de startups -asegura-, pues ya existen empresas locales que están fabricando packaging con estas resinas. Hace muy poco se inauguró una planta de la empresa TopColor en Chile para elaborar packaging con estos materiales, y en CENEM tenemos un número mayor a 10 empresas establecidas que fabrican packaging con este tipo de resinas compostables”. 

De todos modos, la ejecutiva recalcó que se requiere prestar atención a la publicidad engañosa, pues si bien existen numerosos ejemplos exitosos de desarrollo de envases amigables con el medio ambiente, “también hay productos que afirman ser compostables, y no lo son”.

De todos modos, la confianza académica en el éxito futuro de los bioplásticos se mantiene incólume, especialmente entre investigadores adelantados como la Dra. Viviana Urtuvia, que trabajan incansablemente para ofrecer nuevas y mejores alternativas de circularidad y sostenibilidad a un mercado que necesita, en forma urgente, redireccionar su desarrollo tecnológico, para no seguir impactando en forma tan destructiva al medio ambiente.

“De las más de 400 millones de toneladas de plásticos producidos a nivel mundial, aproximadamente 2,18 millones corresponden a bioplásticos (cerca del 1%), y de estos solo 52% son considerados materiales biodegradables, como el PLA y PHA. Por eso, apostar por una economía circular, principalmente en el área del packaging, donde los envases son rápidamente descartados, puede ir posicionando el uso de nuevos materiales con características interesantes, que cumplan los estándares del mercado y reduzcan el impacto ambiental”, enfatiza la Dra. Urtuvia.

GALERÍA

Envases a base de biopolímeros.
Investigación en biopolímeros.
María José Galotto
Viviana Urtuvia.
Mariana Soto.
Francisco Javier González Salvo

Autor

Francisco Javier González Salvo
Periodista y Editor Revista Indualimentos

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En búsqueda de una
Complementación eficiente
Legislación chilena e innovación
El avance superlativo de la biotecnología exige una modernización urgente y decidida de la legislación vigente, para que sea acorde con los nuevos desafíos que hoy enfrenta la producción segura de alimentos más saludables, innovadores, inocuos y sostenibles.
Letra E
l desarrollo y perfeccionamiento de la moderna industria alimentaria está significativamente marcado por el constante auge de los procesos de Investigación, desarrollo e innovación, también conocido como I+D+i. 

Esto no solo constituye una simple estrategia de mercadotecnia, sino que es una necesidad vital e ineludible para responder de manera eficiente, ágil y oportuna, a las complejas necesidades de un mercado cada vez más competitivo y cambiante, donde los consumidores actúan de acuerdo a tendencias extremadamente dinámicas. 

Un escenario donde lo que fue válido y viable durante años, de un momento a otro se volvió obsoleto, y donde solo las empresas que entiendan y apliquen esta filosofía de cambio y mejora continua, a base de I+D+i, podrán adaptarse y sobrevivir a la evolución cultural y comercial de los mercados actuales y futuros. Por el contrario, las que no tengan esa visión estratégica y flexibilidad, están condenadas a perder competitividad y desparecer del mercado.

Sin embargo, para que esta innovación se desarrolle acorde con la celeridad que exige el público consumidor, también requiere un marco regulatorio ágil y flexible; algo que en nuestro país no siempre existe, pues la normativa vigente no ha sido capaz de adaptarse con la suficiente celeridad y eficiencia, al salto cuántico experimentado por la ciencia y biotecnología.

MARCO LEGAL EN CHILE

El principal cuerpo normativo vigente en Chile para producir y comercializar alimentos y bebidas, es el Reglamento Sanitario de los Alimentos (RSA). Dicho cuerpo legal establece las condiciones sanitarias para la producción, importación, elaboración, envasado, almacenamiento, distribución y venta de alimentos para consumo humano, con el objetivo de proteger la salud y nutrición de la población y garantizar el suministro de productos sanos e inocuos. 

Asimismo, el RSA establece los límites y condiciones de la información nutricional que se entrega a la población mediante el etiquetado de los alimentos y/o sus correspondientes mensajes publicitarios, con el objetivo de impedir la divulgación de contenidos falsos, erróneos o que puedan ser mal interpretados. 

Innovación Biotecnológica Alimentaria
Los desarrollos I+D+i incorporados por la industria alimentaria, deben cumplir los parámetros establecidos por el RSA, lo cual no siempre favorece el emprendimiento. Foto: FreePik.
Durante una de las sesiones del seminario-taller FoodTech 2024, organizado por Transforma Alimentos, Víctor Rivera, coordinador del área de asuntos internacionales y regulatorios de la Agencia Chilena para la Inocuidad y Calidad Alimentaria, ACHIPIA, explicó que la norma actualmente nos brinda “la posibilidad de conocer qué elementos podemos agregar a los alimentos con fines tecnológicos, como aditivos o ingredientes con propiedades saludables” y además nos permite “ver qué propiedades nutricionales podemos resaltar”.

Esto implica desde saber a qué podemos denominar “suplemento alimentario”, hasta conocer las restricciones específicas que existen para vender o publicitar determinadas materias primas o ingredientes, que puedan ser utilizados para mejorar o complementar la nutrición de las personas. 

Al respecto, el artículo 110 del RSA establece que la rotulación y publicidad “no debe contener palabras, ilustraciones y/u otras representaciones gráficas que puedan inducir a equívocos, engaños o falsedades, o que de alguna forma sean susceptibles de crear una impresión errónea respecto de la naturaleza, composición o calidad del producto”.

La clave, enfatiza Víctor Rivera, es no engañar a la población ni entregar información falsa, por lo que cada expresión o característica que se desee incluir en una etiqueta alimentaria, o en un mensaje publicitario (sea gráfico o audiovisual) debe estar objetivamente basado en información científica fidedigna, comprobable y autorizada por el ministerio de Salud (MINSAL), y además debe respetar los marcos regulatorios establecidos por el RSA. “Esta es la única forma en que se puede garantizar el cumplimiento de la normativa vigente en Chile”, precisa.

Asimismo, el etiquetado no debe indicar, o sugerir, efectos terapéuticos, curativos ni posologías, aun cuando los alimentos tengan propiedades saludables o funcionales demostradas científicamente, pues “las dietas saludables no pueden, por si solas, contribuir a mejorar la salud, ni tampoco están destinadas a curar enfermedades, de modo que no podemos comunicar este tipo de propiedades a la población”, enfatiza Rivera. 

Además, el RSA prohíbe añadir a los alimentos sustancias con principios terapéuticamente activos o sustancias calificadas como productos farmacéuticos. “Es decir, el producto no debe tener características farmacológicas, y tampoco le podemos añadir principios terapéuticos o medicinales que combatan enfermedades, porque los alimentos no están destinados a estos fines”, detalla el experto de ACHIPIA.

CATEGORÍAS ESPECÍFICAS
 
La norma chilena sobre etiquetado de alimentos establece que solo puede incluirse actualmente información general relacionada con la identificación del productor (nombre, razón social, dirección, etc.); las condiciones productivas (lote, fecha de elaboración, fecha de vencimiento, etc.) y la información propia del producto (nombre del alimento, contenido neto, etc.).

El RSA también permite incluir rotulación nutricional, que comprende toda la información sobre las características nutricionales del alimento. Esta información se divide, a su vez, en elementos obligatorios y opcionales. 

Los elementos obligatorios incluyen, por ejemplo, la utilización de sellos negros de advertencia “altos en”, en todos los casos donde haya presencia excesiva de nutrientes críticos como azúcares añadidas, sodio, grasas saturadas y calorías totales. A su vez, los componentes voluntarios, son los mensajes destinados a resaltar las propiedades nutricionales y saludables del alimento.

¿CÓMO DIVULGAR LO SALUDABLE?

La actual innovación alimentaria se orienta cada vez con más fuerza al desarrollo de ingredientes y materias primas naturales, saludables y sustentables, acorde con las nuevas tendencias de consumo de la población. Por ello, Víctor Rivera, de ACHIPIA, recalca que “es fundamental que los emprendedores entiendan que el RSA hoy solo permite destacar las propiedades nutricionales y saludables de un alimento”. 

En el caso de las propiedades nutricionales, puede hacerse mediante representaciones que afirmen, sugieran o impliquen que el alimento posee propiedades nutricionales particulares, como por ejemplo, valor energético y alto contenido de proteínas, grasas saludables, vitaminas, minerales y fibras dietéticas, entre otros componentes. 
Consumidora revisando etiquetas de alimentos
El reglamento vigente prohíbe el uso de declaraciones de propiedades nutritivas o saludables no incluidas entre las 18 asociaciones definidas. Foto: FreePik.
La normativa también permite destacar que un producto es bajo en aspectos negativos como colesterol o calorías totales, por ejemplo, y/o informar que tiene menor porcentaje o menos cantidad total de nutrientes críticos, comprado con un alimento normal, o sin modificaciones. 

Al respecto, Víctor Rivera destaca que emprendedores e innovadores deben recordar que solo está permitido utilizar los descriptores indicados en el artículo 120 del RSA. “Además, deben incluir en la declaración nutricional (o tabla nutricional) de la etiqueta, la cantidad de nutrientes o factores alimentarios correspondientes, utilizados en la formulación del alimento o bebida”, detalla.

Algunos ejemplos característicos de los mensajes autorizados por el RSA, en el caso de aquellos nutrientes críticos que han sido reducidos o eliminados de la formulación del alimento son: “libre”, “no contiene”, “exento”, “reducido” y “sin azúcares añadidos”, entre otros. 

A su vez, en el caso de los ingredientes con propiedades saludables que se deseen destacar, los mensajes autorizados son: “fuente”, “buena fuente”, “contiene”, “con”, “excelente fuente”, “enriquecido con” y “fortificado con”, entre otros. 

Para la declaración de propiedades saludables, en tanto, el RSA define que se pueden destacar mediante mensajes que relacionan los alimentos, o a sus componentes, con una condición de salud. Estas declaraciones también deben ser científicamente comprobadas, o consensuadas internacionalmente, y además tienen que estar incluidas dentro de las normas técnicas aprobadas por el MINSAL (de acuerdo con la resolución 860/2018). 

Los alimentos que declaren propiedades saludables deben estar incluidos dentro de la dieta de la población, e informar claramente la concentración de nutrientes o factores alimentarios correspondientes, en su respectiva tabla nutricional. 

La normativa nacional establece que no se pueden divulgar mensajes saludables para hacer asociaciones falsas, ni inducir el consumo innecesario de un producto, ya sea con expresiones, rótulos o imágenes publicitarias (gráficas y/o audiovisuales). 

Los mensajes sobre propiedades saludables tampoco se deben utilizar en alimentos destinados a niños menores de cuatro años; en suplementos y alimentos con presentación de medicamento (polvos, grageas, granulados, líquidos, comprimidos, tabletas, cápsulas u otros formatos similares); ni en productos que contengan sellos negros de advertencia.

Tampoco se pueden usar estos mensajes en alimentos que contengan 26 gramos o más de grasa total, o 120 mg de colesterol, en 100 gramos listos para el consumo; o 13 gramos de grasa total o más de 60 mg de colesterol, por porción de consumo (excepto huevos y pescados).

Según la norma técnica 191 establecida en la resolución 860/2018 de MINSAL, actualmente existen 18 asociaciones permitidas entre propiedades de alimentos y alguna enfermedad que podrían ayudar a prevenir (o en su defecto provocar), de acuerdo con el contenido de ciertos ingredientes. Estas asociaciones son las siguientes:

● Grasas saturadas, trans, colesterol y enfermedades cardiovasculares.
● Grasa total y cáncer.
● Calcio y osteoporosis.
● Sodio e hipertensión arterial.
● Fibra dietética y cáncer.
● Fibra dietética soluble y enfermedades cardiovasculares.
● Frutas y vegetales y cáncer.
● Hierro y anemia nutricional.
● Ácido fólico y defectos del tubo neural.
● Lactobacillus spp., Bifidobacterium spp. y otros bacilos específicos, y flora intestinal y/o tránsito intestinal y/o inmunidad.
● Fitoesteroles, fitoestanoles y enfermedad cardiovascular.
● Polioles y caries dentales.
● Soya y enfermedades cardiovasculares.
● Oligosacáridos como prebióticos (incluidos: inulina, polidextrosa y otros) y flora intestinal.
● Potasio e hipertensión arterial y otras enfermedades cardiovasculares.
● DHA/EPA (Omega-3) y enfermedades cardiovasculares.
● Lactosa e intolerancia a la lactosa
● DHA y sistema nervioso visual.
 
A partir de estas asociaciones, las etiquetas de los alimentos y los mensajes publicitarios pueden estructurarse en diversos mensajes, en la medida que estos cumplan los requisitos técnicos obligatorios establecidos, y se enmarquen dentro de los parámetros establecidos por el RSA.

Algunos ejemplos típicos de estos mensajes permitidos son: 

“Entre los muchos factores de riesgo que inciden en las enfermedades cardiovasculares, las dietas bajas en grasas saturadas, colesterol y libres de ácidos grasos trans, contribuyen a reducir el riesgo de estas enfermedades”.

“Las dietas bajas en grasa total pueden reducir el riesgo de algunos cánceres. El desarrollo de cáncer depende de muchos factores de riesgo”.

“Las dietas bajas en grasa total, y que contienen alimentos con elevado contenido de fibra dietética, como las leguminosas, cereales integrales, frutas y verduras, pueden reducir el riesgo de algunos tipos de cánceres. El desarrollo de cáncer está asociado a numerosos factores de riesgo”.

Respecto de los suplementos alimentarios, el RSA establece que son productos elaborados o preparados especialmente para suplementar la dieta, con fines saludables, y contribuir a mantener o proteger estados fisiológicos característicos, tales como niñez, adolescencia, adultez o vejez.

Estos suplementos pueden ser nutrientes, mezclas de nutrientes y otros componentes presentes naturalmente en los alimentos (como vitaminas, minerales, aminoácidos, lípidos, fibra dietética o sus fracciones); y sus formas de presentación pueden ser en polvos, líquidos, granulados, grageas, comprimidos, tabletas, cápsulas u otras propias de los medicamentos.

La resolución 394/02 fija directrices nutricionales sobre suplementos alimentarios y sus contenidos en vitaminas y minerales. Si sobrepasan estos límites, se consideran productos farmacológicos y no pueden publicitarse como alimentos. Del mismo modo, las vitaminas o minerales que no tengan límites definidos en la resolución, tampoco pueden agregarse a este tipo de productos.

En el caso de los productos destinados o provenientes de mercados internacionales, el RSA prohíbe la fabricación, tenencia, distribución, comercialización o transferencia de alimentos elaborados o envasados en el país, que, aún siendo destinados a la exportación, provengan de establecimientos que no hayan sido autorizados por la autoridad de salud competente.

Los alimentos de exportación fabricados por empresas autorizadas, que no cumplan las normas de rotulación y etiquetado establecidas en el RSA, deberán llevar impreso en su envase, en forma destacada e indeleble la expresión “Clave Z”, para identificar claramente que están destinados a otros mercados externos. La normativa autoriza la producción de estos alimentos, solo para su exportación y establece que no podrán ser comercializados en el país, en ninguna circunstancia.

Respecto de los aditivos alimentarios, el RSA establece que “son cualquier sustancia que no se consume normalmente como alimento por sí misma, ni se usa como ingrediente típico del alimento, tenga o no valor nutritivo, y cuya adición intencional al alimento para un fin tecnológico (inclusive organoléptico) en la fabricación, elaboración, tratamiento, envasado, empaquetado, transporte o almacenamiento, provoque o pueda esperarse razonablemente que provoque (directa o indirectamente), que ella misma, o sus subproductos, lleguen a ser un complemento del alimento o afecten a sus características”.

El RSA permite el uso de aditivos cuando su inocuidad ha sido evaluada toxicológicamente, considerando especialmente los efectos carcinogénicos, mutagénicos y teratogénicos. Además, solo autoriza la incorporación de un aditivo a un alimento, “si este cumple un fin tecnológico, tanto en la producción, preparación, elaboración, acondicionamiento, envasado, transporte, o almacenamiento; o contribuye a mantener la calidad nutritiva, previniendo la destrucción de componentes valiosos y permite mejorar sus características organolépticas”.

Se prohíbe el uso de aditivos cuando disminuyan sensiblemente el valor nutritivo del alimento, al substituir un ingrediente importante, o al posibilitar la pérdida de componentes nutritivos valiosos, salvo cuando se trate de alimentos para regímenes especiales. Tampoco se permite su uso para disimular una calidad defectuosa o la aplicación de técnicas de elaboración o manipulación prohibidas; o cuando induzca a engaño al consumidor, respecto de la cantidad o naturaleza del alimento, o al organismo contralor, por contribuir a falsear resultados de análisis.  

Los aditivos se etiquetan en orden decreciente de proporciones. Primero el nombre específico, según el Codex Alimentarius; luego, el sinónimo establecido en el RSA; y a continuación el nombre genérico de la familia a la cual pertenecen (también según el RSA). Se exceptúan de esta norma los saborizantes y/o aromatizantes, que pueden declararse en forma genérica, sin detallar sus componentes, según la clasificación que les corresponda de acuerdo con el artículo 155 del RSA.

LOS NUEVOS ALIMENTOS

El auge de nuevas tendencias de consumo saludable y sustentable se ha traducido, en el último tiempo, en el incremento del consumo mundial de nuevas fuentes de proteínas, muchas de ellas desconocidas por la gran industria, como algas, microalgas, insectos, carne cultivada, hongos y levaduras, entre otras diversas opciones disruptivas explotadas por el ecosistema FoodTech.

Parte importante de este auge se basa, asimismo, en la mayor valoración del impacto ambiental que tiene el consumo de proteínas tradicionales (particularmente las generadas por la industria agropecuaria), así como una mayor preocupación por el bienestar animal, lo que se traduce en una creciente difusión de dietas a base de ingredientes no cárnicos.

Ello ha derivado en una revolución industrial que ha dado origen al concepto de “nuevos alimentos”, los que, tal como explica Víctor Rivera de ACHIPIA, “se definen en general como productos nuevos para el mercado y de alta disrupción tecnológica, que incluyen elaboraciones a base de insectos, macroalgas, microalgas, fermentación de precisión (con bacterias, hongos, algas y levaduras), células madres (cell based), impresión 3D, proteínas vegetales y micoproteínas, entre otras múltiples opciones”.

Pese a su crecimiento exponencial en los últimos años, hoy no existe una definición técnica concreta para estos “nuevos alimentos”, ni tampoco se han fijado marcos regulatorios consensuados o normas internacionales de referencia. En Chile, el único acercamiento regulatorio es el artículo 3 del RSA, que establece que todos los alimentos y materias primas “deberán responder en su composición química, condición microbiológica y características organolépticas, a las nomenclaturas, denominaciones legales y reglamentarias ya establecidas”.

Del mismo modo, los nuevos elementos biotecnológicos que se utilicen en los alimentos y/o materias primas alimentarias destinados al consumo humano, “deberán figurar en la nómina dictada por el ministerio de Salud para tales efectos, mediante la correspondiente norma técnica basada en evidencia científica internacionalmente aceptada”. La autorización respectiva será otorgada mediante una resolución emitida por el Servicio de Salud competente.    

Sin embargo, este marco es claramente insuficiente para abarcar una evolución disruptiva cada día más intensa, especialmente entre los emprendimientos I+D+i que ofrecen respuestas novedosas, creativas, ágiles y oportunas a un mercado que, precisamente, exige soluciones innovadoras. Todo esto implica la urgente necesidad de actualizar las normativas internacionales, incluyendo el RSA, para identificar las nuevas propiedades saludables y nutritivas de los alimentos producidos con ingredientes de última generación.

Una mejora que requiere esfuerzos conjuntos público-privados, que incluyan también a la industria y la academia, y abran más espacios de participación al ecosistema emprendedor, cuyo ritmo de avance va siempre mucho más adelantado que la regulación, y que requiere una modernización urgente y decidida, acorde con los nuevos desafíos que hoy enfrenta la producción de alimentos seguros, saludables, innovadores, inocuos y sostenibles.

GALERÍA

Etiquetas de alimentos
Tendencias de consumo
Víctor Rivera, de ACHIPIA.
Innovación alimentaria
Innovación alimentaria biotecnológica
Nuevos aditivos biotecnológicos
Francisco Javier González Salvo

Autor

Francisco Javier González Salvo
Periodista, editor de Revista Indualimentos

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Los nuevos caminos
Del fraude alimentario
Los nuevos caminos del fraude alimentario
El auge biotecnológico y el desarrollo de avanzados insumos y materias primas sucedáneas, que “imitan” las propiedades organolépticas de otros alimentos, abre la inquietante posibilidad de inventar nuevas formas para defraudar a consumidores, empresas y estados, generando, simultáneamente, alto riesgo para la salud pública.
Letra E
l constante y cada vez más profundo aporte de la ciencia y biotecnología, ha permitido que la industria de alimentos experimente un auténtico salto cuántico evolutivo, expresado en el desarrollo de nuevos ingredientes y materias primas de última generación.

Esto ha permitido, por ejemplo, la aparición de una amplia gama de alimentos y bebidas de base vegetal (plant based) que, literalmente, “imitan” las propiedades organolépticas de los alimentos cárnicos o lácteos (según corresponda), permitiendo, de este modo, ampliar de manera significativa el mercado objetivo de los llamados “productos alternativos”.

Estos avances han sido posibles, en su mayoría, gracias al uso de tecnologías disruptivas como, por ejemplo, la Inteligencia Artificial o IA utilizada por NotCo y otras empresas alimentarias de base científica y tecnológica, para elaborar su carta de productos alternativos. Estos algoritmos de última generación están preparados para determinar las cantidades exactas de ingredientes y materias primas (incluyendo hormonas, saborizantes y colorantes, entre otros), que se requieren para que los alimentos y bebidas de base vegetal, tengan el mismo sabor, aroma y color de las carnes rojas, blancas y lácteos.

Sin embargo, este mismo avance disruptivo, que tantos beneficios ha brindado a la nueva generación de emprendedores alimentarios biotecnológicos, también tiene su lado oscuro, pues al mismo tiempo genera (al menos teóricamente) la opción viable de “replicar” sabores, aromas y texturas, sin informarlo al mercado o a las autoridades regulatorias, con el claro objetivo de engañar a consumidores y estafar a otras empresas.

En otras palabras, la misma tecnología que brinda nuevas oportunidades de negocio, legítimas y honestas, a emprendedores e industrias tradicionales, también abre oportunidades para que individuos y organizaciones inescrupulosas cometan “fraude alimentario”.

RIESGOS DEL SIGLO XXI

Si bien la IA puede ayudar a las empresas a mejorar a optimizar la producción y mejorar la detección de amenazas como, por ejemplo, el riesgo de Enfermedades de Transmisión Alimentaria y de alteraciones en la composición de los alimentos; también podría ser aprovechada por estafadores para adulterar de manera maliciosa la composición de alimentos y bebidas. Esto, a su vez, podría traducirse en situaciones muy complejas, como adquirir productos de baja calidad nutricional e, incluso, que transmitan peligro de infecciones.

Biotecnología y Fraude Alimentario
El crecimiento del mercado de alimentos sucedáneos de base vegetal, ha generado un avance biotecnológico que, eventualmente, podría usarse para cometer fraude. Foto: FreePik.
Al respecto, Diego Varela, Secretario Ejecutivo de la Agencia Chilena para la Calidad e Inocuidad Alimentaria, ACHIPIA, comenta que la rápida masificación de la tecnología permite que delincuentes y empresas malintencionadas tengan cada vez más acceso a herramientas que no solo les permiten producir alimentos de manera fraudulenta, sino “también imitar paquetes y envases que son distribuidos rápidamente en canales informales de venta de alimentos”.  

Sin embargo, Varela también puntualiza que esa misma tecnología es también una aliada, “pues posibilita la detección de alimentos fraudulentos en forma más rápida y barata que antes, aunque aún sigue siendo caro hacer análisis de laboratorios en grandes cantidades”.

“Por ello -indica-, es necesario focalizar la fiscalización, hacer más eficiente la colaboración público-privada y educar a la población y alentarla a usar los canales regulares para hacer denuncias”.

Opinión similar manifiesta la Dra. María Angélica Larraín Barth, profesora asociada del departamento de Ciencia de los Alimentos y Tecnología Química, de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile, quien ha participado durante los últimos años en el proyecto “Helios” de esta casa de estudios.

Durante su participación en el XXIII Congreso Internacional ALACCTA 2025, realizado en la Escuela de Alimentos de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, la Dra. Larraín comentó que, frente a los nuevos desafíos que plantea la evolución del fraude alimentario, se necesita realizar un trabajo constante de actualización y modernización de las herramientas e instrumentos que se aplican para combatirlo, “pues las organizaciones que hoy se dedican a esto, son a su vez, cada vez más sofisticadas”.

“Por ello, desde el proyecto Helios hemos realizado un trabajo intenso para identificar todas las formas que hoy adopta el fraude alimentario, para así avanzar en el desarrollo de estrategias modernas y eficientes, que nos permitan detectarlo y prevenirlo a tiempo”, agrega la académica.

Desde el ámbito empresarial, en tanto, Andrés Eyzaguirre Larraín, Director de Asuntos Corporativos de Nestlé Chile, enfatiza que en los últimos años se ha podido observar un aumento de los casos de fraudes, los que han evolucionado en su masificación, sofisticación y alcance. 

“En esa línea -indica el ejecutivo-, la falsificación de alimentos es uno de los más comunes, convirtiéndose en una amenaza para la salud de las personas y que puede tener consecuencias amenazantes para la población. Este tipo de delitos ya no solo ocurre en mercados informales, sino que puede permear a otros canales de distribución, constituyendo una amenaza significativa para la seguridad e inocuidad de los alimentos”. 

Eyzaguirre también puntualiza que esta situación no solo debilita la competencia leal en el mercado, sino que también “puede propiciar un entorno propenso para actividades delictivas como robo, lavado de activos y explotación laboral”.

PELIGRO PARA LA SEGURIDAD E INOCUIDAD

Precisamente estas variables de alto riesgo que citan los especialistas, son las que encienden las alertas en el mercado, pues así como las nuevas generaciones de emprendedores apuestan por el uso de tecnologías como la IA generativa, para experimentar con nuevos sabores, las organizaciones criminales también podrían intentar utilizar el poder “creativo” de App de vanguardia como Chat GPT o similares, para “copiar” sabores, aromas y otras propiedades organolépticas.
Etiquetado limpio y transparente
Es vital que la legislación evolucione y las entidades fiscalizadoras modernicen sus procedimientos, para equiparar el actual desarrollo tecnológico. Foto: FreePik.
Respecto de dicho punto, Diego Varela recuerda que desde hace ya varios años se generan ingredientes, materias primas, sabores y aromas por medios tecnológicos, pues esto permite asegurar tanto el volumen, como la calidad e inocuidad de los alimentos que se producen. Por lo tanto, “la tecnología es en primera lugar una aliada y una herramienta que, bien usada, trae beneficios, y sin la cual no sería posible alimentar a la población”, enfatiza.

“El problema se genera -precisa-, cuando la tecnología se usa de manera fraudulenta, para producir ingredientes y aditivos que imitan a otros, sin ser esto declarado. Ahí podemos hablar de falsificación, es decir, de hacer una imitación de un producto alimenticio con la intención de engañar, defraudar, o sustituir un ingrediente por otro de menor valor, sin declararlo”.

Este tipo de acciones, no solo generan grave perjuicio económico, tanto para las empresas, como para los consumidores y los estados, sino que también constituyen un fuerte riesgo para la seguridad e inocuidad alimentarias, pues, tal como explica Diego Varela, “un alimento fraudulento incumple parte o todos los protocolos diseñados por la autoridad sanitaria para cuidar la salud pública, evadiendo leyes y normas para obtener dividendos, sin importar si en el camino hay un daño severo a la salud de los consumidores”.  
“Además, un alimento fraudulento es una seria amenaza para un activo intangible, pero central, en el funcionamiento de los sistemas alimentarios, que es la confianza entre todos sus actores, incluyendo productores, comercializadores y consumidores”, añade Varela.  

Punto de vista que comparte Andrés Eyzaguirre, quien recalca que “la falsificación de alimentos representa una amenaza directa para la inocuidad y seguridad alimentaria”. 

“Este peligro -señala-, tiene relación con el desconocimiento sobre el origen, contenido y condiciones que tuvieron los productos en el proceso de fabricación y manipulación, exponiendo a quienes lo consumen a distintos riesgos, entre los que destacan la contaminación física, química, microbiológica o alergénica”.

¿CÓMO ENFRENTAR LA AMENAZA?

Si bien aún no se han detectado casos concretos de fraude alimentario cometido mediante el uso de IA, la amenaza está latente en la medida que esta tecnología se perfecciona día a día, haciendo cada vez más difícil detectar lo que es “real” de lo “replicado”. Y aunque replicar las propiedades organolépticas de un alimento o bebida, para intentar engañar a los consumidores, es bastante más complejo que falsificar videos imitando rostros, voces o movimientos corporales, ya existen claims publicitarios que nos invitan a degustar sucedáneos plant based que “saben casi exactamente igual” a los productos de origen animal o lácteo.

Una realidad que va más allá de los mensajes publicitarios y que, gracias al vertiginoso avance biotecnológico moderno, tarde o temprano podría derivar en la comercialización de alimentos o bebidas fraudulentos prácticamente indistinguibles, con el peligro agregado de utilizar ingredientes de baja calidad o escaso valor nutritivo.

Frente a este escenario potencial, aún lejano, pero no imposible, Diego Varela comenta que “es importante tener marcos legales y regulatorios actualizados, que permitan estar a la altura y se muevan a la velocidad en la que lo hacen quienes se dedican al fraude alimentario, y para esto es necesario, ciertamente, un trabajo activo de actualización regulatoria y sensibilización política en el poder legislativo. Pero no es suficiente, si no se trabaja en conjunto con el sector privado y académico”. 
 
En tal sentido, Varela hace un llamado a reguladores y fiscalizadores, para que estén más al tanto de lo que pasa y sean capaces de adecuar la regulación y las herramientas tecnológicas. “La legislación debe avanzar y tipificar el fraude alimentario como un delito, caracterizarlo y asociarlo a penas adecuadas, que podrían ser muy altas, ya que se pone en riesgo la salud y la vida de las personas. Estamos sin duda al debe en esto en Chile, pero afortunadamente de a poco el tema se ha estado posicionando”, añade.

Por su parte, Andrés Eyzaguirre recalca que, más allá de la tecnología utilizada, “la falsificación de alimentos debe combatirse en su más amplio sentido”. Del mismo modo, para el ejecutivo es esencial proteger a las marcas que se desempeñan lealmente en el mercado, ciñéndose a las normas establecidas y, al mismo tiempo, reforzar los mecanismos de denuncia, trabajando en forma coordinada con las policías, autoridades sanitarias, legales y de protección al consumidor.

Para ello, “es importante contar con una estrategia sólida de prevención del delito mediante la creación de un marco operativo robusto, donde las autoridades desempeñen un rol central, especialmente mediante el fortalecimiento de las fiscalizaciones”, puntualiza. 

“Asimismo, resulta indispensable promover una colaboración estrecha con los organismos competentes, orientada a intercambiar información sobre productos falsificados y al desarrollo de investigaciones conjuntas que permitan enfrentar eficazmente esta problemática, que impacta seriamente la seguridad e inocuidad alimentaria”, agrega Eyzaguirre.

Una estrategia que también defiende Diego Varela, para quien es esencial el trabajo conjunto intersectorial. “Este es un problema complejo que no se resuelve trabajando de manera separada, sino mediante la sinergia entre industria y sector público. De otra manera, no hay forma de que esto se pueda abordar”, explica. 

“Para ello es necesario continuar sensibilizando, actualizando tecnología y denunciando a la autoridad cuando se detectan alimentos fraudulentos en el mercado, porque la denuncia es clave para crear estadística que soporte la hipótesis respecto de si estamos, o no, frente a un crecimiento de este tipo de ilícito”, indica el Secretario Ejecutivo de ACHIPIA.

ACCIONES CONCRETAS

El trabajo, en tal sentido, ha sido intenso en los últimos años. En ACHIPIA, por ejemplo, ya se han realizado experiencias como el proyecto “Creación de Capacidades para la Aplicación de Ciencia y Tecnologías Nucleares en Sectores Alimentarios”, implementado en conjunto con la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN), financiado por el Organismo Internacional de Energía Atómica OIEA, y mediante el cual se logró un diagnóstico de las capacidades analíticas para determinación de Origen y Verificación de Autenticidad en Alimentos.

Esto permitió identificar en Chile 51 laboratorios con capacidad para trabajar algún aspecto relacionado con el origen y autenticidad de los alimentos. Simultáneamente se han realizado seminarios de alto nivel técnico con expertos internacionales; se implementaron dos cursos en línea y se confeccionó una hoja de ruta para abordar el tema a nivel nacional, cumpliendo con los requisitos de los países de destino de los alimentos de exportación que fuesen sensibles al fraude.   

“Con esta hoja de ruta -explica Diego Varela-, formamos recientemente una mesa de trabajo con el ministerio de Salud, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (SERNAPESCA), SERNAC, ISP y Aduanas, donde se trabajará un Protocolo de comunicaciones entre distintos servicios con competencia para denuncias de fraude alimentario, que permita acciones de fiscalización conjuntas, y además se elaborará una campaña comunicacional de sensibilización a la población”. 

Desde el ámbito privado, en tanto, Andrés Eyzaguirre destaca que Nestlé cuenta con un equipo especializado en protección de marcas y detección de productos falsificados, que cuenta con el apoyo de abogados y expertos en propiedad intelectual. “En Chile -enfatiza-, hemos actuado con rapidez denunciando ante el SERNAC, la Seremi de Salud y las policías los casos identificados, y hemos informado activamente a nuestros consumidores a través de canales oficiales. Además, a nivel global, trabajamos con estándares estrictos de calidad y trazabilidad que buscan garantizar la autenticidad de nuestros productos, y colaboramos con autoridades regulatorias para establecer marcos normativos robustos frente al fraude alimentario”.

Esfuerzos multisectoriales, que se suman a valiosas iniciativas académicas, como el Proyecto Hélice de la Universidad de Chile, y que son necesarias para desarrollar estrategias eficientes, flexibles y capaces de adaptarse tanto a la evolución de la propia industria, como de las técnicas desarrolladas para defraudar a personas e instituciones.

GALERÍA

Andrés Eyzaguirre, de Nestlé Chile
Diego Varela de ACHIPIA
Fraude alimentario mediante IA.
Tecnología para detectar fraude alimentario
Criminales falsifican ingredientes alimentarios con tecnología.
Consumidor lee etiqueta de alimentos
Francisco Javier González Salvo

Autor

Francisco Javier González Salvo
Periodista y Editor Revista Indualimentos

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Tendencias Mercado de Alimentos 2025

4/8/2025

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Claves de una evolución
Cuántica y sostenible
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Los expertos coinciden en que la producción de alimentos y bebidas, en Chile y el mundo, tendrá un desarrollo cada vez más innovador y creativo, gracias al aporte del conocimiento científico y biotecnológico, y al impacto positivo de las nuevas tendencias de consumo natural, saludable y sostenible.
Letra L
a moderna industria de alimentos vive una evolución cada vez más vertiginosa y disruptiva, expresada tanto en avanzadas herramientas tecnológicas, como en el impacto que las tendencias de consumo tienen en el desarrollo de nuevos productos, ingredientes y materias primas.

Esto se traduce en la creciente necesidad de adaptarse con más eficiencia y agilidad a los cambiantes requerimientos de un público que aún busca indulgencia, pero que al mismo tiempo está decidido a cuidar tanto su salud como la del planeta.

Por ende, las empresas enfrentan el complejo desafío de retener a sus públicos objetivos, mediante formulaciones que ofrezcan placer sensorial y, simultáneamente sean una fuente segura, e inocua, de nutrientes esenciales y naturales. 

Todo ello, sin incrementar el impacto negativo que tradicionalmente han tenido los sistemas productivos en el medio ambiente y brindando soluciones capaces que impulsen la reutilización de desechos y aporte más carbono neutralidad.

EJES CLAVES PARA EL DESARROLLO ARMÓNICO

Si bien es un escenario extremadamente ambicioso, hoy existe consenso en que las empresas tienen las capacidades necesarias técnicas, humanas y de conocimiento, para responder en forma adecuada a todos estos requerimientos. 

De hecho, numerosas compañías en todo el mundo ya han emprendido este camino, con mayor o menor énfasis, lo que en términos concretos se traduce en la prevalencia de cinco tendencias centrales, que durante este año fructificarán en el desarrollo de nuevas variedades de alimentos y bebidas más saludables, naturales y sostenibles.

A juicio de los expertos internacionales, estas tendencias clave son los siguientes:

1. Más conciencia sobre la importancia de cuidar la salud
Los consumidores están cada vez mejor informados sobre la relación entre alimentación sana y bienestar general. Por ello, hoy buscan alimentos que los ayuden a prevenir enfermedades y a mejorar su calidad de vida, presente y futura.

2. Absoluta transparencia y trazabilidad
Hoy los consumidores exigen saber de manera exacta, el contenido de los productos que compran. Por ello, es imprescindible que las etiquetas sean claras, precisas y concisas.

3. Crecimiento de los alimentos con propiedades funcionales
Cada vez será más amplia la oferta de productos con beneficios comprobables para la salud, y que incluyan ingredientes tales como, proteínas, minerales, fibra, probióticos, antioxidantes y aceites omega-3, entre otros.

4. Aporte decisivo de la biotecnología
La necesidad de lograr equilibrio eficiente y armónico entre indulgencia y salud, permitirá que la innovación biotecnológica tenga cada vez más importancia para el desarrollo de nuevos alimentos y materias primas.

5. Sostenibilidad y circularidad
El cuidado del medioambiente y la urgente necesidad de reducir el desperdicio alimentario, se traducirá en la aplicación de nuevas y más eficientes estrategias para reducir la huella de carbono empresarial.

Esto impulsará la implementación de acciones tales como, por ejemplo, crear nuevos “alimentos reciclados” (upcycling food) y utilizar envases biodegradables o de origen vegetal, entre otras.

Asimismo, en todo el mundo los fabricantes también están evolucionando hacia métodos de producción más sostenibles, optimizando el uso del agua y recurriendo también a fuentes de energía renovables.

Interacción alimentaria digital
Las herramientas digitales avanzadas, como la Inteligencia Artificial permitirán darle valor a toda la cadena alimentaria, desde la producción hasta la experiencia de compra. Foto: FreePik.
EN BUSCA DE NUEVOS HORIZONTES

Este énfasis en la innovación biotecnológica, saludable y sostenible, permitirá que este año seamos testigos de nuevos y atractivos lanzamientos de productos, materias primas y envases.

Todo ello reflejado en diversos emprendimientos que buscan consolidarse en el mercado nacional e internacional, y también en la renovación de los paradigmas productivos clásicos de la gran industria.

Al respecto, Gonzalo Uriarte Herrera, presidente de Alimentos y Bebidas de Chile (AB Chile), comenta que para 2025 “se observa una convergencia de tendencias que están marcando el rumbo del sector de alimentos y bebidas, tanto a nivel local como global”. 

El ejecutivo también afirma que, en dicho escenario, la sostenibilidad sigue siendo un eje transversal, “pues los consumidores están cada vez más atentos al impacto ambiental de lo que consumen, lo que impulsa a las empresas a innovar en envases reciclables, procesos más eficientes y trazabilidad”.

Uriarte estima, así mismo, que la salud y bienestar continuarán ganando protagonismo, con una fuerte demanda por productos funcionales, bajos en azúcar, sin aditivos y con beneficios nutricionales claros. “Este año en particular, vemos un crecimiento sostenido en la incorporación de ingredientes naturales y reformulación de productos tradicionales”, asegura.

A su juicio, otro fenómeno cada vez más relevante es el uso de Inteligencia Artificial (IA) en toda la cadena de valor, desde la producción hasta la experiencia de compra. “Por ejemplo -indica-, para mejorar la planificación de demanda y de los canales de venta directa al consumidor, y lograr una mayor personalización en la oferta”.

El presidente de AB Chile considera, además, que el actual contexto económico desafiante obliga a las empresas a encontrar equilibrio entre eficiencia, innovación y accesibilidad, “lo que también abre oportunidades para nuevos formatos, alianzas estratégicas y un mayor foco en innovación”.

Puntos de vista que comparte Graciela Urrutia, gerenta del programa estratégico Transforma Alimentos, de CORFO, quien asegura que, durante este año, se consolidará el enfoque en la calidad y los atributos específicos de los ingredientes, incluyendo variables como frescura, sabor, beneficios para la salud y contenido nutricional, todas las cuales “resultan claves para diferenciarse”.

Urrutia estima que esto permitirá el auge de los alimentos funcionales o que se alinean con objetivos de salud específicos, como control de peso, bienestar mental y rendimiento físico. “Esto también incluye la personalización en la nutrición, adaptada a diferentes etapas de la vida y estilos de vida de los consumidores”, agrega.

En su opinión, la oferta de productos sostenibles también seguirá aumentando, en especial los de menor impacto social y medioambiental, los más naturales o con el menor número de ingredientes posible, y las múltiples alternativas origen vegetal.

Para la gerenta de Transforma Alimentos, este desarrollo evolutivo también consolidará tendencias más recientes, como el posicionamiento competitivo de alimentos nutritivos y a precios más accesibles, elaborados por pequeñas empresas; y de productos que rescatan la gastronomía tradicional y ancestral mediante nuevas preparaciones. 

A este grupo se unirán las soluciones de empresas tecnológicas, basadas en Inteligencia Artificial (IA), con foco en la eficiencia de los procesos y en la calidad de los productos. 

“Todas estas tendencia reflejan una industria en constante evolución, donde la innovación y la sostenibilidad son clave para satisfacer las expectativas de los consumidores modernos”, explica Urrutia.

Por su parte, Alejandro Osses, gerente del Centro Regional de Estudios en Alimentos Saludables, CREAS, considera que hoy la tendencia más relevante es el concepto de sostenibilidad alimentaria.

Desde su perspectiva, esto incluye, a su vez, la consolidación de “subtendencias relevantes”, como, por ejemplo:

• Desarrollo de productos locales.
• Generación de ingredientes naturales y obtenidos desde subproductos o fuentes no convencionales, como harinas de insecto.
• Nuevas líneas de productos plant based o elaborados mediante fermentación de precisión.
• Elaboración de envases más amigables con el medio ambiente.

IMPACTO EN CHILE

Nuestro país, no está ajeno a estas tendencias. De hecho, cada día son más evidentes y extendidas entre los fabricantes de alimentos y bebidas, tal como lo asegura el presidente de AB Chile, quien añade que esto “ya se refleja en acciones concretas por parte de la industria”. 

“La sostenibilidad, por ejemplo -asegura-, es un compromiso creciente de nuestro gremio: así lo demostramos construyendo el primer informe de sostenibilidad 2024, donde se relevan importantes iniciativas del sector en torno a reducir la huella de carbono, optimizar el uso del agua, promover un estilo de vida saludable, e innovar en envases con menor impacto ambiental por nombrar algunas”.

Gonzalo Uriarte agrega que la economía circular también ha ganado terreno, con programas de recuperación de materiales y rediseño de procesos, mientras que en el ámbito de la salud y bienestar “la reformulación de productos ha sido una respuesta activa al nuevo perfil del consumidor, y a la evolución de la normativa, especialmente con la implementación de la Ley de Etiquetado”. 

A esto se suma, en opinión del ejecutivo, una oferta cada vez más diversa de productos plant-based, orgánicos o funcionales, que ya están presentes en el retail y la gastronomía.

Del mismo modo, el uso de tecnología ha avanzado en distintas etapas de la cadena de valor alimentaria, “pues hoy muchas empresas locales utilizan herramientas de analítica de datos, automatización y control en tiempo real para mejorar productividad y calidad. También ha crecido la venta directa a través de plataformas propias o marketplaces, lo que ha acercado a los productores al consumidor final”, enfatiza Uriarte.

Visión que comparte Graciela Urrutia quien recalca que varias de estas tendencias ya han sido implementadas exitosamente en nuestro país, “especialmente por empresas innovadoras, startups, emprendimientos regionales y algunas grandes marcas que están adaptando su oferta”.

La ejecutiva agrega que el “Catálogo de Innovación Alimentaria”, que cuenta con cinco ediciones, es una muestra concreta del dinamismo creativo que ha alcanzado la industria de alimentos en los últimos años. “A modo de ejemplo -comenta-, encontramos un aumento de productos funcionales orientados al bienestar mental, digestivo y al sistema inmune. También hemos visto una rápida expansión de productos plant-based y una tendencia hacia etiquetas limpias, con ingredientes simples y reconocibles, especialmente en líneas premium o saludables”. 

A su vez, en el ámbito de la sostenibilidad y trazabilidad, “se observan avances en envases reciclables, medición de huella de carbono, aplicaciones de tecnologías emergentes -IA y otras-, así como el uso de ingredientes locales o regenerativos”, agrega.

Misma opinión tiene Alejandro Osses, quien recalca que ya existen empresas productoras de harina de larva de mosca soldado, así como diversos emprendimientos que tratan de validar y comercializar materias primas obtenidas mediante fermentación de precisión. 

A estas se suman otras compañías que revalorizan subproductos de la industria pesquera y agroindustrial, entre otros ejemplos. “Las oportunidades relacionadas con la sostenibilidad están siendo aprovechadas por la industria nacional cada día más”, asegura Osses.

EL CRUCIAL EMPUJE BIOTECNOLÓGICO

Un aporte fundamental para este constante desarrollo innovador y sostenible, proviene de la implementaciones de soluciones biotecnológicas, las cuales han permitido darle un importante valor agregado a la industria alimentaria nacional, especialmente a los emprendedores, no solo desde el punto de vista interno, sino también como oportunidad para abrir nuevos mercados de exportación.

En tal sentido, Gonzalo Uriarte considera que hoy estamos avanzando a grandes pasos por una nueva etapa de desarrollo biotecnológico, que tendrá un impacto profundo en la industria de alimentos y bebidas. 

“La convergencia entre ciencia, tecnología e innovación -detalla Uriarte- está permitiendo avances que hace pocos años eran impensables, desde nuevos cultivos más resistentes al cambio climático, hasta ingredientes diseñados con precisión para mejorar el perfil nutricional de los productos o extender su vida útil”.

A su juicio, este potencial también está empezando a concretarse en nuestro país, pues “existen líneas de investigación y desarrollo muy prometedoras en universidades, centros tecnológicos y empresas, orientadas a la utilización de microorganismos, enzimas y otras herramientas biotecnológicas para optimizar procesos productivos, reducir residuos”.

Para el directivo este aporte trascendental de la biotecnología también abre nuevas posibilidades en materia de proteínas alternativas, fermentación de precisión y soluciones para mejorar la trazabilidad y seguridad alimentaria, aunque esto también plantea “el desafío de articular esfuerzos entre el mundo público, privado y académico, y generar un entorno regulatorio y de inversión que permita escalar estas soluciones con impacto real en el mercado y en la sostenibilidad del sistema alimentario”.
Biotecnología alimentaria
Hoy la biotecnología no solo se aplica en alimentos o materias primas, sino también en toda la industria que se desarrolla a su alrededor, como la de envases. Foto: CREAS.
Punto de vista que también defiende Graciela Urrutia, quien asegura que gracias a esta fortaleza, nuestra industria tiene la capacidad de elaborar alimentos y productos hechos a la medida, según el tipo de consumidor. 

“Hace unos años -detalla-, la carne cultivada era un desarrollo impensado y hoy incluso en Chile, tenemos empresas dedicadas a ella, como Luyef Biotechnologies. Además, en el mundo de los pre y probióticos, también ya contamos con empresas que los desarrollan en cápsulas, como Liva Company, o los incorporan en alimentos, como Bifidice”. 

Graciela Urrutia puntualiza, asimismo, que hoy la biotecnología no solo se ve aplicada en alimentos, sino también en toda la industria que se desarrolla a su alrededor, como la de envases. “Tenemos el caso concreto de la empresa Atacama Biomaterials, que crea biomateriales con Inteligencia Artificial (IA). O sea, en este caso particular, diferentes disciplinas trabajan juntas para dar vida a un producto completamente innovador, que es full tendencia y demandado por el mercado”, explica.

La gerenta de Transforma Alimentos también enfatiza que la reciente creación de la Asociación de Empresas de Biotecnología de Chile, es una muestra concreta de la importancia que esta dimensión creativa ha adquirido en nuestro país, “algo que celebramos y que, sin duda, activará aún más nuestro ecosistema de emprendimientos en alimentos”, enfatiza.

Pese a los buenos augurios trazados por esto emprendimientos, Alejandro Osses estima que aún existen muchas posibilidades de investigación y desarrollo, que deben desarrollarse y consolidarse, antes de cantar victoria, “especialmente en el escalamiento industrial de las soluciones biotecnológicas”.

A su juicio, el gran desafío actual “es lograr que estos desarrollos sean lo suficientemente rentables, y para ello se trabaja fuertemente en la disminución de sus costos”.

De todos modos, existe pleno consenso en que el camino evolutivo ya está trazado, y que en el corto plazo cada vez más empresas se sumarán a él, diversificando la oferta y consolidando el crecimiento de una nueva cultura alimentaria saludable, nutritiva, inocua, segura y sostenible.

GALERÍA

Gonzalo Uriarte presidente AB Chile
Graciela Urrutia gerenta Transforma Alimentos
Alejandro Osses, gerente de CREAS
Impresión 3d de alimentos
Envases y packaging sostenibles
Etiquetado limpio de alimentos.
Foto

Autor

Francisco Javier González Salvo
Periodista, editor de Revista Indualimentos

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Emprendedoras en la industria alimentaria

4/1/2025

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Talento femenino que impulsa
El desarrollo biotecnológico
Foto
El crecimiento del ecosistema emprendedor alimentario nacional, se ha beneficiado en los últimos años por el destacado aporte de un creciente número de mujeres innovadoras, cuya presencia no solo crea nuevas oportunidades de negocio en los mercados interno y externo, sino que también forja una valiosa plataforma de I+D+i, para el desarrollo de conocimiento técnico y científico.
Letra P
ara nadie es un misterio, que el empuje femenino se ha transformado, gradual y sostenidamente, en un elemento clave para el crecimiento del ecosistema emprendedor nacional.

De hecho, según estadísticas del ministerio de Economía, hoy las mujeres representan 38,6% del universo de emprendimientos operativos, lo que equivale a cerca de 795 mil empresas.

En otras palabras, su aporte es esencial para impulsar el crecimiento de un sector que cada día genera nuevas oportunidades para la creación de empleos, la apertura de nuevas oportunidades de negocio y la conquista de atractivos mercados internos y de exportación.

Variables que, simultáneamente, se suman a la disponibilidad de atractivas herramientas de I+D+i, que contribuyen a la generación de valioso conocimiento científico y biotecnológico, no solo para nuestro país, sino también para toda la humanidad.

INNOVACIONES SALUDABLES, NUTRITIVAS Y SOSTENIBLES

Este trascendental aporte también se refleja de manera elocuente en el sector alimentario, pues en la última edición del Catálogo de Innovación Alimentaria, producido por el programa Transforma Alimentos de CORFO, 25 de las 50 empresas seleccionadas, son lideradas por mujeres.

Una proporción significativa que, según comentan desde la institución, cada año crece de manera sostenida y que en el corto a mediano plazo posicionará a las emprendedoras como el motor fundamental para la consolidación de la nueva generación de startups alimentarias.

Una tendencia que se refleja especialmente en los emprendimientos de base científico tecnológica, que están llamados a convertirse en el nuevo eje impulsor de las exportaciones sectoriales.

Según explica Carolina Muñoz, directora de Gestión de Redes y Nuevas Iniciativas de Transforma Alimentos, recientes estudios asocian el liderazgo femenino de empresas, a variables de alto impacto tales como:

● Negocios de buen crecimiento
● Innovación
● Desarrollo de nuevas oportunidades. 

Un panorama del que tampoco está exento la industria alimentaria, pues “hoy más que nunca, el rol de las mujeres es esencial para dinamizar este ecosistema y responder a las demandas de un mercado cada vez más exigente y consciente con el planeta”, asegura Carolina Muñoz. 

La directiva también comenta que esta tendencia ha permitido el nacimiento de nuevos emprendimientos en el sector, comprometidos con el desafío de ser sostenibles y que, apoyados en sus capacidades científico-tecnológicas, han explorado el desarrollo de nuevos productos a base de novedosos ingredientes y procesos. 

“Todo esto -afirma-, utilizando materias primas únicas, de alto valor e impulsando enfoques de producción colaborativos, justos y responsables con el territorio”. 

“Este sello femenino de trabajo en equipo, conciliación y empatía -enfatiza Carolina-, no solo abre oportunidades de negocios, sino que además promueve la diversificación de la oferta y la adopción de prácticas más éticas en toda la cadena de valor”. 

Esto incluye, a su juicio, desde la creación de alimentos saludables y funcionales, hasta la utilización de subproductos para reducir el desperdicio, pasando por la inclusión de ecodiseño e Inteligencia Artificial (IA) en el desarrollo de envases y embalajes.

Características en que las mujeres han demostrado gran capacidad para diseñar soluciones que impactan positivamente, tanto al consumidor como a las economías locales. 

Por ende, “con la creciente demanda de alimentos saludables, sostenibles y nutritivos, su presencia es un factor clave para fortalecer un sector alimentario competitivo y coherente con tendencias locales y globales”, destaca la directiva de TA.

Opinión que comparte Solange Brevis, presidenta del Colegio de Ingenieros Alimentos de Chile, CIACh, para quien “las mujeres emprendedoras han sido una fuerza transformadora en el ecosistema de innovación alimentaria chileno”. 

“Su contribución -asegura- puede catalogarse como fundamental y disruptiva, aportando no solo diversidad sino también nuevas perspectivas a un sector tradicionalmente dominado por hombres”.

Solange Brevis también enfatiza que el impacto de las mujeres ha sido especialmente notable en la creación de soluciones innovadoras, que abordan problemáticas actuales como:

● Sostenibilidad, salud y bienestar.
● Conexión con las tradiciones culinarias locales. 

La presidenta de CIACh considera que, en estos campos, las emprendedoras “han demostrado una destacada capacidad para identificar nichos de mercado desatendidos y desarrollar productos que respondan a las crecientes demandas de los consumidores por alternativas más saludables, sostenibles y éticamente producidas”.

“Además -añade-, han sido pioneras en la implementación de modelos de negocios que priorizan el triple impacto: económico, social y ambiental, lo que ha elevado los estándares de la industria, y ha influido positivamente en las prácticas del sector en general”.

Foto
Aproximadamente la mitad de los emprendimientos alimentarios innovadores que se consolidan todos los años, es liderado por mujeres. Una proporción que crece día a día. Foto: FreePik.
PRESENCIA MULTISECTORIAL

Uno de los aspectos más destacados de este significativo aporte creativo y vigorizador del talento femenino, radica en que no se reduce solo a segmentos de servicios o de mono producción.

Por el contrario, cada vez se registran más casos de éxito de startups lideradas por mujeres, que han brindado destacados aportes en biotecnología, reutilización de subproductos y desarrollo de materias primas disruptivas, entre otros avances.

En tal sentido, Carolina Muñoz comenta con orgullo, que hoy las mujeres “estamos presentes a lo largo de toda la cadena de valor del sector alimentario”. 

“Podemos encontrarnos como referentes en el cultivo y extracción de materias primas sostenibles y rescatando el patrimonio gastronómico de una zona, liderando el desarrollo de soluciones biotecnológicas de alta demanda en el mercado, o dirigiendo iniciativas y tomando decisiones estratégicas, que impulsan grandes transformaciones en la industria”, destaca.

Muñoz también recalca que la experiencia femenina se traduce en mayor diversidad de puntos de vista, así como en abordajes disruptivos a los complejos desafíos del sector, y en la construcción de redes de colaboración de largo plazo, tanto en Chile como en el extranjero.

“Con ello -agrega-, se abre un espacio cada vez más visible para las mujeres en la industria, promoviendo la equidad y la inclusión en ámbitos donde las miradas y capacidades femeninas resultan fundamentales para impulsar el tránsito hacia sistemas alimentarios más innovadores y sostenibles”.

Aporte que para Solange Brevis no solo es trascendentalmente valioso, sino que actualmente también impulsa el crecimiento en cinco áreas estratégicas para el sector:

1. Alimentos funcionales y nutracéuticos: Desarrollo de productos con beneficios específicos para la salud, “donde el enfoque holístico de muchas mujeres ha sido clave”.

2. Economía circular y valorización de subproductos: Proyectos innovadores que transforman residuos de la industria alimentaria en nuevos productos de valor agregado, “contribuyendo a la sostenibilidad del sector”.

3. Biotecnología aplicada a alimentos: Desarrollo de fermentos, probióticos y procesos biotecnológicos para mejorar propiedades nutricionales.

4. Alimentos de origen vegetal: Un sector en crecimiento explosivo, “donde las mujeres lideran el desarrollo de alternativas vegetales innovadoras”.

5. Rescate y revalorización de ingredientes nativos: Emprendimientos que valorizan materias primas autóctonas y saberes ancestrales, “contribuyendo además a la preservación del patrimonio alimentario chileno”.
Emprendedoras alimentarias biotecnológicas
El desarrollo del emprendimiento femenino ha permitido la consolidación de un importante grupo de nuevas startups de base científica y biotecnológica. Foto: FreePik.
CRECIMIENTO SOSTENIDO

Claro que todos estos ejemplos son solo el punto de partida para un desarrollo que, en opinión de los expertos nacionales y extranjeros, crecerá a un ritmo exponencial.

Ello, a la larga, permitirá que el aporte emprendedor femenino alimentario, abarque cada vez más rubros, expandiendo la posibilidades de desarrollo a todo el conjunto de la economía nacional.

En tal sentido, Carolina Muñoz está segura de que, a la luz del desarrollo exponencial de los años recientes, la participación de las mujeres en el sector alimentario está llamada a seguir creciendo, no solo en Chile, sino también a nivel global. 

“Actualmente -afirma-, se vive una convergencia de factores que impulsa este aumento, incluyendo la búsqueda de sistemas alimentarios más seguros y sostenibles, las tendencias por alimentos saludables y funcionales, y la búsqueda de modelos de producción más responsables y resilientes”.

La directora de Transforma Alimentos pone como ejemplo el crecimiento, año a año, de las empresas postulantes y seleccionadas en el Catálogo de Innovación Alimentaria de Chile.

“Allí podemos ver de forma agregada -explica-, que 40% de ellas son lideradas por mujeres, siendo un 38% de regiones y en su mayoría, MiPymes”. 

“Este liderazgo femenino no solo está dinamizando nuestra economía, sino también abriendo camino a otras emprendedoras, aportando talento, resiliencia, adaptación y soluciones creativas”, explica Muñoz.

Visión optimista que reafirma en forma entusiasta Solange Brevis, quien también anticipa una fuerte expansión del talento femenino hacia sectores emergentes tales como:

● Tecnología alimentaria avanzada: incluyendo impresión 3D de alimentos, desarrollo de proteínas alternativas y nuevos sistemas de procesamiento.

● Inteligencia artificial aplicada a formulación alimentaria: incluyendo optimización de procesos y desarrollo de nuevos productos mediante algoritmos y Big Data.

● Sistemas alimentarios regenerativos: Implementando soluciones no solo sostenibles, sino que también regeneren ecosistemas.

● Personalización nutricional: Mediante desarrollo de soluciones alimentarias adaptadas a perfiles genéticos y necesidades individuales.

“Todo este crecimiento -asegura Brevis-, será fundamental para el desarrollo del país, ya que aportará diversificación a la matriz productiva, agregará valor a nuestras materias primas, impulsará la innovación y contribuirá a posicionar a Chile como polo de emprendimiento alimentario global”.

Por ello, resulta imprescindible que el sector, en general, continúe comprometiéndose a apoyar y potenciar este proceso, eliminando barreras y generando más y mejores condiciones de participación equitativa, que faciliten el surgimiento de más liderazgos femeninos en el sector alimentario nacional.

GALERÍA

Emprendedora en el sector tecnológico alimentario.
Emprendedora en agroindustria.
Carolina Muñoz, directora de Gestión de Redes y Nuevas Iniciativas de Transforma Alimentos
Francisco Javier González Salvo editor Indualimentos

Autor

Francisco Javier González Salvo
Periodista, editor de Revista Indualimentos

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